Se entiende por adherencia terapéutica el grado en el que el paciente sigue las dietas o realiza cambios en el estilo de vida, además de cumplimentar la prescripción farmacológica. Este desempeña un papel trascendental en la práctica clínica porque su incumplimiento, entre otras consecuencias, condiciona…
Se entiende por adherencia terapéutica el grado en el que el paciente sigue las dietas o realiza cambios en el estilo de vida, además de cumplimentar la prescripción farmacológica. Este desempeña un papel trascendental en la práctica clínica porque su incumplimiento, entre otras consecuencias, condiciona la eficacia de los tratamientos. De hecho, existen estudios que han evidenciado su relación con el aumento de la mortalidad en determinados procesos.
El origen de la falta de adherencia es multifactorial y se han identificado muchas variables, que, además, están relacionadas con características del paciente, el médico, el proceso patológico y el propio tratamiento. Identificar los factores implicados en cada caso permitirá poner en marcha las medidas correctas necesarias.
En este contexto, existen unas normas generales en el abordaje global, pero los mejores resultados se han obtenido individualizando las actuaciones en función del paciente y de los factores implicados y combinando varias intervenciones.
Para garantizar la adherencia, es clave la entrevista con el paciente, a lo que hay que sumar la receta electrónica que permite detectar los pacientes con problemas de adherencia.
También hay que tener en cuenta que el resultado de analíticas refleja si hay mejoría o no de los parámetros que se estén valorando, como pueden ser los niveles de colesterol o las glucemias.
Entrevista con el paciente
Para valorar el grado de adherencia se puede recurrir a los métodos indirectos, que están basados en la entrevista clínica al paciente, que incluye la utilización de cuestionarios; en el recuento de medicación sobrante, en el empleo de dispositivos electrónicos o en el análisis de los registros de dispensación. Los cuestionarios pueden ser cumplimentados por el enfermo respondiendo a preguntas con respuesta abierta o a cuestionarios con preguntas cerradas, o también pueden responderlos sus familiares. El empleo de cuestionarios para determinar la adherencia comunicada por el propio paciente es un método muy útil en la práctica clínica diaria, sencillo y barato.
Entre la multitud de cuestionarios existentes, la elección de unos frente a otros se basará en la patología que sufre el paciente y en la información que se quiera analizar. Hay que tener claro que cuando se le pregunta al paciente sobre su adherencia al tratamiento, se debe evitar la generación de sentimientos de culpa.
No juzgar
Por eso, la entrevista debe estar dirigida y orientada a conseguir que el paciente sea sincero, lo que será más fácil si se evita que se sienta evaluado o juzgado por las preguntas que se le hacen. Debería de ser una entrevista motivacional, sin prejuzgar en ningún momento para evitar que el paciente se cierre, con una comunicación bidireccional, dejándole exponer sus motivos, dejar que se explique... La entrevista tiene que ser muy cercana, donde el paciente se implique en su tratamiento, en su enfermedad y para que vea las consecuencias de las posibles complicaciones que ello puede conllevar.
Resolver la situación
A la hora de diseñar la intervención farmacéutica en el paciente no adherente, hay que tener en cuenta varios aspectos. Lo primero que hay que hacer es seleccionar a los pacientes que son candidatos a monitorizar, los que están claramente identificados como posibles incumplidores. A continuación, hay que hacer un análisis de la información; es decir, ver qué datos ofrece el paciente que hacen sospechar que hay algún problema. Una vez identificado el problema, hay que intentar subsanarlo, cambiando la forma de administración o la posología. En este proceso, hay que implicar al farmacéutico para que pueda seguir al paciente y comunicar cualquier alteración o cambio en la retirada de la medicación.
Para valorar la evolución, se puede volver a entrevistar al paciente y/o a sus familiares con cierta periodicidad, valorar la mejora de parámetros clínicos y reforzar la comunicación con la farmacia, donde se puede valorar la retirada de medicamentos.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores Pilar Biendicho, Liliana Gutiérrez y Encarnación Albero, de Lérida; los especialistas en Medicina General Mariella Cama, Vanesa León, Belén Guala y Mª Teresa Ortiz, de Esparreguera, y Guillermo Caldentey Bauza, María Antonia Pascual Abrines, Primitiva González Montiel, Josefina Rullan Losada, Miguel Puigserver Colom y Humberto Trinchet Pupo.