En la actualidad, más del 70% del gasto mundial en medicamentos no está protegido por patentes. La principal ventaja de los medicamentos genéricos es su precio. La versión genérica puede costar hasta un 70% menos que el medicamento original. Pero la efectividad de un medicamento genérico depende de su calidad. Desde un punto de vista estrictamente economicista, los fármacos EFG han supuesto un gran ahorro para las administraciones públicas a la hora de pagar la factura farmacéutica. No obstante, los genéricos tienen que demostrar equivalencia terapéutica con el medicamento de referencia mediante estudios de bioequivalencia. Es decir, se considera que si las concentraciones plasmáticas, área bajo la curva de concentración plasmática a lo largo del tiempo, y concentración máxima alcanzada en plasma tras la administración, son similares, también lo serán los efectos que produzcan. Y hay estudios que demuestran que pese a existir bioequivalencia farmacocinética no siempre se obtiene bioequivalencia farmacodinámica. Por otra parte, los análisis de bioequivalencia se realizan únicamente con el fármaco innovador, no con los otros genéricos que tienen el mismo principio activo, lo que puede dar lugar a que dos genéricos no sean bioequivalentes entre sí pese a serlo cada uno de ellos con el fármaco de referencia.
Seguridad
Teniendo en cuenta que los estudios de bioequivalencia se realizan en individuos sanos y en condiciones ideales de reposo, alimentación,… y no en situaciones reales con pacientes polimedicados y pluripatológicos, que son los que se suelen encontrar en la práctica clínica del día a día, se plantean serias dudas de que estos bioequivalentes (que pueden no serlo entre sí, aunque cada uno de ellos lo sea con el fármaco innovador) vayan a ser igual de seguros y eficaces que los fármacos innovadores que toma el paciente. Solo si todos y cada uno de los bioequivalentes demuestran, no sólo bioequivalencia farmacológica, sino también equivalencia terapéutica en situaciones reales, se puede tener esa seguridad.
Hay que recordar que se permite una variación máxima de un +/- 20% de biodisponibilidad entre medicamentos genéricos y originales de marca, y aunque estos valores se aceptan por las autoridades reguladoras como la máxima diferencia aceptable carente de relevancia clínica, dicho porcentaje en algunos medicamentos podría suponer una variación significativa en su eficacia clínica. Siempre existirá la duda de si todos los genéricos tienen garantía de ser igualmente seguros y eficaces que los productos de marca. Es importante que los pacientes no le cambien nada en farmacia.
Diferente aspecto
Al existir genéricos con distintos excipientes hay que tener cuidado con pacientes alérgicos o intolerantes (especialmente los intolerantes a la lactosa). También el hecho de no tener apariencias similares para un mismo tipo de fármaco entre genéricos es un gran inconveniente para las personas mayores, que normalmente están polimedicados e identifican sus tratamientos por los colores y formas de sus pastillas o sus cajas.
Es sabido que el genérico puede contener excipientes distintos al fármaco innovador. Si bien todos los prospectos, tanto del innovador como de los genéricos, deben incluir la información necesaria sobre los excipientes, como marca la ley, especialmente en lo relativo al almidón, gluten, azúcares, látex, lactosa, aceites o etanol, lo cierto es que es imposible en la práctica clínica conocer los excipientes que lleva cada genérico. A eso se añade que los EFG son cambiados en las farmacias fuera del control del médico prescriptor. Por tanto, sería deseable al menos que el programa informático de prescripción facilitara información sobre los excipientes más importantes.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Medicina de Familia Ramón López Guillén, Santos Julio Conde Cavero, Juan Ignacio Cauto Varela, Tomasa Santos Jiménez, Antonio Ricardo León Sánchez y Juan Francisco Jiménez Vicente, de Murcia, y los médicos de Atención Primaria José Mª Navarro Gómez, Regulo Lorente Reviriego, José Ramón Serrano Monzó, Guillermo Salcedo Borrego y José Antonio Ferrández Navarro, del Centro de Salud Los Angeles.
Los EFG no deben ser cambiados en la farmacia por otro de su misma familia para evitar problemas de intolerancia a excipientes

Clara Simón
22 de mayo 2018. 12:30 pm