El uso de fármacos inmunosupresores modificadores de la enfermedad puede ayudar a prevenir el desarrollo de cáncer
La relación entre enfermedades inmunomediadas y el cáncer juega un papel fundamental la inflamación crónica. En estas patologías la inflamación se autoperpetúa favoreciendo la proliferación celular, la mutagénesis, la activación de oncogenes y la angiogénesis. Todo ello supone el caldo de cultivo perfecto para el…
La relación entre
enfermedades inmunomediadas y el cáncer juega un papel fundamental la inflamación crónica. En estas patologías la inflamación se autoperpetúa favoreciendo la proliferación celular, la mutagénesis, la activación de oncogenes y la angiogénesis. Todo ello supone el caldo de cultivo perfecto para el
desarrollo de cáncer en tejidos crónicamente inflamados. De esta forma, se ha visto que la incidencia de cáncer está ligeramente aumentada en pacientes con enfermedades inmunomediadas (EIMs).
Eso ocurre con una mayor frecuencia en las miopatías inflamatorias. De hecho, aunque este incremento de las tasas de incidencia de cáncer en general es muy similar entre unas y otras enfermedades,
existen grandes diferencias entre los distintos tipos de cáncer. Así, los pacientes con
síndrome de Sjögren tienen una mayor incidencia de linfoma. Por otra parte, el cáncer de intestino delgado afecta en mayor medida en pacientes con enfermedad de Crohn. En cambio, el
cáncer de piel no melanoma es más común en aquellos que sufren psoriasis. Así lo afirma Lucía Silva, del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario Son Espases de Palma de Mallorca.
Reducir la incidencia del cáncer con fármacos inmunosupresores
Como medidas de prevención, en opinión de la experta, “aparte del control de los factores de riesgo general como el tabaco, es importante
tratar convenientemente la EIM”. En concreto, para frenar esa inflamación crónica que va a favorecer el desarrollo de cáncer.
En este sentido se ha visto que, por lo general,
el uso de fármacos inmunosupresores modificadores de la enfermedad ayuda a prevenir el desarrollo de cáncer. Así, solo en muy pocos casos se ha relacionado el uso del inmunosupresor con un aumento en las tasas de cáncer.
“Aunque el objetivo en el tratamiento de la enfermedad inmunomediada seguirá siendo suprimir la inflamación debemos ser muy cuidadosos a la hora de elegir la terapia inmunosupresora”, insiste Silva. Esta elección
se complica todavía más si el paciente presenta varias EIMs tratadas por diferentes especialistas, por eso el abordaje multidisciplinar es tan importante.