La Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) es una enfermedad tratable, prevenible e infradiagnosticada. No obstante, los pacientes presentan cierto grado de inflamación sistémica caracterizado por un aumento de la concentración plasmática de mediadores inflamatorios como IL-1, IL-6, IL-8, PCR o TNFa que también están relacionados…
La Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) es una enfermedad tratable, prevenible e infradiagnosticada. No obstante, los pacientes presentan cierto grado de inflamación sistémica caracterizado por un aumento de la concentración plasmática de mediadores inflamatorios como IL-1, IL-6, IL-8, PCR o TNFa que también están relacionados con alteraciones del endotelio y la arteriosclerosis.
Por esta causa, los pacientes con EPOC tienen un riesgo de sufrir insuficiencia cardíaca (IC) 4,5 veces más elevado que el de los individuos que no padecen la enfermedad, señala la doctora Marta Pérez Segrelles, del Centro de Salud La Fábrica, en Alcoy, Alicante. La prevalencia de la enfermedad obstructiva crónica en pacientes con insuficiencia cardíaca crónica oscila entre un 9 % y un 33 %.
Como dato que sustenta este argumento, la especialista refiere a Recio et al, que presenta un estudio sobre la prevalencia y el tratamiento de la EPOC en pacientes con insuficiencia cardíaca. “Analizan, prospectivamente, una cohorte de 391 casos hospitalizados en 15 servicios de Medicina Interna de diferentes centros de nuestro país. Los resultados confirman una elevada prevalencia (25 %) de EPOC en los pacientes con insuficiencia cardíaca”.
Sin embargo, añade la experta se debe tener en cuenta que “el diagnóstico de IC en pacientes con EPOC es difícil por el solapamiento de síntomas y signos, y por la reducción de la sensibilidad de las pruebas diagnósticas”.
Dos patologías asociadas
La insuficiencia cardíaca y la EPOC son dos enfermedades que de forma muy frecuente coexisten en un mismo paciente, tanto porque comparten factores etiopatogénicos, como es el consumo del tabaco; como por su alta prevalencia, especialmente en pacientes de edad avanzada, explica la doctora Noelia Orts Saurí, del Centro de Salud de Meliana, en Valencia. “Hay varias hipótesis para explicar esta relación. Por un lado, se ha visto que los pacientes con EPOC tienen una inflamación sistémica que acelera la progresión de la ateroesclerosis coronaria. Además, los pacientes con EPOC y con IC tienen una alta incidencia de alteraciones motoras en la pared del ventrículo izquierdo. Adicionalmente, se ha detectado que los individuos que comparten ambas patologías tienen niveles elevados en sangre de citocinas proinflamatorias, incluido el 8-isoprostano”. La presencia de esta comorbilidad se asocia a peores resultados en salud, con un aumento de la mortalidad y de las hospitalizaciones, así como con un deterioro de la calidad de vida, añade la doctora María Ferrús Domingo, del Centro de Salud Malvarrosa, en Valencia. “De hecho, hay estudios que demuestran que las comorbilidades son la causa más frecuente de hospitalización en los pacientes con EPOC y son el principal factor de coste económico en estos pacientes”, apunta.Disnea de esfuerzo
La disnea de esfuerzo es uno de los síntomas más frecuentes de los pacientes que padecen enfermedades cardiopulmonares y un motivo habitual que les impulsa a buscar atención médica. A juicio de la doctora María Martínez Font, del Centro de Salud de Puzol, en Valencia, es probablemente la causa más importante de la falta de confort, ansiedad y disminución de la calidad de vida en estos pacientes. Se trata de un síntoma subjetivo y, por lo tanto, difícil de estandarizar. “Suelen describirlo como un incremento del esfuerzo para respirar, necesidad de aire, falta de aire en los pulmones o respiración con dificultades ‘a bocanadas’”, explica. Esta disnea de esfuerzo puede ser causa, tanto de la enfermedad pulmonar o cardíaca, subraya la doctora Ana Silvestre Alcover, del Centro de Salud Puerto de Sahagunnto, en Valencia. Este síntoma progresa de forma implacable a medida que la enfermedad avanza y conduce al paciente a evitar la actividad, con la consecuente atrofia de la musculatura periférica. “La disnea guarda una estrecha relación con la calidad de vida, la (in)tolerancia al ejercicio y el pronóstico de diversas patologías, que incluyen la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la insuficiencia cardíaca, la enfermedad pulmonar intersticial y la hipertensión pulmonar, por lo que es un objetivo terapéutico importante”, incide la especialista. Su manejo y tratamiento eficaces -agrega- suponen un importante desafío para los cuidadores, ya que las opciones terapéuticas que pretenden revertir la causa subyacente solo han sido satisfactorias hasta cierto punto.Uso de fármacos betabloqueantes
En lo que se refiere al tratamiento de los individuos que cursan ambas patologías, tradicionalmente, se ha restringido el uso de β-bloqueadores (βB) en los pacientes con EPOC, en especial por el temor a la broncoconstricción inducida por éstos en personas afectadas de asma; sin embargo, en la actualidad, existen evidencias de que estos fármacos son bien tolerados por los pacientes con EPOC, además de mejorar la supervivencia y, paradójicamente, la respuesta bronquial, destaca la doctora Silvestre. Para Almudena Conejero Deltell, del Centro de Salud Juan XXIII, en Alicante, en el manejo de estos fármacos ha habido una evolución. Tiempo atrás se limitaba el uso de los betabloqueantes en la patología respiratoria por el alto riesgo de presentar crisis bronco –obstructivas (broncoespasmo) y sus complicaciones. “Después se observó que, desde el punto de vista farmacológico, sería posible utilizarlos en los pacientes de EPOC, considerando la selectividad receptorial de los mismos. Este uso debía basarse en BB selectivos (también denominados cardioselectivos), evitando el uso de los no selectivos”, indica. “Sin embargo, en los últimos estudios más recientes han concluido que los BB cardioselectivos no aumentan el riesgo de exacerbaciones, y tanto los selectivos como los no selectivos, podrían reducir la mortalidad por todas las causas, así como la mortalidad intrahospitalaria en cardiópatas con EPOC”, concluye la experta. Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores: Almudena Conejero Deltell, Ana Silvestre Alcover, Francisco Javier Merlo Grau, Igor Nakonetchnyi Tolchin, María Vicenta Hernandis Santamaría, María Ferrús Domingo, María Martínez Fort, Marta Pérez Segrelles y Noelia Orts Saurl. Una publicación independiente desarrollada gracias al patrocinio financiero de BIAL. Los puntos de vista y las opiniones que se expresan en esta obra son de sus autores y no reflejan necesariamente la política oficial ni la posición de BIAL. BIAL no debe ser considerada responsable de la veracidad de la información ni de los posibles errores u omisiones. Referencias:- Carlos Alberto Názara Otero, Adolfo Baloira Villar. El continuo de la EPOC y riesgo cardiovascular: una hipótesis global de la enfermedad, Clínica e Investigación en Arteriosclerosis, Volume 27, Issue 3, 2015, Pages 144-147.
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