Las principales sociedades de Pediatría han remitido una carta a la ministra de Trabajo y Economía al respecto del RD 5/2023, de 28 de junio. El mismo recoge permisos retribuidos para las familias por causas de 'fuerza mayor”. Sin embargo, los pediatras han querido matizar algunas cuestiones pendientes.
Para empezar,
el decreto no explica la forma en la que los padres deben acreditar la enfermedad o accidente de sus hijos menores. Tal y como explican, sería necesario definir correctamente esta cuestión. No obstante, en el caso de ausencias cortas, el hecho de que el trabajador deba acreditar el motivo de ausencia abre la puerta a que, una vez más, recaiga sobre el médico la petición de certificar que lo que esa persona dice es cierto. Sin embargo, la inmensa mayoría de las veces en ese tipo de ausencias cortas será imposible comprobarlo.
Así, insisten en que,
la exploración física en los procesos leves de corta evolución suele ser normal o anodina y no permite diferenciar si el niño requiere o no quedarse en casa. “Una vez más, sería confundir lo que es el acto médico, que no consiste en dar fe de la veracidad de lo que los pacientes refieren, ni justificar la ausencia de uno o ambos tutores de su centro de trabajo, para la observación y cuidado domiciliario de los menores a su cargo, que es la principal recomendación”.
Valoración de los permisos retribuidos
De esta forma, los pediatras insisten en que esta legislación es un avance y mejoría de los derechos sociales y en la conciliación familiar. De hecho, comparten la intención del legislador. Pese a ello, una vez revisado el texto, discrepan en la forma en que se debe articular esos derechos.
En este sentido ven necesario alertar al Gobierno y solicitar con toda la urgencia posible
una articulación de esa acreditación del ‘motivo de ausencia’ que no implique la intervención del sistema sanitario. Por ejemplo, mediante declaraciones autorresponsables. De lo contrario, advierten de que la avalancha de citas innecesarias y evitables, por patología leve y banal, se van a multiplicar en los servicios de Urgencias y en la Atención Primaria. Servicios ya de por si saturados y tensionados y que iría justo en dirección contraria de lo que necesitamos. “Se trata de un asunto que puede tener un
impacto muy negativo en la sobrecarga asistencial y totalmente contrario al necesario avance hacia el autocuidado por parte de la población de las patologías o dolencias leves”, concluyen.