El grupo de trabajo de Salud digital, que pertenece al Comité de Promoción de la Salud (CPS) de la Asociación Española de Pediatría (AEP), ha emitido un comunicado en el que sugiere revisar la apuesta por los medios digitales en Educación.
Esta propuesta surge en el contexto de debate social, escolar, familiar y científico sobre qué impacto tienen las pantallas en la salud a lo largo de la vida. Especialmente en la infancia y la adolescencia. No obstante, pueden
afectar también al neurodesarrollo, al desarrollo psicoafectivo, al aprendizaje y a la instauración de hábitos de vida saludables.
En este sentido, se manifestaba María Salmerón, coordinadora de este grupo de trabajo 'Es importante diferenciar el uso de smartphones en horario escolar, que son propiedad de los alumnos o sus familias, de la digitalización de la enseñanza, es decir, el uso de medios digitales con fines educativos”.
Medios digitales en Educación
A este respecto, se ha emitido un
documento de recomendaciones desde el punto de vista de la salud basadas en estudios científicos. El nuevo documento se enmarca en el
Plan Digital Familiar, una plataforma para ayudar a las familias en el uso de las tecnologías en el seno del hogar que cuenta con el respaldo de la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD).
Eliminar los juegos de las aplicaciones con finalidad educativa y que los d
ispositivos sean propiedad del centro escolar son algunas de las propuestas. También
realizar nuevas investigaciones sobre esta cuestión son algunas de las medidas propuestas en el mismo,
Sobre la cuestión concreta de los medios digitales en Educación, desde la AEP se considera que se puede implementar el uso de aplicaciones en las aulas con una finalidad concreta. Eso sí, siempre y cuando éstas hayan
sido avaladas por estudios científicos. Estos estudios además, deben contar con una muestra suficiente de usuarios y con un grupo control para determinar si aporta una mejora en el aprendizaje respecto a lo ya existente.
Por otra parte, aporta recomendaciones como que las aplicaciones deberían
especificar el tiempo de uso que precisa el alumno para realizar la actividad propuesta. También insisten en que los dispositivos escolares estén configurados para evitar el acceso a contenidos inadecuados, con cuentas específicas para su uso exclusivamente docente.