Hace casi un mes que empezó la invasión de Ucrania por parte de Rusia y son ya millones los refugiados que han salido de su país huyendo de la guerra. Muchos de ellos son atendidos en los puestos de emergencias situados en los puestos fronterizos, como es en el que trabaja el equipo formado por Juan Rodríguez Villalobos, médico de Prehospitalaria; Andrés Rodríguez Holst, Clara Ávila Pascual y Miguel Ángel López Figuerola, enfermeros de Urgencias, y Carmina Casal Ruiz, técnico en Emergencias Sanitarias, perteneciente a SAMU Sevilla. Este grupo de profesionales sanitarios pertenece al EMT, una iniciativa de la OMS para certificar equipos que responden en situaciones de crisis. Este equipo está situado en la frontera entre Ucrania y Rumania. Los refugiados abandonan su país a través de un ferry.
Según han explicado a
EL MÉDICO, las patologías más comunes que atienden son crisis hipertensivas, incluso en niños, asociadas a crisis de ansiedad y a ataques de pánico.
“La carga emocional que tiene la persona cuando se monta en el ferry y llegan aquí es enorme, el concepto de dejar tu casa atrás genera mucha angustia y eso se traduce en que vemos niños con crisis hipertensivas, crisis de ansiedad y ataques de pánico. Esto mismo se reproduce en los adultos. Sobre todo las que llegan son mujeres y personas mayores”, ha indicado Juan Rodríguez.
Atención personal
El flujo de refugiados varía en función de los días. “Los primeros días que estuvimos aquí, el ferry venía completo, con una media de una entre 300 y 600 personas, pero no todas necesitan asistencia sanitaria. Los dos últimos días se ha reducido el número, sobre todo por problemas al otro lado de la frontera que no les permitían salir. En esos días estaban llegando entre 100 y 300”, detalla Rodríguez, quien añade que “los ancianos son los más débiles, vienen descompensados, porque en la mayoría de los casos tardan varios días en cruzar la frontera y no tienen suficiente medicación para sus patologías”.
Por eso, en la medida de lo posible, lo que intentan hacer en el puesto de Emergencias es que las personas mayores salgan con su con su tratamiento de base. “Si por algún motivo, indica el facultativo, no tenemos los medios para mantenerlo o nosotros no los podemos estabilizar aquí, los mandamos al hospital. Pero lo hemos tenido que hacer pocas veces”.
Apoyo asistencial
El sistema sanitario de Rumanía, al que está dando apoyo el equipo sevillano, presenta ciertas diferencias con el español en cuanto a los profesionales que trabajan en las ambulancias. En ellas no van médicos, la atención la prestan los paramédicos. Por eso, atienden solo patologías livianas. Si necesitan un médico, los pacientes se trasladan al hospital.
Juan Rodríguez ha comentado que ellos les echan una mano siempre que pueden para que las personas ucranianas que llegan a Rumanía no tengan que trasladarse al hospital, ya que el más cercano está a unos 30 km del puesto de emergencias fronterizo.
Sistema sanitario
En este contexto, Andrés Rodríguez ha indicado que el sistema sanitario de Rumanía funciona y las estructuras están intactas. “Lo que hemos hecho ha sido integrarnos en puestos avanzados y periféricos. A su sistema habitual hemos añadido más personal y recursos para poder apoyar, y que los hospitales sigan haciendo sus labores del día a día, estamos descongestionando la asistencia a los refugiados”, ha detallado el enfermero.
Solidaridad
Las muestras de solidaridad con Ucrania y con los refugiados se suceden desde las distintas instituciones. Nada más empezar este desastre humano, la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES) se puso en contacto con el Gobierno de España, a través de sus ministerios de Sanidad, Defensa y Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, para ofrecerles su ayuda y, dada su experiencia en situaciones de emergencia, colaborar con las necesidades de asistencia médica urgente derivadas de las consecuencias de la guerra en Ucrania. “Ofrecemos nuestro apoyo y asesoramiento para todo aquello que se estime necesario, en lo referente a todos los ámbitos de conocimiento de Urgencias y Emergencias”, ha manifestado Tato Vázquez Lima, presidente de SEMES.
Atención a refugiados en España
En esta misma línea se ha posicionado el Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid que ha apoyado el dispositivo de emergencia sanitaria de ayuda a Ucrania. Según su presidente, Manuel Martínez-Sellés, “nuestra ayuda tendrá dos vertientes. La primera es apoyar el acceso a la salud de los refugiados, incluyendo vacunación, servicios médicos y apoyo psicológico. La segunda ofrecer la provisión de equipamiento médico, de medicamentos y de acciones de voluntariado en Ucrania o en sus países vecinos, donde se encuentran la mayoría de los refugiados”.
Testimonio de médicos ucranianos
Entre los colegiados madrileños hay varios ucranianos que han relatado así lo que se está viviendo en su país. Zoryana Nikolaychuk ha alertado sobre la escasez de medios en diferentes ciudades asediadas, lo que impide a los profesionales sanitarios atender a la población que está refugiada en bunkers, sótanos y estaciones de metro. A esto hay que sumar la falta de suministros, de agua, alimentos… lo que hace que se viva en condiciones poco salubres.
Por su parte Sofia Gunko, médico de Cruz Roja, se ha referido al deterioro que están sufriendo las infraestructuras hospitalarias de su país, algunas de las cuales han sido objetivo directo de los bombardeos rusos.
Según ha relatado, la mayor parte de estas han sido destruidas y las que aún quedan en pie tienen falta de medicinas y material quirúrgico. “En estos momentos son ya 81 los hospitales bombardeados, 5 médicos fallecidos y 10 gravemente heridos. Necesitamos que otros colegas nos ayuden”.
Otro de los problemas en Ucrania son la falta de médicos para atender a los heridos y a las personas que tienen que atender normalmente. Olena Mikhova ha trasladado un mensaje de un médico de Odesa que trabaja en un hospital infantil. “Dice que necesita ayuda urgente para poder sobrevivir y atender a todos los heridos. El problema es la logística, no podemos acceder a bases centrales donde están bombardeando. Necesitamos un vehículo para llegar allí y llevar y repartir el material que solicitan”, ha afirmado la médico ucraniana.
En estos días España se ha preparado para atender a los refugiados que llegan a nuestro país, donde la vacunación frente al COVID-19 es una acción que están llevando a cabo en los distintos centros sanitarios. A muchos de los refugiados ucranianos les faltan alguna de las dosis para completar la pauta completa.
Niños con cáncer continúan su tratamiento en España
Diomid padece una inmunodeficiencia combinada severa y ha recibido un trasplante de médula, circunstancias que requieren altas dosis de medicación inmunosupresora de la que se derivan complicaciones que precisan una asistencia constante por parte de diversas especialidades médicas. Diomid está ingresado en el Hospital Gregorio Marañón, de Madrid.
Tanto él como su madre Katarina, vivían en Zaporiyia, pero Diomid recibía sus tratamientos en Kiev. Su situación cambió con la invasión rusa. Estuvieron refugiados en los sótanos del hospital donde se trataba durante seis días.
Su medicación se terminó y Diomid solo podía recibir medicación oral, no había fármacos inyectables y no se le podía hacer el seguimiento analítico correspondiente.
Ante esta situación, a Diomid no le quedaba más remedio que salir de su país para poder seguir con su tratamiento. Una ONG organizó esta salida en autobús con los pequeños más graves.
La decisión de abandonar su país fue muy difícil, cuenta Katarina, que emprendió el viaje hasta España con su marido y su otra hija.
Los cuatro llegaron en un avión militar hasta Madrid, donde la Consejería de Sanidad dispuso que cuatro hospitales se hicieran cargo de la atención de estos niños.
El Hospital Gregorio Marañón habilitó un circuito especial para recibir a los cinco niños y sus familias, realizar todas las pruebas pertinentes y hacer una valoración del estado de salud de los pequeños.
Diomid permanece ingresado desde el día 11 de marzo en el Hospital Gregorio Marañón, su situación es estable y le están realizando diversas pruebas para ajustar su tratamiento y poder mejorar su situación.
Su estado anímico es bueno, ya dice “hola” y “adiós” en español, y le gusta jugar con elementos de construcción.
Katarina y el resto de la familia también se encuentran bien y quieren expresar su agradecimiento, además de mandar un mensaje a sus compatriotas, “no tengan miedo si tienen que refugiarse fuera, les acogerán muy bien”.
Nota: Este reportaje se cerró en redacción con fecha 21 de marzo.