SIN COLGAR LA BATA/Entrevista a José Luis Benavente, médico de los servicios médicos de la Cámara Alta
José Luis Benavente es médico de familia y además “iba para médico rural”, pero en su camino profesional se cruzó el Senado, y desde hace más de 37 años es facultativo de la Cámara Alta donde atiende a sus señorías, nuestros 250 senadores. Claro, no…
José Luis Benavente es médico de familia y además “iba para médico rural”, pero en su camino profesional se cruzó el Senado, y desde hace más de 37 años es facultativo de la Cámara Alta donde atiende a sus señorías, nuestros 250 senadores. Claro, no solo a ellos, sino también a todo el personal de “la casa”. El Dr. Benavente es el profesional más veterano entre los médicos que se encargan de la asistencia sanitaria en las Cámaras Legislativas. Con este bagaje de casi 40 años es lógico que, con los sucedidos, las anécdotas y las pequeñas intrahistorias de los parlamentarios pudiera enhebrar un compendio bibliográfico tan interesante como divertido; pero no lo hará, no porque guarde secretos de Estado, sino porque tiene muy claro que prefiere seguir tan pobre como hasta ahora antes que hacerse rico con un libro de cotilleos senatoriales que desbordarían el debido secreto profesional. De forma que, entre sonrisas ligeramente socarronas, solo acepta chismorrear en público sobre sus señorías con una saludable generalización del reconocimiento de su salud: “nuestros senadores no son nada quejicas, más bien son pasotas”
¿El puesto es indefinido o los nombramientos siguen el ritmo legislativo?
Es indefinido. Yo soy funcionario del Estado. Somos currantes de la casa, no estamos como los asistentes de los partidos políticos; somos médicos de todos. Prestamos asistencia a los senadores, pero también a los visitantes, a los ujieres, miembros de seguridad, a todos los que aquí trabajan. Soy especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. Esto no es una familia, pero sí un pueblo, una comunidad; nos falta la guardia civil, el farmacéutico y el cura, pero por lo demás estamos todos.
¿En otros parlamentos también es normal contar con médicos?
En España sí, aunque por lo que cuentan los colegas del Congreso, que son los que mejor lo saben, en algunos parlamentos de otros lugares tienen el servicio externalizado. Hay un coordinador de salud, que no sé muy bien lo qué es. Como un equipo de fútbol que antes contaba con este servicio y ahora lo conciertan con Sanitas, Adeslas, ASISA o el Igualatorio.
Pienso en un médico en un parlamento y me planteo a qué se asemeja más su actividad: ¿a la AP, a la hospitalaria, a la de urgencias o a una consulta privada?
Se parece a la asistencia primaria, porque tengo una comunidad, una población, de los cuales algunos son flotantes que vienen cada semana o cada quince días, dependiendo de la parte del territorio en que viva. Aparte están los funcionarios y los terceros funcionarios de las cortes, de los partidos políticos, asistentes y restauradores. También hay gente que está de obra provisional. Aquí hay un gran movimiento de personas y atendemos a todo el mundo; los senadores son el mínimo cupo de los que atendemos porque son 250, un porcentaje bajo. Es cierto que cuando vienen aprovechan porque en sus circunscripciones no tienen mucho tiempo para acudir al médico. Nosotros hacemos lo que hacemos, pero también atendemos al resto de la gente y visitas que vienen de la calle.
¿Por qué hace falta un sistema propio de asistencia en el Senado? ¿no está dentro del SNS?
Sí. Pero aquí hay muchos sistemas. Las cortes tienen el suyo, los laborales tenemos un sistema de Seguridad Social, los funcionarios cuentan con MUFACE. Y lo de estar aquí y no estar es como si me dices para qué hace falta un portero de fútbol siendo del Real Madrid. Las grandes empresas tienen sus servicios médicos y esta es una empresa. Los ministerios tienen sus médicos, la Seat o Iberdrola los suyos, etc.
¿Son muy quejicas los senadores?
No, para nada. No son quejicas, son pasotas. Utilizan el servicio cuando les hace falta, sin más.
¿Quiénes demandan más sus servicios, los de izquierdas, los de derechas, ellos o ellas, los del partido gobernante?
Ni te lo imaginas. Cualquiera de ellos pide nuestro servicio. Uno puede ser alto, guapo, bajo, pero cuando le toca tener gripe, hipertensión o hipercolesterolemia todo eso no le vale. Da lo mismo que seas de derechas o de izquierdas, ¡Faltaría más! Todos enferman por igual, independientemente, además, del género.
Prevenir es mejor que curar. ¿Suelen reclamarles para chequeos periódicos, análisis, revisiones?
Claro que sí. Pero fundamentalmente para la asistencia; hacemos el trabajo que se realiza en un centro de salud, pero en el Senado.
¿Qué actuaciones médicas son las que más demandan, por accidentes, enfermedades crónicas…?
Tenemos de todo. Fundamentalmente las enfermedades prevalentes, como pueden ser en cualquier ámbito público: hipertensión, cefaleas... La verdad es que accidentes no solemos ver muchos, esporádicamente atendemos alguno. También cuando se van de viaje “acasadios” les informamos y orientamos sobre lo que deben de llevar, las vacunas, las pastillas que tienen que tomar o no, si es recomendable que vayan a la Sanidad exterior. De todas estas historias nos encargamos nosotros.
Por la agresividad “parlamentaria” que a veces se ve y lee en los medios, ¿acuden a usted muchos con ataques de estrés, ansiedad…?
Si quieres que te diga la verdad, es que no. Para nada. Volviendo al fútbol, al que como ves me refiero mucho, lo que sucede en el campo se queda en el campo. En la calle puede apreciarse otra cosa, pero aquí, a pesar de la crispación que se puede trasladar a la opinión pública, no hay nada de esa agresividad, estoy convencido de ello.
¿Suelen ser buenos pacientes? ¿Hacen caso?
En este negocio, como en otros muchos, hay de todo como en botica. Unos sí y otros menos, pero, en general, sí me hacen caso.
Cuando el problema que se le presenta es mayor, ¿a dónde se les suele derivar?
Si tenemos un problema de otra índole que no podemos resolver aquí, aunque la mayoría sí se pueden tratar en nuestros servicios, les remitimos al hospital público de referencia. Tenemos un concierto con la Seguridad Social de referencia nacional donde nos atienden a todos estos jóvenes y “jóvenas” senatoriales.
En una actividad tan específica como la suya, con los “padres de la patria” tendrá muchas anécdotas. ¿Alguna que se pueda contar? ¿las recopila para publicarlas o entrarían ya dentro de los secretos de Estado?
De secreto de Estado, no; es puro secreto profesional. Las cosas que pasan aquí dentro, lo mismo que pasa en el vestuario del Real Madrid, no salen del vestuario. Tengo muchas anécdotas, pero no específicas que pueda contar. El día que tenga que enhebrar los hilos de mi vida, las historias se irán conmigo, aunque sé que algunas tendrían mucho interés para el público y serían muy divertidas. Sin embargo, prefiero seguir tan pobre como hasta ahora que hacerme rico con un libro. No voy a publicar ningún libro con anécdotas e historias de todo lo vivido durante estas casi cuatro décadas como médico del Senado. Esto lo tengo muy claro.
¿Diría que las patologías que presenta los senadores están en un rango de proporción similar a de la población, obesidad, tabaquismo, alcohol, hipertensión, infecciones…?
Seguro que sí. De hecho, algunos ya vienen diagnosticados por sus médicos de AP. Porque uno no está toda la vida aquí, está en su circunscripción, trabaja o funciona en otro sitio y tiene su facultativo de cabecera. Aquí vienen porque se les ha exacerbado alguna cosa o les falta algo, o porque se ha notado algo raro y acuden a revisarse. Alguna cosa “cazamos” aquí, aunque, en general, la gente ya viene examinada y vista.
Como está en una cámara de representación territorial, ¿observa diferencia entre los políticos de distintas comunidades, de Canarias, Asturias, Aragón…, en las patologías?
Se tendría que observar, porque no es lo mismo el frío que hace en un lugar que el calor que hace en otro sitio. Pero, paradojas de la vida, cuando llega la gripe aquí tiene gripe todo el mundo. Las patologías normales, las prevalentes, las que vemos todos los días son similares. Tenemos la misma cantidad de hipertensos y bronquíticos en unos territorios que en otros. Cuando te viene una cosa rara te puede llegar lo mismo de Euskadi, de Andalucía que de Galicia. Es curiosísimo, pero se mantiene bastante bien todo desde el punto de vista estadístico en todo lo que es la patología.
Echando la mirada atrás, al hacer el balance de todos estos años en el Senado, ¿Cuál sería su balance? ¿pesaría más lo humano, lo profesional, lo ideológico?
He conocido lo más grande y también lo más bajo. Siempre aprendes algo, conoces a gente. Es curioso hablar con un exministro que se sienta a comer a tu lado. Ver a alguien que no es nadie y de repente le han hecho no sé qué historias; gente que ha estado aquí y se va a otro sitio. Estás en tu casa viendo la televisión y te encuentras con que con el que estabas hablando el otro día le han cambiado y está en otro Parlamento o le han hecho consejero; y cuando le ves en la tele dices, ¡Pero si ese es mi amigo y se ha largado a otro sitio!
¿Algún reto en mente?
Soy un poco vago para el tema de coger el petate y moverme; no me gusta mucho coger el coche, soy raro. Pero no descarto que el día que me retire me anime a coger el coche y me dé un garbeo por algunos de los Parlamentos de España o por el centro de las ciudades, porque estoy seguro de que andando por sus calles más de uno me parará para saludarme, a lo que yo responderé con sumo agrado. Te lo comento porque me ha pasado estando de vacaciones en Cádiz o Almería, encontrarme con alguien que ha pasado por el Senado e, independientemente de sus cargos y partidos políticos, han venido a saludarme; realmente me siento querido. Mi profesión de médico me ha dado y me da muchas satisfacciones.