Los avances científicos y tecnológicos han supuesto una mayor complejidad y una mayor eficacia en la atención sanitaria que ha ido acompañada de un incremento en los riesgos para el paciente. Unos riesgos que generan un grado de incertidumbre que el ciudadano responsable es necesario que acepte. Es por eso que han surgido nuevas disciplinas en el campo de la salud, como la seguridad del paciente, que tienen como objetivo reducir y evitar errores que potencialmente nos puedan conducir a eventos adversos (EA), que son aquellos efectos no deseados, previsibles o no, que ocurren durante un proceso asistencial. Son eventos adversos una reacción alérgica a un medicamento, una infección relacionada con la atención sanitaria o una ulcera de presión.
Según el Estudio Nacional Sobre los Eventos Adversos Ligados a la Hospitalización (ENEAS 2005), realizado por el Ministerio de Sanidad y Consumo, un 9,2 por ciento de los pacientes hospitalizados en países que tienen un modelo sanitario similar al español padecen un EA, resultado parecido al observado; un siete por ciento tiene consecuencias graves, un 7,4 por ciento son mortales y un 43,5 por cientode los EA eran evitables. En referencia a la Atención Primaria, el siete por ciento de los pacientes atendidos padece un efecto adverso, de los cuales un 5,9 por ciento tiene consecuencias graves y un 64,3 por ciento era evitable.
Frente a este escenario el siguiente paso es preguntarse cómo explican los profesionales de la Salud a los pacientes y a sus familiares estos EA en un momento en el que se necesita comunicación franca, abierta y sincera que la mayoría de profesionales reconoce que no tiene.
El mismo estudio muestra que sólo un 7,4 por ciento de los directivos de las organizaciones médicas reconoce tener un protocolo establecido en caso de EA, y tan sólo el 27,9 por ciento de los directivos y el 35,9 por ciento de los profesionales médicos consideran que el centro de trabajo donde trabajan gestiona correctamente los eventos adversos. Un último dato demoledor es que los profesionales de la Salud tienen miedo a informar sobre los EA (hasta el 74 por ciento) por las consecuencias legales que pudieran derivarse.
La mediación es clave
El valor de la Mediación como herramienta de seguridad para el paciente ha sido el tema de la jornada 'Seguridad del Paciente, Calidad y Mediación. La Mediación como herramienta para la seguridad del Paciente', en la que han participado más de 250 profesionales y ha sido organizada por la Fundación Avedis Donabedian Instituto Universitario UAB y la Sociedad Catalana de Mediación en Salud.
Se recuerda que la mediación es un método extrajudicial alternativo de resolución de disputas, en el que dos o más partes en un litigio, de forma voluntaria, intentan llegar a un acuerdo con la ayuda de la figura del mediador. Para la Sociedad Catalana de Mediación en Salud, las habilidades mediadoras pueden ser una herramienta perfecta para llenar el vacío que hay en la comunicación entre profesionales de la salud, paciente y de su entorno personal en el momento de notificar que se ha producido un evento adverso.
Lo creen, en primer lugar, porque la medicación y la gestión alternativa de conflictos repercuten directamente en mejorar la relación de los profesionales mejorando consecuentemente los resultados en los equipos y la seguridad del paciente.
Además, el mediador puede cubrir en parte las carencias en algunas organizaciones mediante una guía sobre cómo informar a los pacientes. Guía que estos momentos no existe en muchos centros y deja desatendidos a los profesionales que se han de hacer cargo. El mediador aporta neutralidad, ya que aunque en algunas organizaciones esta información la transmiten los profesionales de las Unidades de Atención al usuario, en muchos casos los pacientes no las ven neutrales ya que forman parte de la organización.
Se debe resaltar la figura del mediador como alternativa a la vía judicial para resolver un conflicto derivado de la comunicación de un efecto adverso o de una mala información al paciente o a sus familiares. En definitiva, la figura del mediador aporta una visión imparcial y neutral para ayudar a restaurar el daño emocional, sin que el paciente pierda sus derechos de restauración económica por el daño causado.
Tal como afirma el Presidente de la SCMS, Francesc José María, 'los mediadores reclaman que todas aquellas organizaciones medicas que apuesten por las nuevas disciplinas de la Seguridad y la Calidad en el Paciente piensen que la Mediación y la gestión alternativa de conflictos pueden aportar herramientas idóneas y efectivas para transmitir las posibles erratas medicas. Los mediadores son los profesionales mejor preparados para ayudar a una comunicación objetiva e imparcial entre profesionales de la salud y pacientes y sus familiares cuando se produce, después de un error sanitario con consecuencia s negativas, un evento adverso'
El presidente de la SCMS añade que para hacerlo también es necesario el soporte de las instituciones, ya que 'no tiene mucho sentido legislar sobre la Mediación en diferentes ámbitos e invertir en la formación de mediadores cuando esta figura extrajudicial de resolución de conflictos aún es menospreciada por los principales actores públicos y privados sanitarios catalanes'.
Más aún, como han explicado los expertos delante de un auditorio formado por más de 250 profesionales, no se está cumpliendo el compromiso del Pacto Nacional de Salud que apuesta por promover las entidades trabajan en el ámbito de la mediación para dar respuesta a los conflictos entre diferentes agentes del sector de la salud.