Mejorar las retribuciones de los médicos españoles y del resto de profesionales sanitarios para reconocer su valor en la sociedad y evitar su marcha a otros países sigue siendo una de las asignaturas pendientes del Sistema Nacional de Salud. Así lo pone de manifiesto la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), que reclama una estrategia de recursos humanos común, impulsada por el Ministerio de Sanidad, que contemple las necesidades de los servicios de salud a medio y largo plazo.
Vicente Matas, del Colegio de Médicos de Granada, es el responsable del ‘Estudio comparativo de las Retribuciones de los Médicos de Atención Primaria en España en 2018 y diferencias desde 2009’. En él se pone de manifiesto que los médicos andaluces son los que tienen las retribuciones más bajas a nivel nacional, mientras que los facultativos españoles también son los últimos con respecto a los países de nuestro entorno.
En 2018, las diferencias entre la máxima retribución bruta y la mínima en España llegaron hasta 2.316 euros/mes (66,79 por ciento) y hasta 29.297 euros/año (58,09 por ciento). En cuanto a las guardias en día laborable, la diferencia alcanzó los 10,77 euros/hora (63,88 por ciento) entre los médicos andaluces (en último lugar con 16,86 euros/hora) y los de Murcia (27,63 euros/hora). Teniendo en cuenta que la media nacional es de 22,84 euros/hora, los facultativos que trabajaron en Andalucía cobraron 5,98 euros menos a la hora (45,46 por ciento).
Brecha salarial entre Primaria y Especializada
El estudio compara y revela grandes diferencias en los salarios en Atención Primaria y Especializada. Por ejemplo, en 2018 la retribución mensual neta más alta que pudo percibir un médico de Primaria tipo 4 (mayor de 55 años, propietario de plaza y dedicación exclusiva) en Cataluña fue de 3.204 euros (4.564 brutos), mientras que en el País Vasco fue de 3.756 euros (5.298 brutos). En este apartado se excluyó la circunstancia de Ceuta y Melilla, donde el máximo fue 5. 454 euros (6.417 brutos) gracias al complemento por residencia.
Las diferencias se incrementaron más al analizar los salarios mínimos percibidos por los médicos en Andalucía, por ejemplo, donde un médico interino eventual o sustituto pudo cobrar el año pasado 1.940 euros (2.577 brutos), mientras que el mínimo en Murcia fue de 3.038 euros (4.329 brutos).
CESM ha criticado “la brecha salarial” que hay entre médicos de Atención Primaria y Especializada, que se ha triplicado (del 6 al 18 por ciento) entre 2016 y 2019, según datos del informe de remuneración económica y satisfacción profesional realizado por Medscape. “La remuneración media de un especialista hospitalario español se sitúa en 58.000 euros, frente a los 51.000 que cobra de media un médico de Primaria (un 14 por ciento menos)”, han señalado desde el sindicato.
El informe del Colegio de Médicos de Granada registra también los recortes directos sufridos por los médicos desde el año 2009, que llegaron hasta más de 4.866 euros al año (6,2 por ciento). Desde enero de 2009 hasta diciembre de 2018 la inflación fue del 14,1 por ciento, por lo que la pérdida de poder adquisitivo llegó hasta 16.182 euros al año (el 21,7 por ciento), lo que superó la media el 16 por ciento en todos los tipos de médicos estudiados.
En cuanto a los recortes indirectos, el informe de Vicente Matas apunta al incremento de impuestos, el aumento de jornada, la disminución de guardias, “entre otros aspectos difíciles de estudiar que provocan que los recortes puedan superan el 25 por ciento en muchos casos. Esto sumado a contrataciones precarias, hace que muchos médicos jóvenes marchen fuera de España a trabajar”.
La entidad colegial considera necesario realizar “una rectificación urgente”, puesto que “las retribuciones, en general, son bajas, las diferencias entre los servicios de salud son destacadas y se siguen produciendo grandes recortes”.
Diferencias notables
Tras analizar todos estos datos, Benjamín Abarca, secretario de la Federación de Asociaciones Científico-Médicas Españolas (Facme), también critica “las notables diferencias en la retribución de los profesionales de los 17 servicios autonómicos de salud, que provocan flujos hacia determinadas CCAA en detrimento de otras”. Ante esta situación, el expresidente de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) se muestra partidario de “establecer políticas comunes sobre aspectos organizativos y retributivos en el marco de un Consejo Interterritorial que tenga verdadera capacidad ejecutiva”.
Aparte del informe realizado por el Colegio de Médicos de Granada, resulta interesante el análisis ‘Salud, dinero y Atención Primaria’, realizado por Juan Simó, médico de Familia del Centro de Salud Rochapea de Pamplona. Según su valoración, los salarios de los médicos españoles están entre los más bajos del mundo desarrollado. Para sustentar esta afirmación, recurre a un trabajo comparativo de Medscape con datos de 2016. “En general, los salarios del resto de empleados públicos españoles son de los más bajos de entre los países desarrollados, en especial durante los últimos diez años de crisis. El coste de oportunidad de hacerse médico en España no está compensado nunca suficientemente con el salario y, últimamente, ni con la estabilidad en el empleo. Además, ambos factores han empeorado en la última década, por lo que nuestros médicos jóvenes (y no tan jóvenes) emigran”.
Comparativa con otros países europeos
Juan Simó también compara el salario de los médicos y de las enfermeras asalariados con los países de nuestro entorno, a partir de datos procedentes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Los facultativos especialistas asalariados en España, con un sueldo 2,34 veces el salario medio español, se encuentran en la parte media-baja de la tabla y sensiblemente por debajo de la media de este conjunto de países. En cuanto a la media de la OCDE, el médico especializado asalariado tiene un sueldo 2,52 veces el salario medio nacional y en ningún caso es inferior al salario medio del país.
Por su lado, las enfermeras de hospital en España, con un salario 1,27 veces el salario medio del país, se sitúan en el tercer mejor puesto dentro de los países europeos de la OCDE. Según dichas estadísticas, el promedio de este grupo de países sitúa el salario del personal de enfermería casi en el salario medio (1,06). En países como Francia, Finlandia, Hungría, Islandia, República Eslovaca y Letonia la retribución de la enfermera asalariada de hospital es inferior al salario medio del país.
“Mi valoración personal -insiste el Dr. Simó- es que el coste de oportunidad de hacerse médico en España no se compensa, en el caso del sector público, con el salario recibido. Todavía se compensa menos si la precariedad entre los jóvenes médicos es la norma, como está siendo en los últimos años en la Sanidad pública. ¿Cómo no se van a ir, si los están echando?”, concluye.
Otro dato llamativo aportado por este facultativo es que “en la Sanidad pública un MIR percibe una remuneración media anual claramente inferior a la de una enfermera”. “Es impresentable que el salario medio de una enfermera sea un 6 por ciento superior al salario medio de un MIR, y nadie ha sido capaz de arreglar esta situación”, lamenta.
“La capacidad adquisitiva y, por tanto, la posibilidad de tomar decisiones vitales que impliquen una inversión es muy superior en el personal de enfermería que en el médico durante la juventud, desde la compra de una vivienda hasta la decisión de tener hijos”, afirma Juan Simó, quien realiza una comparativa de la remuneración acumulada entre la enfermera y el MIR el año que este finaliza su especialidad: casi 93.000 € más en el supuesto 1 (un 84 por ciento más), casi 122.000 € más en el supuesto 2 (más del doble) y más de 123.000 € más en el supuesto 3 (un 89 por ciento más).
¿Faltan médicos?
Desde diversas autonomías se justifican las listas de espera con la falta de médicos en determinadas especialidades. ¿Es cierto que faltan médicos? El problema sigue siendo la falta de un registro actualizado y útil que permita conocer la situación actual y preparar estrategias de actuación. Así lo explica Fernando Carballo, presidente de Facme: “El médico y, en general, el profesional sanitario necesita ejercer su trabajo con calidad, para lo cual se debe estudiar de forma adecuada el número y el perfil de puestos de trabajo que necesitamos, así como adecuar ese ejercicio a las necesidades y la demanda. La Atención Primaria es básica para el manejo global del paciente, mientras que los especialistas intervenimos en determinadas circunstancias. Hoy en día no lo estamos haciendo bien, porque trabajamos en compartimentos estanco, y el profesional sanitario está demasiado presionado y en una situación precaria, con sueldos muy por debajo de la media de otros países. El trabajo y el esfuerzo que debe hacerse en Recursos Humanos no es tanto decir cuánto aumentamos el sueldo a los médicos o cuántos médicos más hay que contratar, sino realizar un buen análisis de la situación para conseguir el equilibrio”.
Por su parte, el ’Estudio sobre Demografía Médica’ realizado por el Consejo General del Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) con datos de 2017 incluye una gráfica muy significativa de médicos activos por tramos de edad. En esa ‘foto fija’ de hace dos años, la entidad colegial calculaba que un 9,1 por ciento de los médicos activos tenía más de 65 años, es decir, 20.231. El tramo más preocupante es el de facultativos de entre 55 y 65 años, que suponía el 31,9 por ciento del total, es decir, 70.495 profesionales. Esta generación está a punto de jubilarse, y su relevo parece insuficiente, sobre todo en determinadas especialidades como Medicina de Familia.
Ante su jubilación, el médico debe saber que perderá mucha capacidad adquisitiva respecto al sueldo que cobra en activo, como explica el sindicato médico CESM: “La inmensa mayoría de los facultativos cotizamos por el tipo máximo en el régimen general para el grupo 1 (ingenieros y licenciados), que para el año 2019 es de 4.070,10 euros/mes, doce meses al año. Sin embargo, hay una parte importante de la nómina, sobre todo si se hacen guardias, por la que no se cotiza y, por tanto, no genera derechos, aunque la intención del gobierno es quitar este tope de cotización”.
Desde el Centro de Estudios del Sindicato de Médicos de Granada se explica que “a la hora de cobrar la pensión existe, desde los años 70, un tope máximo de pensión en España que en el año 2019 es de 2.659,41 euros brutos mensuales en 14 pagas, lo que supone un total de 37.231,74 € brutos anuales. “Muy posiblemente este tope de pensión no se suprimirá por el Gobierno cuando elimine el tope de la cotización, con lo que los médicos cotizaremos más sin percibir mayor pensión. Solo en algún caso excepcional podrá beneficiar a algún médico con pocos años cotizados. Si contamos las guardias, los médicos trabajan en 30 años el equivalente a más de 40 años de otras categorías. Ya es hora de que esto se tenga en cuenta a la hora de la jubilación. Esto merece un tratamiento especial aplicando un factor de corrección en los años cotizados, como se hace en otras profesiones con penosidad, peligrosidad, responsabilidad y exigencias similares”, reclama el sindicato que dirige Francisco Miralles.
Para Vicente Matas “es hora de poner soluciones urgentes, incrementar el número de plazas MIR en determinadas especialidades y mejorar las condiciones del ejercicio profesional, con plazas estables y mejores retribuciones”. Además, se muestra partidario de permitir a los médicos que lo soliciten prolongar su vida laboral, sobre todo en especialidades deficitarias.
¿Antigüedad o méritos?
El debate sobre las retribuciones y los incentivos sigue abierto. El presidente de la Federación de Asociaciones Científico-Médicas explica que “en toda carrera profesional hay varios elementos relevantes. Por una parte, se supone que cuando uno suma más años de ejercicio debería tener una posición más estable y de mayor peso. En cualquier caso, el baremo de los años o de la antigüedad no puede ser exclusivo, sino que la trayectoria debe ser acompañada, lógicamente, del desarrollo profesional a lo largo de los años”.
En opinión de Fernando Carballo, a la antigüedad hay que añadir otros elementos que permitan que “el profesional sanitario realice el esfuerzo de estar al día, no solo por prurito personal, sino porque el sistema le ayuda a ello”. “Además, el médico debe ser incentivado también para aportar más valor, y este tipo de estimulación nunca puede ser por años, sino por experiencias y por resultados de su desempeño. Por tanto, quien es mejor, quien demuestra mayor calidad en su asistencia debería ser mejor considerado, pero no como único elemento que debe ser valorado, porque la antigüedad y otros aspectos también son importantes. Lo que está claro es que los años nunca pueden ser el único elemento para evaluar y valorar la carrera profesional”.
Otro de los retos del sistema sanitario es la implicación del profesional sanitario en la gestión de su centro de salud, hospital, etc., según Fernando Carballo. Una de las causas podría ser, una vez más, la escasa compensación que ello supone: “Cada uno de nosotros somos un centro de gasto, y no solo por la prescripción farmacéutica. Somos los encargados de tomar las decisiones para cada paciente de forma individual, con el componente del acierto, que es obligado, y también la ponderación de la eficiencia. Estamos en disposición de gestionar los recursos económicos y humanos en los centros de salud, en los servicios hospitalarios, etc., y hacerlo de forma adecuada redundará en un beneficio para todos”.
Menos profesionales y con peores condiciones laborales
La realidad apunta a todo lo contrario. En los últimos años se redujeron las contrataciones, tanto en la Sanidad pública como en la privada, y aumentaron los contratos temporales, sobre todo los de duración inferior a un mes. La Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) informa de que en el año 2014 los contratos de menos de un mes supusieron el 70 por ciento de las contrataciones de este ámbito, y el 64 por ciento de los contratos de otros especialistas. En 2017 se registraron 19.978 contratos temporales, es decir, el 51 por ciento de los médicos de familia que trabajan en el sistema sanitario.
Salvador Tranche, presidente de semFYC, indica que “la tasa de temporalidad es mayor también para los médicos de familia”. Así, en 2017 solo el 6,5 por ciento de los contratos de Medicina Familiar y Comunitaria fueron indefinidos, mientras que otras especialidades alcanzaron el 9,4 por ciento.
“Resulta paradójico que la especialidad que más incorpora la continuidad asistencial y la longitudinalidad sea la que presenta la mayor precariedad y temporalidad”, dice el presidente de esta sociedad científica, para quien resulta “evidente” que las condiciones laborales, entre otras razones, son motivo del déficit de médicos de Familia en España.
¿Y qué pasa con las mujeres en Sanidad? La equidad es la principal carencia en la gestión de los Recursos Humanos del Sistema Nacional de Salud, según afirma Carmen García Insausti, responsable de la Secretaría Técnica de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH). Esta inequidad se refleja en diferentes aspectos, como el intersectorial, el interautonómico y también, en su opinión, en el género. “A veces se toman medidas que benefician a unos y olvidan a otros. Creo que la clave es aprobar decisiones equitativas, pero no solo en el SNS sino en todos los órdenes de la vida”. Las desigualdades en muchas ocasiones se hacen más evidentes en el caso de la mujer, según afirma Carmen García Insausti: “Las decisiones siguen siendo muchas veces adoptadas por hombres. Tenemos muchísimas mujeres preparadas y comenzamos al mismo nivel que los hombres, pero luego vemos que ellas se quedan fuera progresivamente. Creo que se debe a que la decisión sigue estando en manos masculinas”. Como nota positiva, la Dra. González reconoce que ya hay cada vez más “concienciación”, si bien “la mujer debe jugar un papel más activo”. “A veces es la misma mujer quien decide quedarse fuera a pesar de que está muy preparada. Creo que en estas ocasiones debe asumir el rol que se espera de ella en una sociedad igualitaria”, añade. También ha hablado del papel de la mujer en la Sanidad española Fernando Carballo, presidente de Facme: “La profesión médica se beneficia, y mucho, de la mayoría femenina. Las capacidades técnicas e intelectuales o el conocimiento que puede adquirir es exactamente igual, pero es diferente su forma de incorporar valores, de enfocar y de tomar decisiones. Los valores que una mujer es capaz de aportar a la relación clínica son muy interesantes. Los hombres también estamos capacitados para tener esa empatía, pero está claro que la mujer aporta valor en sí a la propia profesión médica”. El presidente de Facme se pregunta por qué no hay más promoción de la mujer hacia los puestos directivos o de responsabilidad. “Por desgracia, la mujer todavía tiene un hándicap en este sentido, y no porque tenga obstáculos a nivel legal o laboral, pero sí tiene que compartir su proyección profesional con la forma de enfocar su vida personal. En definitiva, en muchas ocasiones la mujer tiene la doble responsabilidad de la convivencia familiar, los hijos, etc. Creo que esto lo tenemos que cambiar, pero ¿cómo? La discriminación positiva no está socialmente aprobada por todos, incluso algunas mujeres no la quieren, pero al menos creo que sí debemos mostrar sensibilidad para tenerlo en cuenta a la hora de elegir grupos representativos. No podemos obligar a que haya paridad, pero sí debemos pensar en las mujeres que pueden ser candidatas igual que los hombres”.
¿Y qué pasa con las mujeres en Sanidad? La equidad es la principal carencia en la gestión de los Recursos Humanos del Sistema Nacional de Salud, según afirma Carmen García Insausti, responsable de la Secretaría Técnica de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH). Esta inequidad se refleja en diferentes aspectos, como el intersectorial, el interautonómico y también, en su opinión, en el género. “A veces se toman medidas que benefician a unos y olvidan a otros. Creo que la clave es aprobar decisiones equitativas, pero no solo en el SNS sino en todos los órdenes de la vida”. Las desigualdades en muchas ocasiones se hacen más evidentes en el caso de la mujer, según afirma Carmen García Insausti: “Las decisiones siguen siendo muchas veces adoptadas por hombres. Tenemos muchísimas mujeres preparadas y comenzamos al mismo nivel que los hombres, pero luego vemos que ellas se quedan fuera progresivamente. Creo que se debe a que la decisión sigue estando en manos masculinas”. Como nota positiva, la Dra. González reconoce que ya hay cada vez más “concienciación”, si bien “la mujer debe jugar un papel más activo”. “A veces es la misma mujer quien decide quedarse fuera a pesar de que está muy preparada. Creo que en estas ocasiones debe asumir el rol que se espera de ella en una sociedad igualitaria”, añade. También ha hablado del papel de la mujer en la Sanidad española Fernando Carballo, presidente de Facme: “La profesión médica se beneficia, y mucho, de la mayoría femenina. Las capacidades técnicas e intelectuales o el conocimiento que puede adquirir es exactamente igual, pero es diferente su forma de incorporar valores, de enfocar y de tomar decisiones. Los valores que una mujer es capaz de aportar a la relación clínica son muy interesantes. Los hombres también estamos capacitados para tener esa empatía, pero está claro que la mujer aporta valor en sí a la propia profesión médica”. El presidente de Facme se pregunta por qué no hay más promoción de la mujer hacia los puestos directivos o de responsabilidad. “Por desgracia, la mujer todavía tiene un hándicap en este sentido, y no porque tenga obstáculos a nivel legal o laboral, pero sí tiene que compartir su proyección profesional con la forma de enfocar su vida personal. En definitiva, en muchas ocasiones la mujer tiene la doble responsabilidad de la convivencia familiar, los hijos, etc. Creo que esto lo tenemos que cambiar, pero ¿cómo? La discriminación positiva no está socialmente aprobada por todos, incluso algunas mujeres no la quieren, pero al menos creo que sí debemos mostrar sensibilidad para tenerlo en cuenta a la hora de elegir grupos representativos. No podemos obligar a que haya paridad, pero sí debemos pensar en las mujeres que pueden ser candidatas igual que los hombres”.