La Atención Primaria es el eterno paciente del Sistema Nacional de Salud y son múltiples los estudios que hablan sobre su diagnóstico, pero aún falta poner en marcha gran parte de su tratamiento. 'Se les llena la boca de que la Atención Primaria es la esencia del sistema', decía Serafín Romero en calidad de representante del Foro de Médicos de la Atención Primaria, en relación a los políticos y a los decisores del sistema, quejándose de que luego todo se queda en nada. Así comenzaba la mesa redonda sobre los profesionales sanitarios de la Atención Primaria en el S. XXI, celebrada dentro de la I Conferencia de Atención Primaria. En la misma, Serafín Romero recordaba que un 80 por ciento de las consultas al sistema sanitario se resuelven en la Atención Primaria (AP). Igualmente, Francisco Miralles, también representante del Foro de Médicos de Atención Médica, ponía sobre la mesa el hecho de que 'el aumento del número de médicos disminuye el coste del servicio de Salud y mejora todos los indicadores'. Todo esto dejaba claro la importancia que tiene en el Sistema Nacional de Salud (SNS) la Atención Primaria.
Pero ya que esta es una idea consabida por todos, los profesionales de la Atención Primaria querían aprovechar este foro para poner de manifiesto cuáles son sus reivindicaciones. 'Lo que necesita fundamentalmente el médico de AP es el tiempo, y eso es mucho más que 10 minutos, es dignidad, respeto profesional, humanidad y ejercer la profesión con libertad'- exponía Miralles- 'agendas de más de 25 pacientes por día son intolerables'. En este sentido Francisco Miralles planteaba una hoja de ruta que incluía aspectos como la creación de reglamentos de funcionamientos para los equipos de Atención Primaria y la estipulación de la figura de un jefe de equipo con capacidad de liderazgo, similar a la del jefe de servicio en especializada. También que el 70 por ciento de la actividad del profesional médico estuviera destinada a labores asistenciales, dejando un margen para la docencia, la investigación, o la formación continuada, y no en labores puramente administrativos, ya que 'el médico de AP no es el administrativo de los médicos de otros ámbitos, ni de nadie'. En este sentido se quejaba de que 'los médicos de AP hacen muchas veces trabajos denigrantes'. Para conseguir hacer realidad todo esto, su receta era clara, 'el SNS necesita más presupuesto, mejorar en 2 o 3 puntos el porcentaje del PIB'.
Sin embargo, para Serafín Romero, los problemas eran una cuestión más 'humana'. 'Queremos un médico que trate enfermos y no enfermedades, que la tecnología no nos separe del escuchar, que la calidad no nos aleje de la calidez'. No obstante, el médico de familia, es el profesional mejor valorado por los españoles, pero sin embargo, es el que más desgaste profesional sufre. Según los datos del Programa de Atención Integral al Médico Enfermo (PAIME), el 45,44 por ciento de los atendidos eran médicos de Atención Primaria. Por todo ello, Romero insistía en que 'no más palabras, ahora más que nunca se necesita una respuesta de verdad'. Por ello quería huir del victimismo, 'que sólo produce una pérdida de la autoestima', y apostar por reivindicaciones como el conseguir que un 25 por ciento del presupuesto en Sanidad se destine a la AP, que la Atención Primaria lidere la gestión, y la redefinición de sus profesionales.
Formación, cronicidad y coordinación con la Enfermería
Los profesionales de la Enfermería también intervenían en este foro para hacer ver el valor que ésta tiene dentro del sistema, y para reivindicar igualmente más capacidad de decisión. Así, Fidel Rodríguez, representante del Consejo General de Enfermería, manifestaba la existencia de un 'estancamiento generalizado por falta de políticas para los cuidados enfermeros', recordando que además los que se habían hecho no habían llegado a llevarse a la práctica. Por otra parte, la opinión de Marta Pisano, de la Federación de Asociaciones de Enfermería Comunitaria y Atención Primaria era que 'la sostenibilidad pasa por la desmedicalización'.
Igualmente salían otros temas como la importancia de la formación de los residentes y de las rotaciones por Atención Primaria, así como del problema actual que existe en la carga asistencial derivada de la cronicidad de los pacientes, para lo que desde la consejería de Sanidad y Consumo del Gobierno Vasco se exponía la 'Estrategia de cronicidad de Euskadi'. Esta ponía sus bases en la estratificación, la promoción y la prevención, la responsabilidad y la autonomía del paciente, la continuidad asistencial, y las intervenciones eficientes adaptadas a las necesidades.