Un total de
13 de sociedades científicas se han unido para criticar las condiciones laborales de los médicos de la Sanidad Privada. Sus conclusiones se han hecho patentes a través del
‘Manifiesto Dignifica’.
El mismo pone de manifiesto que más del
95 por ciento de los médicos de la Sanidad Privada son autónomos. Pese a ello, en España la práctica de la Medicina privada representa el 2,6 por ciento del PIB. Así, en España, más de 60.000 médicos desarrollan su actividad en la asistencia privada. Muchos de ellos trabajan con las compañías aseguradoras y grupos hospitalarios que dominan esta actividad económica, contando con más de 11 millones de asegurados.
Así, los médicos de la Sanidad Privada creen necesaria una
actualización razonable de la relación laboral de médicos y compañías aseguradoras. Todo ello para ofrecer la calidad, modernidad y seguridad necesarias en la atención médica a los pacientes. Asimismo, denuncian que la profesionalidad y el compromiso ético de los médicos no puede ser aprovechado por las empresas de sector sanitario, para compensar y eternizar esta injusta situación.
Condiciones laborales de los médicos de la Sanidad Privada
Las sociedades científicas firmantes del
´Manifiesto Dignifica´ denuncian baremos de los años 90 para una Medicina de 2022. Así, critican el deterioro en las condiciones laborales y la congelación, desde hace décadas, de lo que se paga al médico por acto clínico o quirúrgico. Todo ello puede poner en riesgo la seguridad del paciente.
A ello se suma la resistencia de las compañías a incorporar en sus coberturas, los actos médicos, diagnósticos y terapéuticos más avanzados e innovadores de cada especialidad, recogidos en los
nomenclátors de sus respectivas sociedades científicas.
La contraprestación económica bruta que reciben los médicos de las principales aseguradoras, en la mayoría de los casos, está en torno a los 7-15 euros por acto en consulta ambulatoria. Mientras, para las cirugías, los precios están muy por debajo del valor estimado. Esto conlleva una merma de la calidad asistencial, la sobrecarga laboral, el aumento de los tiempos de demora y la frustración de miles de sanitarios que no pueden brindar la mejor atención posible a sus pacientes.