'Podemos ir valorando posibilidades de mejora, y el Ministerio no va a perder la oportunidad de estar en este tipo de jornadas y hacer partícipes a los actores, pero son las normas las que determinan cómo, cuándo y quiénes son los actores oficiales', con estas palabras clausuraba la Jornada 'Troncalidad en España', organizada por el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM) y la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (FACME), Juan Antonio López Blanco, subdirector de Ordenación Profesional del Ministerio de Sanidad. Hacía esta diferenciación refiriéndose a los propios estudiantes a quienes también invitada a participar de forma 'oficiosa' en este proceso.
La primera idea que dejaba claro el representante ministerial era que si bien el proyecto a la aplicación de la troncalidad es complejo, 'no es imposible de llevar a cabo', y que si bien el Ministerio era receptivo a escuchar propuestas de mejora, rechazaba a los 'irrealistas e imposibilistas', ya que 'trabajamos desde la realidad de los que han trabajado en elaborar los papeles, y todos los actores han pisado tierra'. De forma contraria abogaba por la generosidad en este proyecto, 'y generosidad significa desmantelar lobbys'.
Asimismo insistía en recordar que 'sería muy imprudente que hiciéramos unos programas formativos en contra del SNS, entiendo que todos seremos lo suficientemente equilibrados para ello'. Explicaba a su vez que si bien sí es cierto que quedan temas por determinar, 'hay muchos que ya están predefinidos y sólo queda encajarlo', ya que 'el único interés de ambos ministerios es el de que la población española siga teniendo una atención de calidad y eso significa cambio'.
El experto concluía con una metáfora, apuntando que 'nos tiramos a la piscina con agua y queda agua con la que nadar, si hubiéramos esperado a que estuviera a rebosar sería porque teníamos miedo a tirarnos'.
Las conclusiones de CEEM y FACME
Si esta era la valoración de la Administración respecto al actual debate de la troncalidad, FACME y CEEM, al finalizar la jornada, realizaban su propia reflexión y exponían sus conclusiones sobre la misma.
La primera que la troncalidad debe servir para ser especialista en personas y no en enfermedades, por lo que debe servir para dar valor a la atención centrada en el paciente. El problema de la misma no viene entonces de la idea de la troncalidad en sí, sino del 'cómo' y los 'cuándo'. Por ello otra cuestión suscitada en este debate es la incorporación de un sexto año en Medicina. 'Sería positivo siempre que fuera factible y se acortara la formación global del médico, es decir, si se acomodase la cronología de los tiempos', apostillaba Carlos Macaya, presidente de FACME. En esta misma línea, el experto proponía que el médico tenga un acceso más rápido desde el final del grado al examen MIR, 'y no que pase un año secuestrado en una academia para prepararlo'.
Asimismo la jornada abordó el tema de los tutores y la necesidad de profesionalizar y reconocer la labor de los mismos, e incluso la creación de algún tipo de incentivo económico, ya que como recordaba Macaya 'la docencia tiene un coste'. No sólo de los tutores hablaba el presidente de FACME, sino también de los estudiantes, y es que en su opinión estos tienen 'que cambiar el chip' respecto a su resistencia a la evaluación durante el proceso del MIR, 'que creo que es un cambio muy positivo'. También ponía el punto de mira en la Administración que creía ha lanzado el decreto sin un pilotaje previo que hubiera permitido limar posibles problemas.
Por último, Carlos Macaya puntualizaba respecto a las super especializaciones que estas ya existen y que 'no podemos hacer un programa que incluya conocimientos de todas las super especialidades', de manera que estas deberán desarrollarse de forma posterior. Como representante de los estudiantes, Domingo Sánchez, vicepresidente CEEM, recordaba que 'los estudiantes estamos implicados y queremos participar, porque desde fuera se puede medir, pero desde dentro se puede medir y cambiar'.