Un equipo internacional dirigido por la Universidad de Ginebra (Suiza) ha examinado los datos genéticos de 233 pacientes inscritas en el ensayo clínico de fase III previo a la comercialización de olaparib, un inhibidor de PARP añadido a bevacizumab, un fármaco ya utilizado para tratar el cáncer de ovario.
En su trabajo, publicado en la revista científica 'Annals of Oncology', los investigadores descubrieron que el éxito de los inhibidores de PARP depende de la localización precisa de la mutación en el gen.
Las mutaciones de los genes BRCA1 y BRCA2, que heredan 1 de cada 400 y 1 de cada 800 personas, respectivamente, aumentan considerablemente el riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer, como el de ovario, mama, páncreas y próstata.
En 2016, se descubrió que una nueva clase de fármacos, los inhibidores de PARP, eran muy eficaces contra los tumores relacionados con la mutación BRCA. Sin embargo, casi la mitad de las mujeres con cáncer de ovario experimentan una recurrencia de la enfermedad en un plazo de 5 años.
Los genes BRCA1 y BRCA2 codifican proteínas que intervienen en la reparación de las roturas de la doble cadena del ADN, una forma especialmente grave de daño en el ADN, por lo que desempeñan un papel esencial en el mantenimiento de la estabilidad genómica de las células. Cuando están mutados, las células son menos capaces de reparar el ADN dañado, un fenómeno que favorece el desarrollo de cánceres.
Mutaciones del gen BRCA en el cáncer de ovario
Un estudio destaca la importancia de localizar las mutaciones del gen BRCA para tratar el cáncer de ovario
El Médico Interactivo
30 de noviembre 2022. 1:38 pm