La información y sensibilización pública sobre las drogas y las adicciones son las líneas de actuación de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, según explica a
EL MÉDICO Joan R. Villalbí, el delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas.
¿Cuáles son las drogodependencias que más preocupan al Plan Nacional sobre Drogas?
Las
adicciones a sustancias que más nos preocupan en la Delegación son, por una parte, las referidas a las sustancias con mayor capacidad destructiva, como la heroína, la metanfetamina o el crack, y, por otra, las más difundidas, como el alcohol. La heroína causó una verdadera catástrofe décadas atrás, y en nuestro país seguimos teniendo muchas personas con dependencia a la heroína, la mayoría en tratamiento. La metanfetamina y el crack tienen un volumen de consumo pequeño en España, pero son muy destructivas. En otros países han sido devastadoras, de modo que nos ocupan mucho. Por otra parte, el alcohol está muy difundido y aceptado en España. Por eso, es la sustancia que tiene potencial adictivo con mayor frecuencia de consumo, la primera causa de demanda de tratamiento en la red de adicciones desde hace años, y se le atribuyen unas 15.000 muertes anuales.
¿Cuáles son sus principales líneas de actuación?
Las principales actividades de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas son la información y sensibilización pública sobre las drogas y las adicciones, con especial referencia a profesionales y servicios; el conocimiento de la situación y las tendencias mediante indicadores y encuestas, y la coordinación y colaboración con las administraciones públicas, organismos internacionales, y otras entidades que intervienen en este campo, construyendo con ellas nuestros planes de acción y contribuyendo a la elaboración de los suyos. También trabajamos en la gestión del Fondo de Bienes Decomisados por narcotráfico y la canalización de recursos para prevenir y responder a las adicciones en las comunidades autónomas, corporaciones locales, ONG y grupos de investigación procedentes de diversas fuentes como los presupuestos generales del estado, el fondo de bienes decomisados, o estos últimos años de fondos europeos.
¿Qué población es más vulnerable a desarrollar una adicción?
Nadie es inmune al riesgo de desarrollar una adicción: se dan en todos los estratos y capas sociales. En las familias y grupos sociales donde hay más presencia y consumo de sustancias adictivas es más probable que se inicie antes su consumo. En los entornos más desfavorecidos, sus consecuencias suelen ser más graves.
¿Cómo se trabaja con ellos?
En este ámbito hay tres aspectos a considerar: prevención, tratamiento, y reinserción. La prevención se centra en evitar el consumo inicial, y evitar que las experiencias de consumo se conviertan en consumo problemático y deriven en adicción. El tratamiento se centra en las personas con un problema de abuso o dependencia, buscando evitar sus peores consecuencias. La reinserción busca que las personas en tratamiento puedan recuperar su espacio en la sociedad.
En los últimos años han aumentado las adicciones sin sustancias, ¿cuáles son las más preocupantes?
Hace poco tiempo que se reconoce de forma general que algunas conductas pueden llevar a adicción, aunque no haya una sustancia implicada, son las llamadas adicciones comportamentales. La más claramente establecida es la relativa al juego de apuestas, donde el trastorno por juego se ha reconocido como adicción por la OMS y por la APA. Otras están todavía en estudio, al no estar tan claramente establecidos los criterios diagnósticos o aspectos como la frontera entre patología y normalidad. La OMS está trabajando en este campo, desarrollando propuestas de instrumentos diagnósticos y guías de actuación. La Delegación integró módulos en sus encuestas con preguntas para conocer mejor este fenómeno, y se está implantando un nuevo indicador de inicios de tratamiento por adicciones comportamentales con las comunidades autónomas. Los datos los recogemos en un informe que actualizamos periódicamente, disponible en nuestra web.
¿Qué objetivos se han establecido para abordarlas?
En la Delegación hemos favorecido el desarrollo de iniciativas de prevención universal para el juego, y ahora estamos fomentando la implantación de las que han demostrado mayor eficacia. Para contribuir a la sensibilización social hemos desarrollado una campaña publicitaria en 2022 y lo haremos de nuevo en 2023. Apoyamos el trabajo de las entidades sociales en este ámbito, notablemente de FEJAR, que agrupa a la mayoría de ellas y que se presenta a nuestras convocatorias de subvenciones. Estamos recogiendo datos con las comunidades autónomas sobre los inicios de tratamiento en la red. Favorecemos el desarrollo de guías clínicas de tratamiento para fomentar su abordaje profesional. Estos últimos años, hemos considerado dicho tema como prioridad en nuestras convocatorias de ayuda a la investigación, de modo que está surgiendo un nuevo cuerpo de conocimiento en este terreno que permitirá desarrollar nuevas acciones.
¿Cuál es la coordinación entre AP y Especializada en el control de las adicciones?
En general, la red de tratamiento de drogas y adicciones está en la periferia del sistema sanitario. Al no existir apenas servicios de adicciones antes de las transferencias a las comunidades autónomas, fuera de algún centro para alcohólicos, que surgieron de nueva planta desde los ayuntamientos en las zonas más afectadas o a partir de iniciativas de entidades sin ánimo de lucro (ONG), las comunidades autónomas fomentaron y financiaron desde sus consejerías de servicios sanitarios o sociales, según los casos. Salvo en alguna comunidad autónoma que los ha integrado totalmente en la red sanitaria pública, suelen configurar una red propia y separada.
Esta red se financia con recursos públicos, se gestiona bien desde servicios públicos (locales o autonómicos), bien por ONG, se financia mediante esquemas diversos (presupuesto, contrato/concierto o subvenciones), y tiene grados de integración variable en el servicio autonómico de salud. Dicha integración puede darse más con la red de salud mental o con la de Atención Primaria, y se expresa en aspectos como la integración de historias clínicas, el acceso a la receta electrónica, o el esquema de relaciones con otros servicios.
En la población infanto-juvenil, ¿cuáles son los objetivos prioritarios del Plan Nacional sobre Drogas?
En la adolescencia las personas suelen experimentar todo tipo de conductas que ven como propias de la población adulta, y su percepción del riesgo es muy baja. Al mismo tiempo, la experimentación favorece la progresión en el consumo, especialmente con algunas sustancias. Por eso los primeros objetivos de prevención son evitar o retrasar el inicio de la experimentación. Pero para las personas que han iniciado el consumo, el objetivo es evitar el consumo más problemático. En sociedades abiertas como la nuestra, hay una gran oferta de sustancias, y para las que son legales (aunque estén prohibidas a menores), la accesibilidad es mayor. Los esfuerzos se centran en disminuir la proporción que inician precozmente el consumo, y en disminuir la frecuencia de consumo entre quienes lo han iniciado, con énfasis en las sustancias más difundidas (alcohol, tabaco, cannabis…), así como en el juego de apuestas.
¿A qué edad es el inicio en las adicciones, tanto de sustancias como de no sustancias?
En los últimos años tenemos indicios de mejora en diversos ámbitos, pero otros nos plantean retos. Como es normal, a lo largo de la adolescencia la proporción de personas que ha probado las sustancias más difundidas se va incrementando cada año. Más que la edad de inicio de quienes ya se han iniciado, que variará en cada franja de edad, nos interesan indicadores como la prevalencia o la intensidad del consumo. A estas edades apenas vemos patrones de adicción (salvo para el tabaco), pero sí ciertos patrones de consumo que consideramos de riesgo.
¿Hay diferencias entre la edad de inicio en niños y en niñas? Y, ¿en cuanto al tipo de adicción?
Hay diferencias en drogas y adicciones. Tradicionalmente, los niños son más propicios a las conductas de riesgo que las niñas. Pero desde hace unos años, vemos como las niñas fuman más tabaco a edades precoces, aunque luego los varones las superen. También hemos visto que el consumo de alcohol en la adolescencia tiende a igualarse. En estas conductas y tendencias, los cambios sociales en los roles de género juegan un papel muy importante, y para las conductas y sustancias legales la promoción y el marketing son un factor relevante.
¿Qué papel tiene la familia y el entorno en el manejo de las adicciones en este grupo de población? ¿Qué papel tiene la escuela? ¿Es importante establecer programas de educación sanitaria centrados en las adicciones?
El entorno familiar es importante, los adolescentes que crecen en una familia con buenas dinámicas de comunicación, donde se saben aceptados y queridos, y en la que hay expectativas y normas sobre lo que es apropiado hacer tienen menos riesgo de consumir, y en caso de consumos experimentales, menos riesgo de que estos deriven hacia consumos problemáticos.
¿Qué papel tiene la escuela?
Las escuelas juegan un papel importante, son un buen marco para el desarrollo de programas de prevención universal. Hay programas de educación emocional para la escuela infantil y primaria que disminuyen los riesgos (no sólo del uso de sustancias adictivas, sino también de otras conductas), y hay programas de prevención universal para la escuela secundaria que han demostrado su valor. También sabemos que ayudar a los adolescentes con malos resultados escolares disminuye sus riesgos, y que identificar y tratar precozmente los problemas de salud mental es importantísimo. Pero esto son unas breves pinceladas, acabamos de editar una revisión rigurosa sobre la prevención familiar.
¿Con qué dificultades se encuentran a la hora de implantar los programas de prevención?
Hemos de potenciar los programas de mayor valor añadido, aquellos que han sido evaluados con rigor y han demostrado su eficacia. Hay muchas actividades de prevención realizadas por personas y organizaciones bienintencionados que no han demostrado su utilidad que se deberían ir abandonando. Desde hace años, financiamos proyectos de investigación orientados a la evaluación de los programas. Recientemente, hemos diseñado un Portal de Buenas Prácticas donde se recogen los programas evaluados con indicios de eficacia, y queremos fomentar su uso. Las administraciones que financian la prevención deberían orientar sus recursos a la realización de estos programas