Desde 1960, año en que se desarrolló la primera unidad para el tratamiento del dolor en el mundo, mucho han evolucionado en todos los aspectos. ¿Cuál es en este momento su opinión sobre la consolidación de las Unidades del Dolor (UD) en España?
Actualmente, las Unidades de Dolor se han consolidado como referentes de atención profesional a dolores de difícil control en toda España. Comenzó siendo una prestación derivada de la conciencia y formación profesional de algunos anestesiólogos como Madrid Arias y luego, Barutell, Vidal, González Durán y actualmente existen en todos los hospitales nacionales que se precien, tanto los centros de referencia nacional o autonómica, como en los hospitales medianos. En la Medicina pública y en la privada.
Teniendo en cuenta la complejidad que supone el tratamiento del dolor y el abordaje multidisciplinar de las UD, ¿cuáles son las dificultades y las ventajas en la coordinación de una UD?
La respuesta no es muy distinta en nuestro entorno que en otros entornos de otras especialidades o de otras profesiones. Un ejemplo que se entiende bien es el de una orquesta. Puede estar formada por pocos o muchos músicos, de cuerda, viento, percusión, con solista, incluso con coro. Todos interpretan la misma pieza musical que solo suena cuando cada uno interpreta su parte y lo hacen todos juntos. Un músico solo puede interpretar la melodía, pero la pieza necesita a todos para quedar completa.
La creación de equipos y el liderazgo es una competencia transversal imprescindible en nuestra sociedad donde es casi imposible que una sola persona pueda abarcar todos los conocimientos. Muchas piezas musicales y médicas necesitan a un gran elenco de profesionales afinados trabajando al unísono.
¿Quiénes son los pacientes más habituales derivados desde la Atención Primaria o de los distintos especialistas a las UD?
En general, los pacientes que no responden o que tienen una recaída severa. Fundamentalmente, dolor musculoesquelético, dolor lumbar, artrosis y osteoporosis. Una parte también importante son los pacientes derivados tras intervencionismos, prótesis, artrodesis, que necesitan una ayuda terapéutica para completar su recuperación después de cirugía.
Las neuralgias de trigémino, postherpéticas y desde luego el dolor asociado al cáncer completan nuestros pacientes.
¿Qué pautas se siguen en las UD en cuanto al tratamiento del Dolor Neuropático Localizado?
Cuando es posible usamos el tratamiento local, con acción transdérmica con cremas o iontoforesis, apósitos tópicos de lidocaína. A veces, son precisas técnicas mínimamente invasivas como las asociadas a electricidad, TENS, PENS, radiofrecuencia, bloqueos analgésicos con esteroides o neuromodulación con estimuladores eléctricos implantados o infusores analgésicos.
La medicación sistémica con antidepresivos antiepilépticos y opioides tipo tramadol o más potentes como morfina. Oxicodona o Tapentadol tampoco son desdeñables.
¿Cómo se abordan aquellos cuadros clínicos de intenso dolor, sin lesiones aparentes y sin analíticas, resonancias magnéticas, ni exámenes que lo justifiquen?
El dolor es algo más que una percepción, es una percepción, modulada e integrada, por tanto, siempre hay un componente del dolor no justificado solo con una lesión existente, y depende de la manera de vivir e interpretar la lesión, la incapacidad, los aspectos sociales, laborales, emocionales'
Cuando no somos capaces de encontrar lesiones que justifiquen, intentamos tratar el dolor cómo y dónde lo percibe el paciente, yendo de menos a más y buscando con esa actitud encontrar aquellas medidas que mejoren la vivencia a los pacientes.
La fibromialgia es un ejemplo de dolor en el que no encontramos lesiones y que muchas veces precisa abordajes periféricos, en puntos localizados y sistémicos con actividad, ejercicio, higiene postural y medicación para dolor, descanso y también depresión.
¿En qué momento se encuentran los arsenales tanto terapéuticos como técnicos y sus consecuentes investigaciones en el tratamiento del dolor?
Nunca hemos tenido más y mejores armas para tratar el dolor y mejor conocimiento y mas científicos buscando las respuestas a las preguntas sobre el dolor, el cómo, el por qué, el cuanto, el cuándo.
Es verdad que sigue habiendo muchas preguntas y sigue siendo imperfecta, desgraciadamente, la capacidad de aliviar a nuestros pacientes, aunque el futuro es muy prometedor.
¿Qué importancia tiene el paciente en la involucración personal en las UD?
El paciente como me gusta decir, es el principal beneficiario y perjudicado de su propia salud, el paciente es el centro de nuestros desvelos, intentamos hacerle un traje a medida para su patología, pero debe tomar una postura no solo colaboradora, sino activa buscando cumplir las prescripciones y con sus hábitos mejorar el dolor en el día a día. Nadie sabe más de dolor que el propio paciente, que es quien nos enseña cada día.
Me consta su dedicación en las redes sociales con el blog del sector salud, http://blog.diagnostrum.com/, con un marcado interés por la innovación de la tecnología móvil (mHealth y eSalud). ¿Qué balance del mismo haría?
Las tecnologías y las máquinas no han venido a reemplazar, sino a reforzar nuestra profesión, haciendo llegar más y mejor los consejos de salud, facilitando la comunicación y generando herramientas de diagnóstico accesibles a todo el mundo. Esto no es el futuro, ya es el presente, no solo para ayudar a los médicos, también para ayudar a los pacientes en su formación y en la elección de profesionales o en la comprensión de enfermedades y tratamientos.
¿Le gustaría añadir algo?
Agradecer la oportunidad de difundir un mensaje de esperanza y de responsabilidad entre los pacientes con dolor crónico: hay tratamientos, son eficaces y hay muy buenos profesionales capaces de administrarlos, pero lo mejor es prevenir el dolor mediante hábitos saludables y tratamientos precoces que son más eficaces y generan menos costes.