El uso continuo de fármacos o su interacción con otras sustancias pueden generar toxicidad sistémica o acumulación en órganos donde no son necesarios.
La mayoría de los fármacos son sistémicos y esto implica que deben ingresar por todo el torrente sanguíneo para poder llegar con la concentración ideal a la zona afectada.
Por ello, un grupo de investigación a cargo de Lino Sánchez Segura, adscrito al
Cinvestav Unidad Irapuato, diseña sistemas nanotecnológicos para encapsular fármacos y dirigirlos de manera específica a la zona donde deben actuar.
Encapsulación de un fármaco
La encapsulación de un fármaco ayuda a que la sustancia administrada llegue en forma activa a las células afectadas y reduzca los efectos adversos.
Un informe científico publicado en la revista
Scientific Reports, dedica especial atención al estudio de la producción de nanopartículas de albúmina.
Una proteína que se encuentra de forma abundante en el sistema circulatorio y que debido a su capacidad de moldeado permite ensamblarse para formar estructuras de tamaño nanométrico, con capacidad de encapsular y transportar metabolitos.
“El mecanismo de transformación de la albúmina en nanopartículas ha sido ampliamente estudiado, pero solo unos pocos análisis se centran en la estabilidad, el almacenamiento, el efecto del excipiente y los cambios de las propiedades fisicoquímicas después de la dispersión”, comenta Sánchez Segura.
El aporte del Cinvestav se enfoca en generar una nueva tecnología más segura, ya que la mayor parte de los fármacos nanoestructurados o que utilizan biopolímeros tienden a perder estabilidad conforme pasa el tiempo.
Sin embargo, encontraron un excipiente, componente que sirve para dar consistencia, forma y sabor a un medicamento, que ayuda a una estabilidad de almacenamiento a largo plazo.
Beneficios a la vista
El estudio del Cinvestav se centró en mejorar la vida útil de estos fármacos y, para ello, sometieron nanopartículas a medios de deshidratación controlada.
Para ello, usaron cloruro de sodio y agua desionizada; y revelaron que la proteína no es estable y conforme pasa el tiempo desprende unidades que conforman la estructura original y conllevan a la pérdida del fármaco.
Sin embargo, cuando se secan con la sacarosa, mejoraron algunos aspectos de tamaño, morfología y características como la carga superficial que tiene una partícula.
Posteriormente, como alternativa a la encapsulación, utilizaron un metabolito secundario que se llama capsaicina, el cual permite moderar el efecto de un medicamento.
Tras esta investigación, se busca que la información para
la creación de nanopartículas pueda utilizarse en el tratamiento de la ateroesclerosis.
Enfermedad que se origina por la formación de una placa debido a la acumulación de lípidos dentro de las paredes arteriales, lo cual puede restringir el flujo sanguíneo.