Una nueva investigación de la Universidad de Birmingham, en Reino Unido, ha encontrado que niveles más bajos de anticuerpos en la saliva se asocian con un riesgo elevado de mortalidad y podrían ser un indicador temprano de riesgo.
El estudio, publicado en 'Plos One', examinó las asociaciones entre la inmunoglobulina A secretora (IgA), el anticuerpo común que se encuentra en la saliva, y las tasas de mortalidad en la población general.
De este modo, observaron una vinculación negativa entre la tasa de secreción de IgA y la mortalidad por cualquier causa. Un análisis más detallado de las causas específicas de mortalidad reveló que la relación con todas las causas se debió a una asociación subyacente con la mortalidad por cáncer y, en particular, con cánceres no pulmonares.
El equipo de este trabajo cree que como parecen ser un marcador de riesgo de mortalidad y son mucho menos invasivos que la toma de muestras de sangre, los análisis de saliva para determinar la tasa de secreción de IgA tiene potencial para emplearse como un indicador de la salud general por los profesionales sanitarios como parte de un chequeo general.
Se midió en un total de 639 adultos, del 'West of Scotland Twenty-07 Study', con edades de unos 63 años en el momento de la toma de muestras de saliva en 1995, su tasa de secreción de IgA y la tasa de mortalidad durante los 19 años siguientes. Se ajustaron las asociaciones por sexo, tandas de ensayo, grupo ocupacional en la familia, el tabaquismo, el uso de medicamentos y la salud que dijeron tener los propios participantes.
Las inmunoglobulinas o anticuerpos son proteínas secretadas por las células blancas de la sangre y son esenciales para la lucha contra las enfermedades infecciosas.
'Hay una serie de factores que pueden afectar a lo bien que producimos anticuerpos y mantener sus niveles. Hay algunos sobre los que no tenemos ningún control, como la edad, la heredabilidad o la enfermedad, pero nuestro estado general de salud también puede afectar a sus niveles: el estrés, la dieta, el ejercicio, el alcohol y el tabaco pueden influir en esos niveles', explica Anna Phillips, de la Universidad de Birmingham.
'Aún está por verse cómo se podrían emplear las muestras de saliva en los chequeos, ya que necesitamos entender mejor qué tasa de secreción sería considerada motivo de preocupación, lo que llamamos el nivel de protección. Podríamos decir que, en caso de ser extremadamente baja, sería un útil indicador temprano de riesgo', añade esta experta.