Pocos estudios han examinado los efectos de los brotes de enfermedades infecciosas generalizadas sobre el suicidio
14 de abril 2021. 11:19 am
Un nuevo estudio observacional publicado en la revista ‘The Lancet Psychiatry’ ha examinado los suicidios ocurridos durante la fase inicial de la pandemia de COVID-19 en múltiples países y ha concluido que el número de suicidios permaneció en gran medida sin cambios o disminuyó en…
Un nuevo estudio observacional publicado en la revista
'The Lancet Psychiatry' ha examinado los suicidios ocurridos durante la fase inicial de la pandemia de COVID-19 en múltiples países y ha concluido que el número de
suicidios permaneció en gran medida sin cambios o disminuyó en los primeros meses de la pandemia.
El trabajo utilizó datos de suicidios en
tiempo real obtenidos de fuentes oficiales para determinar si las tendencias en los recuentos mensuales de suicidios cambiaron tras el inicio de la pandemia. Compararon las cifras de suicidios mensuales antes de la COVID-19 con las cifras observadas en los primeros meses de la pandemia para determinar cómo cambiaron las tendencias de suicidio durante la pandemia.
El estudio incluyó 21 países y regiones (16 de renta alta y 5 de renta media-alta), incluyendo datos de todo el país en 10 países y datos de 25 áreas específicas en 11 países.
Los autores
no encontraron pruebas de un aumento del número de suicidios en los primeros meses de la pandemia en ninguno de los países incluidos. En 12 zonas había pruebas de una disminución de los suicidios, en comparación con las cifras previstas.
Adaptación de los servicios de salud mental
Los autores señalan que sus resultados podrían explicarse por algunas de las medidas que los gobiernos tomaron en los distintos países. Por ejemplo, en muchos países se aumentaron o
adaptaron los servicios de salud mental para mitigar el posible impacto de las medidas de encierro en la salud mental y el suicidio.
Del mismo modo, se pusieron en marcha
medidas fiscales para amortiguar las dificultades económicas que experimentaron las personas que perdieron sus empleos o tuvieron que cerrar sus negocios como consecuencia de las órdenes de confinamiento en el hogar.
También señalan que la pandemia podría haber potenciado algunos factores que se sabe que protegen contra el suicidio (como el
apoyo de la comunidad a las personas vulnerables, las nuevas formas de conectarse con otros a través de Internet y el fortalecimiento de las relaciones gracias a que los hogares pasan más tiempo juntos), así como una reducción del estrés cotidiano para algunas personas.