Para poder hacer viables los proyectos de gestión clínica es necesario flexibilizar la organización de los hospitales, y otorgarles de más autonomía, ya que si ni si quiera los gestores gozan de autonomía para tomar decisiones en sus centros, es difícil que estos puedan transferírsela a los clínicos. Esa es una de las principales conclusiones que se desprenden de la jornada '¿Son viables los proyectos de gestión clínica?', organizada por la Federación de Asociaciones Científico Médicas de España (FACME) y la Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA). Tal como explicaba Joaquín Estévez, presidente de SEDISA, desde la fundación de la sociedad uno de sus cuatro pilares básicos ha sido hacer una realidad la gestión clínica, en el sentido de 'no transformar a los clínicos en gestores, ni a los gestores en clínicos, sino establecer un sistema que facilite la participación de los clínicos en la mejora sistemática de la eficiencia, mediante el desarrollo de prácticas de gestión adecuadas'. Para conseguir este objetivo, según Estévez, además se debe 'cambiar el rol del directivo para que sea facilitador, evaluador y controlador, pero no el decisor y el ejecutor de todo, esos tienen que ser los jefes de las unidades clínicas'.
En este sentido, Carlos Macaya, presidente de FACME insistía en que 'es necesario cambiar el sistema para que sea más eficiente, y ese cambio no puede llevarse a cabo sin los médicos'. Así, apostaba porque las Unidades de Gestión Clínica lideren el camino hacia la creación de valor como objeto predominante, lamentando que tras el pacto alcanzado entre los profesionales y el Gobierno sobre esta cuestión, todavía no se haya materializado el Real Decreto de Gestión Clínica.
Si bien no había representación ministerial para responder a este hecho, sí se manifestaba el viceconsejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Manuel Molina Muñoz, que por su parte declaraba que 'debemos modernizar el sistema sanitario mediante modelos de gestión que dinamicen y potencien la atención integral, la atención por procesos, apostando por la innovación y las nuevas tecnologías para que la atención esté centrada en el paciente y el ciudadano'.
Una camino lleno de barreras
Tras estas consideraciones previas, era César Pascual, director general de Coordinación de la Asistencia Sanitaria del SERMAS, pero hablando desde su perspectiva como gerente, quien profundizaba en el por qué parece tan difícil instaurar proyectos de gestión clínica. 'Nadie discute el concepto, sino el cómo crearlo', y es que desde su perspectiva, 'si no modificas el hospital la gestión clínica es inviable'.
Apoyándose en su larga trayectoria como gestor, Pascual defendía que si bien los gestores siguen creyendo que la gestión clínica 'es una herramienta básica y fundamental', lo cierto es que actualmente la ve como 'viable y posible, pero poco probable en el medio plazo'. Esto era así porque aún no se han salvado barreras para su introducción como la escasa implicación de los colectivos profesionales, la escasa cultura de innovación de las organizaciones, el tímido apoyo institucional y sobre todo la necesidad de reforma del marco normativo y laboral. 'Necesitamos flexibilizar nuestras organizaciones' afirmaba Pascual, que veía necesario pasar de un modelo jerarquizado a una estructura horizontal, ya que 'en un entorno de gestión pública directa no se pueden hacer unidades de gestión clínica'. Así, más que proyectos aislados, César Pascual veía necesaria 'una profunda revisión del modelo hospitalario' para que la gestión clínica de verdad fuera posible.