La
Fundación Viatris, heredera de la Fundación Mylan para la Salud, ha logrado llevar a cabo grandes proyectos en áreas como la hipercolesterolemia o la Oncología, que van más allá de los propios tratamientos y se centran en mejorar la forma de trabajar con los pacientes que sufren estas patologías. Asimismo, uno de sus grandes caballos de batalla es la mejora de la adherencia, para mejorar no solo los resultados en salud, sino evitar costes innecesarios.
¿Cómo asume la Fundación Viatris para la Salud el legado de la Fundación Mylan? ¿El cambio de concepto de la compañía, más abierto y flexible, también ha supuesto una nueva forma de trabajar desde la Fundación?
La Fundación Viatris, al igual que Viatris corporación, nace en noviembre del 2020 fruto de la unión de Mylan con Upjohn, una antigua división de Pfizer. Esta continúa la misión, los objetivos y las líneas de actuación que ya eran de su primigenia entidad fundacional, pero incorporando a eso la nueva dimensión de la compañía.
Las líneas de actuación que nuestra Fundación trabaja son cuatro: 1) educar en salud, tanto a la población general, como a nuestros profesionales sanitarios; fomentando hábitos saludables, 2) prevención y diagnóstico precoz: impulsando cribados de patologías que conduzcan a diagnósticos precoces, 3) adherencia terapéutica en una creciente población crónica polimedicada (fruto del imparable envejecimiento poblacional europeo), y 4) dimensión emocional de la Salud.
¿Por qué es importante tener una perspectiva de innovación científica, pero también social, desde el ámbito sanitario?
La sociedad evoluciona igual que la ciencia y tenemos que tener presentes todas las posibilidades que hoy existen. A nivel de medios, vemos claro cómo las redes sociales conectan a las personas, y como eso puede ser clave también para educar en salud, por ejemplo. Pero también para tener otras formas de acercarnos a esos pacientes que a veces están más aislados o con más dificultad de acceso al entorno sanitario.
Uno de sus grandes caballos de batalla es sin duda mejorar las actuales cifras de adherencia terapéutica, ¿por qué es tan importante avanzar en este tema?
En España, cada año fallecen, por desgracia, 1.300 personas por accidentes de tráfico, pero existe una gran conciencia social al respecto. Sin embargo, cada año, pierden la vida en nuestro país 18.000 personas a causa de la no adherencia terapéutica, por muertes prematuras (una cifra que asciende a 200.000 personas si miramos los datos de Europa), y estoy convencido de que, si hacemos una encuesta a la población, desconocen este dato por completo. Así, el resultado de ese desconocimiento es que, según la OMS, 1 de cada 2 pacientes crónicos en países desarrollados no se toma su medicación adecuadamente.
Fruto de esa no adherencia se produce esa mayor mortalidad, pero también mayores costes sanitarios directos en nuestro sistema nacional de salud, que pueden llegar a ascender a un total de 11.200 millones al año, además del número de fármacos destruidos que no se utilizan y del incremento de visitas a urgencias y a los servicios sanitarios, ocasionadas por un mal control de la enfermedad. Incidiendo decisivamente en la calidad de vida de nuestros pacientes crónicos (prácticamente uno de cada dos españoles sufre una patología crónica).
Por todo ello, desde la Fundación una de nuestras líneas prioritarias es facilitar herramientas para mejorar esa adherencia.
¿Qué aporta en este sentido el Sistema Personalizado de Dosificación (SPD)?
Es toda la medicación de una persona, organizada por tomas, en un único dispositivo. Así, el paciente ya no se tiene que preocupar. El protocolo no solo activa el seguimiento farmacoterapéutico del profesional de Farmacia, sino que también establece ese contacto con el médico de Atención Primaria, para verificar qué medicación está tomando ese paciente. Así, se concilia y verifica la medicación y se inicia un seguimiento por parte del farmacéutico. Además, como la medicación se prepara por tomas no hay desperdicio, lo que supone un ahorro global.
Está constatado que, gracias al SPD, se consiguen altísimas adherencias, pero queremos lograr más evidencia al respecto, por lo que desde la Fundación vamos a trabajar en un nuevo estudio en el que nos apoyaremos en nueva tecnología Big Data con este fin.
¿Por qué este sistema aún no es tan conocido por los médicos? ¿En qué están trabajando para poner una solución al respecto?
Bajo nuestro patrocinio, SEMERGEN lanzó una encuesta a médicos de Atención Primaria sobre su conocimiento de la herramienta del SPD. El resultado de esta fue que apenas 1 de cada 2 médicos de Primaria estaban familiarizados con el SPD. Sin embargo, de los que conocían la herramienta, el 98 por ciento opinaban que era muy útil para lograr el cumplimiento terapéutico y denominaban como vital el diálogo y colaboración con la farmacia para implantar este modo de dispensación. Pese a ello, en ese momento, solo la mitad mantenían contacto con el farmacéutico por no disponer de un vehículo comunicativo directo.
Para mejorar estas cifras trabajamos en varias líneas, como los premios a la prescripción, también queremos seguir impulsando el documento de consenso sobre el uso de los SPD SEFAC-SEMERGEN, premio a la mejor incitativa del año en adherencia terapéutica del 2021 por parte del Observatorio de Adherencia Terapéutica, y trabajamos con las CC. AA. para que, ahora que se están generando reformas legislativas en el ámbito de la Farmacia, se pueda tener presente esta circunstancia. Porque invertir en SPD no es un coste, sino que es una herramienta que puede generar importantes ahorros.
Otra de sus áreas de trabajo con sociedades científicas, como es el caso de SEFAC y SEMERGEN que antes comentaba, es mejorar el porcentaje de población con hipercolesterolemia diagnosticada y tratada, ¿cómo han trabajado al respecto?
En primer lugar, este proyecto parte de un documento para el manejo del colesterol. Se trata de un documento multidisciplinar realizado entre SEFAC y SEMERGEN, que cuenta con un algoritmo de toma de decisión para que el farmacéutico sepa cuándo referir a esa persona al médico de Atención Primaria. Acompañando a ese algoritmo hay un protocolo a seguir en estas situaciones.
En segundo lugar, hemos puesto en marcha ya dos campañas de cribado de colesterol junto a SEFAC, en las que precisamente se hace uso de este protocolo y este algoritmo de derivación. La primera campaña tuvo lugar el año pasado y en mayo de este año arrancaba la segunda.
Estas campañas contaban con un doble objetivo. Para empezar, educar a la población, porque hay muchas personas que, pese a hacerse analíticas con frecuencia, ni siquiera recuerdan cuáles son sus parámetros de colesterol. Pero también, el ser capaces de medir en la farmacia comunitaria el colesterol para tomar medidas al respecto. Si es necesario, derivando al médico, además de dando consejos de salud.
Hay que recordar que la primera causa de muerte en los españoles es la enfermedad cardiovascular, y una cuarta parte de las mismas se deben a la hipercolesterolemia. No obstante, la mitad de los españoles mayores de 18 años padece de la misma, pero solo un 24 por ciento está diagnosticada y únicamente un 12 por ciento está controlada.
Otra de las áreas recientes de trabajo ha sido trabajar en mejorar la comunicación de malas noticias en Oncología, ¿qué se ha conseguido al respecto?
El objetivo inicial de todo este proyecto era saber hasta qué punto estábamos “abrazando” bien, emocionalmente, a nuestros pacientes oncológicos en los hospitales. Porque, como ya hemos mencionado, nos interesa la salud integral de la persona, y eso incluye la parte emocional y la salud mental. Y el cáncer es una enfermedad que provoca mucho sufrimiento en este sentido.
Para ello, planteamos en 2019 un estudio inicial, en el que descubrimos que el 82 por ciento de los hospitales españoles no cribaba emocionalmente a los pacientes oncológicos, es decir, no se adaptaba o modulaba el discurso en función del estado emocional del paciente (
gold standard). La siguiente conclusión es que nuestros oncólogos, reconocidos internacionalmente como grandes terapeutas, adolecen pese a ello de capacidades en el ámbito comunicacional, porque no han sido formados para ello, lo que les hace sentirse incómodos en la transmisión de malas noticias. Algo que además acaba por percibir el paciente.
Así, el primer paso fue buscar herramientas para mejorar ese cribado de los pacientes. Para ello, existía unos cuestionarios (HADS y MiniMac) internacionales considerados (
gold standard) para dimensionar la ansiedad, depresión y afrontamiento ante una patología como el cáncer, del que apenas se hacía uso porque suponía realizar un total de 42 preguntas al paciente. Se desarrolló y evaluó una alternativa más sencilla de usar en la práctica clínica, denominada ADAF, acrónimo de Ansiedad, Depresión y Afrontamiento, que solo utiliza 5 preguntas, siendo igual de efectivo y mucho más fácil de aplicar.
La otra pata de este proyecto era mejorar la capacidad comunicativa de los profesionales y, en este sentido, se puso en marcha un curso formativo. Además, se quiso medir cómo se sentía el médico antes y después de la formación y cómo se sentían sus pacientes antes de que este fuese formado y después. En el caso de los pacientes, sus niveles de ansiedad bajaron a la mitad y el afrontamiento de la patología mejoró significativamente, posformación de sus clínicos. Respecto a los oncólogos, hubo una gran valoración de la formación. Tras ella, el cien por cien disponían de un plan de comunicación y el 50 por ciento decían sentirse cómodos al comunicar con sus pacientes, frente al 20 por ciento al inicio de la formación.
En cuanto al trabajo en colaboración con las asociaciones de pacientes, ¿qué líneas de acción destacaría?
Las asociaciones de pacientes están siempre presentes en todas nuestras iniciativas. Su punto de vista e implicación en nuestros proyectos es imprescindible. Algunos ejemplos son GEPAC en el proyecto Quasar sobre el abordaje del SAC en pacientes oncológicos; FEP en el cribado emocional de pacientes oncológicos ADAF; CardioAlianza en cribado hipercolesterolemia, etc.
¿Por qué también es importante trabajar con los gestores sanitarios para lograr una mayor calidad asistencial?
Porque, precisamente, donde es imprescindible gestionar recursos no ilimitados y valorar resultados, es donde es clave apoyar que exista una gestión profesional.
Por último, en el área de investigación de la propia Fundación, ¿qué proyectos se marcan a futuro?
Queremos ayudar al sistema a evolucionar de un modelo sanitario hospitalocéntrico para agudos, a uno asistencial domiciliario de pacientes crónicos, además de luchar por acercar la asistencia al paciente, su adherencia y contribuir a velar por la dimensión emocional de nuestra población. Todos ellos son ámbitos en los que queremos continuar estando presentes.