Si solo analizáramos los valores en Bolsa y los resultados presupuestarios presentados en su Junta de Accionistas, podríamos pensar de una farmacéutica como Novo Nordisk que sus plusvalías se reducen a beneficios económicos; pero al estudiar los resultados con más detenimiento nos encontramos con otras…
Si solo analizáramos los valores en Bolsa y los resultados presupuestarios presentados en su Junta de Accionistas, podríamos pensar de una farmacéutica como Novo Nordisk que sus plusvalías se reducen a beneficios económicos; pero al estudiar los resultados con más detenimiento nos encontramos con otras múltiples plusvalías no monetarias, pero no por ello menos tangibles, en una compañía que aporta a la sociedad no solo medicamentos, sino sostenibilidad productiva en equilibrio ecológico y apuesta por las personas y los países de diferente poder adquisitivo.
Es cierto que la obesidad y la diabetes son enfermedades mucho más prevalentes en países desarrollados y a ellas dedica la compañía danesa un gran esfuerzo en investigación y desarrollo. La cuestión es que al poner sus medicamentos en el mercado podrían quedar relegados tanto personas poco pudientes como países pobres. Para responder a este reto de no dejar descolgados a los menos favorecidos, no por ello menos necesitados de salud, la corporación ataca estas enfermedades no solo desde un punto de vista farmacéutico, sino holístico, de modo que la visión global de la obesidad, la educación dietética y la formación básica forma parte de un paquete conjunto de acción preventiva mucho antes de llegar cuando ya sea inevitable a la insulina, o en su caso a la liraglutida o semaglutida.
En esta línea de actuación responsable socialmente, la intervención de Novo Nordisk en África es más que notable. Precisamente, para evitar que ocurra en estos países una pandemia de obesidad y diabetes, parecida a la que ya se da en los países desarrollados, la compañía que ahora celebra su 96 aniversario lleva 80 años de actuación y experiencia en África donde hay alrededor de 32 millones de adultos con diabetes, 118.000 niños y adolescentes con diabetes I y en 2017 murieron 470.000 personas por sus efectos, calculándose que para 2045 puedan sumar los diabéticos 72 millones; siendo más grave aún el hecho de que 3 de cada 5 personas que padecen diabetes 2 en el continente africano no saben que la tienen.
De modo que actuar en un continente en explosión demográfica y con unas condiciones socioeconómicas mucho más precarias que en los países desarrollados, sumados a un nivel cultural general más bajo, hace imprescindible una actuación no solo farmacéutica, sino, sobre todo, preventiva y de facilitación de acceso a productos como la insulina, reduciendo su costo de manera solidaria a precios que allí lo puedan abordar. Por ejemplo, en el año 2017 frente al precio medio de la unidad del vial de insulina de 3-4 euros, la ayuda de la farmacéutica danesa logró tratar con insulina a más de 300.000 pacientes por un precio de 12 céntimos por pacientes y día, incluso menos en algunos países africanos.
Actuaciones en 19 grandes urbes del mundo
“Y no solo es el costo, sino en ocasiones el propio conocimiento de la enfermedad y de cómo debe ser tratada, tanto desde el punto de vista dietético, farmacológico y desde otros hábitos de vida”, apuntó Dorethe Nielsen, responsable de la estragia corporativa de la farmacéutica.
En este aspecto, y más allá de una actuación concreta y muy intensa en África, la apuesta de Novo Nordisk en la lucha contra la obesidad y la diabetes está implementando un movimiento de ciudades que ya engloba a 19 grandes urbes del mundo donde habitan más de 142 millones de ciudadanos y donde se plantea toda una estrategia global para doblegar la curva de la diabetes: empezando por tu propia ciudad para que abarque a todo el mundo. Ciudades como México, Copenhague, Johannesburgo, Buenos Aires, Beirut, Madrid… Así hasta las 19 que están trazando el mapa del problema de la obesidad y de la diabetes tipo II, generando redes y organizando actos que catalicen una acción implementadora ayudando a que esta curva de la diabetes empiece a disminuir, porque en contra del pensamiento de solo curar, la filosofía de acción en el caso de la obesidad y la diabetes encaja muy bien con el dicho popular de que “más vale prevenir que curar”. Una filosofía que Novo Nordisk está haciendo suya de manera corporativa.
Energías renovables al cien por cien
Además de en la producción de fármacos, como en la de cualquier otro producto industrial, cada día es más importante que haya un equilibrio entre la materia prima, el producto final y la energía que se utiliza. Con la meta de una producción sostenible, Novo Nordisk ha anunciado que en el año 2020 toda la electricidad que emplee en sus plantas será renovable convirtiéndose así en la primera compañía farmacéutica del grupo RE100 (El conjunto de Empresas más Influyentes) comprometidas a utilizar energías renovables al cien por cien.
Para lograr esta meta, tal y como subrayó Lars Fruergaard Jorgensen, presidente y CEO de Novo Nordisk ,ante los medios de comunicación internacionales convocados en Copenhague, la compañía ha invertido en la instalación de 2,7 millones de metros cuadrados de paneles solares (unos 500 campos de fútbol) en Carolina del Norte (EE.UU), pero este avance es solo un paso hacia el nuevo objetivo que Novo Nordisk se marca para el año 2030 que es conseguir cero emisiones de CO2, no solamente en su producción, sino en todas sus instalaciones administrativas y de gestión y en todos los medios de transporte que utilicen. Estos objetivos se engloban dentro de la estrategia medioambiental de la compañía “Circular for Zero”, que tiene como meta transformar el consorcio con una empresa con impacto medioambiental cero.
29 millones de usuarios
La estrategia global lo que trata es de hacer llegar a sus 29 millones de usuarios de sus medicamentos que desde el próximo año además de obtener beneficios directos con ellos, sabrán que se han fabricado en unas condiciones de producción sostenible, el año que viene completamente con electricidad renovable y dentro de unos años con emisiones cero de carbónico.
La compañía danesa nace en 1923 tras una visita a EE.UU y Canadá del profesor danés August Krogh, que había obtenido el Premio Nobel de Medicina, y de su esposa Marie Krogh, que era diabética. Entonces esta patología era extremadamente grave, ya que no se disponía de una solución médica. El matrimonio se entrevistó allí con unos científicos canadienses que desarrollaban insulinas como remedio frente a esta dolencia y la pareja regresó a Dinamarca con la licencia para fabricar esa insulina.
Actualmente, Novo Nordisk cuenta con 43.000 empleados y su fábrica de Kalundborg (Dinamarca) produce la mitad de la insulina que se utiliza en el mundo.