Las nuevas herramientas para la monitorización del mieloma múltiple ha sido una de las cuestiones más destacadas en la clausura del
Congreso de la Sociedad Europea de Hematología. Bruno Paiva, director de Citometría de Flujo y del Laboratorio de Mieloma de la Clínica Universidad de Navarra, ha sido invitado a participar en la sesión presidencial del Congreso de la Sociedad Europea de Hematología, clausurado ayer domingo en Madrid. Como ha detallado en su ponencia, los avances en fármacos y combinaciones han revolucionado el panorama en el mieloma múltiple, con pacientes que viven mucho más tiempo.
“Se alcanzan muchas
mejores respuestas al tratamiento, con remisiones profundas, por lo que son precisas herramientas para monitorizarlo a largo plazo. El punto de partida de la monitorización es la proteína monoclonal que segrega la célula tumoral del mieloma, que se puede medir en suero y en la orina. La remisión completa se define cuando ese componente monoclonal no se detecta con técnicas rutinarias de laboratorio, como la inmunofijación”, ha precisado.
Tratamientos individualizados
Pero, pese a que el paciente pueda estar en remisión completa, en ocasiones se detecta enfermedad mínima residual. El motivo es que el mieloma infiltra la médula ósea, un hecho que se puede observar en un aspirado de sangre medular con técnicas de enfermedad mínima residual, como la citometría o la secuenciación masiva de nueva generación. “La detección de esta enfermedad mínima residual conlleva una gran reducción de la supervivencia”, ha advertido Paiva.
Junto a estas técnicas, también se utiliza el
PET-TAC, una herramienta de imagen que ha considerado “muy útil para ver enfermedad tanto dentro como fuera de la médula”.
“En cuanto al futuro, la FDA acaba de aprobar que se puede utilizar la enfermedad mínima residual como uno de los objetivos de los ensayos. Esto puede permitir que los fármacos lleguen mucho antes a los pacientes, en vez de esperar a los datos de supervivencia, que tardan mucho más en conseguirse”, ha destacado.
Otro aspecto que ha subrayado es que se está aprendiendo en los ensayos clínicos cómo utilizar la enfermedad mínima residual -y estas técnicas- para individualizar el tratamiento de los pacientes con mieloma. “Además, como alguna de estas técnicas son invasivas -como las de médula ósea- estamos intentando centrarnos en sangre periférica. Sobre todo, para que la
monitorización sea mínimamente invasiva y mucho más cómoda para el paciente y más informativa, porque se puede hacer muchas veces”, ha añadido.
En la sesión presidencial
En cuanto a haber sido invitado a la sesión presidencial del congreso, Paiva ha indicado que es “un honor. Es un reconocimiento a mí, pero especialmente a dos grupos: el nuestro en la
Clínica Universidad de Navarra y al Grupo Español de Mieloma, uno de los más potentes del mundo en investigación clínica y traslacional en este ámbito”.
En la actualidad, Paiva está trasladando estas técnicas “a distintos escenarios, como los estadios precursores de la enfermedad. Nuestro laboratorio es conocido, sobre todo, por la citometría de flujo y estamos poniendo en marcha el
proyecto NoMoreMGUS, el más grande jamás realizado en España (y quizá en Europa) en la gammapatía monoclonal de significado incierto. Esta es una condición que es precursora del mieloma: estamos buscando estudiar 5.000 pacientes en España una vez año, durante cinco años, lo que significa el análisis de 25.000 muestras”.
“Y, por otro lado, -prosigue- estamos llevando algunos de estos desarrollos a otras neoplasias, como la leucemia linfoblástica aguda. Y estamos interesados en usar todo el potencial de la citometría no solo para medir las células tumorales. También para caracterizar el sistema inmune como otro biomarcador importante en la patogenia de la enfermedad. Y, por ejemplo, para
predecir infecciones, algo muy importante en el paciente con mieloma”.