La
fibrilación auricular es la arritmia crónica sostenida más frecuente: su incidencia y prevalencia a nivel mundial se incrementan de forma progresiva, especialmente en los países más desarrollados. Actualmente, hasta
un 80 por ciento de los pacientes responde al tratamiento. En concreto, con el aislamiento de las venas pulmonares de la aurícula izquierda. Sin embargo, este porcentaje de éxito baja en aquellos pacientes en los que la fibrilación auricular lleva más tiempo. En estos
casos de fibrilación auricular complejos, las venas pulmonares pierden relevancia en el mantenimiento de la arritmia. Esta ha sido una de las cuestiones abordadas durante la reunión anual de la Asociación del Ritmo Cardiaco y la
Sección de Estimulación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
En concreto, destacó la intervención de David Filgueiras, cardiólogo del Hospital Clínico San Carlos. “Sin un entendimiento profundo de la
dinámica de las ondas de propagación eléctrica que se evidencian durante la arritmia, no es posible establecer un tratamiento más eficaz”.
Abordaje de los casos de fibrilación auricular complejos
Respecto a estos casos de fibrilación auricular complejos, el problema es que “el aislamiento de venas pulmonares no es suficiente para controlar la arritmia”. Así, “el gran reto sigue siendo que seamos capaces de
incrementar la precisión en la identificación de estas”. Esto permitiría
eliminar el tejido auricular estrictamente necesario para controlar estos casos de fibrilación auricular complejos.
Las dificultades en establecer un mecanismo preciso y universal para la fibrilación auricular complican el tratamiento de esta arritmia. No solo a nivel invasivo, mediante procedimientos de ablación, sino también a nivel farmacológico.
“Sabemos que existen determinadas corrientes iónicas celulares que son fundamentales para que la dinámica de ondas fibrilatorias se mantenga” insistía el experto. De esta manera,
un avance necesario en un mejor manejo y tratamiento clínico de la fibrilación auricular vendrá asociado al
desarrollo de nuevos fármacos antiarrítmicos. Los mismos permitirán ser más selectivos en el bloqueo de determinadas corrientes iónicas, para así terminar de una forma específica el mecanismo que mantiene la arritmia.