Comercializado de forma conjunta por Amgen y GlasoSmithKline (GSK), Prolia es el primer fármaco aprobado que actúa específicamente sobre el ligando del RANK, un regulador esencial de los osteoclastos -células que destruyen el hueso-, y es una alternativa innovadora a los tratamientos con bifosfonatos disponibles en la actualidad para tratar la osteoporosis posmenopáusica en mujeres con riesgo elevado de sufrir fracturas, puesto que se trata de una inyección subcutánea que se aplica cada 6 meses.
Tal y como han señalado los expertos, este fármaco no requiere ni control ni visado y por tanto, puede ser recetado tanto desde AP como por los especialistas, quienes se muestran 'expectantes', por lo novedoso en cuanto al mecanismo de acción de este fármaco, como ha reconocido el Dr. Javier del Pino, presidente de la Sociedad Española de Investigación Ósea y Metabolismo Mineral (SEIOMM).
Así pues, según ha informado a los medios el Dr. Manuel Díaz Curiel, presidente de la Fundación Hispana de Osteoporosis y Enfermedades Metabólicas Óseas (FHOEMO) y jefe del departamento de enfermedades metabólicas óseas del servicio de Medicina Interna de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, la osteoporosis afecta a más de 200 millones de personas en todo el mundo, unos 2.500.000 de mujeres en España, de hecho el 30 por ciento de las mujeres posmenopáusicas padecen osteoporosis, y el riesgo de por vida de fractura de cadera, vertebral y de muñeca, estimado en un 40 por ciento, es similar al riesgo de cardiopatía coronaria.
Un riesgo que, según ha comentado el Dr. Díaz Curiel aumenta con la edad, puesto que a partir de los 50 años las mujeres tienen cerca de un 50 por ciento de aumento del riesgo de sufrir cualquier fractura osteoporótica, bien de cadera, con una prevalencia del 16 por ciento. bien de columna vertebral, con un 32 por ciento, o de muñeca, con un 15 por ciento.
En este punto, la osteoporosis es una enfermedad 'grave' y 'crónica', como la ha calificado el presidente de FHOEMO, que supone una carga clínica, de hecho las fracturas se asocian con un aumento significativo de la mortalidad. una carga social, puesto que los pacientes presentan una menor calidad de vida después de una fractura de cadera. y una carga económica, ya que, sólo a nivel hospitalario, consume más de 120 millones de euros.
'Estamos obligados a hacer campañas de prevención y diagnóstico y a investigar en fármacos que traten esta enfermedad', concluye el Dr. Díaz Curiel.
Un estudio en fase III avala su seguridad y eficacia
Por su parte, el Dr. Adolfo Díez Pérez, presidente de la Sociedad Española de Fracturas Osteoporóticas (SEFRAOS) y jefe del servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario del Mar de Barcelona, ha explicado cómo denosumab actúa directamente sobre el ligando del RANK, mediador fundamental en la formación, función y supervivencia del osteoclasto, inhibiéndolo antes de que actúe. Es decir, denosumab tiene un mecanismo de acción que mimetiza el mecanismo fisiológico.
Asimismo, el Dr. Díez ha destacado la seguridad de este mecanismo fisiológico de protección ósea mediante la unión al RANKL, puesto que ésta se ha evaluado en ensayos clínicos de hasta 5 años de seguimiento y, además, han pasado más de 15 años desde que naciera el concepto, y se investigara en Biología ósea, hasta que se ha desarrollado el fármaco y ha salido al mercado.
Uno de ellos es el estudio fase III FREEDOM, realizado a 4.000 pacientes, con la participación de nueve hospitales españoles de Barcelona, Córdoba, Granada, Madrid, Salamanca y Valencia, cuyo objetivo era evaluar la eficacia y seguridad de denosumab en la reducción de riesgo de fracturas vertebrales, no vertebrales y de cadera y que vino a demostrar que denosumab reducía 'significativamente' el riesgo de fracturas, concretamente, en un 68 por ciento, en el caso de fracturas vertebrales. en un 20 por ciento, en fracturas no vertebrales. y en un 40 por ciento, en fracturas de cadera.
Además, tal y como ha explicado el Dr. Díez, denosumab aumentó 'significativamente' la densidad mineral ósea (DMO) en todas las localizaciones medidas.
Por otro lado, además de su seguridad, el presidente de SEFRAOS ha remarcado su 'buena' tolerancia, puesto que según este estudio, no se observaron diferencias entre las pacientes tratadas con denosumab y las que recibieron placebo en cuanto a la incidencia total de efectos adversos.
Del mismo modo, tal y como ha informado el Dr. Adolfo Díez Pérez, este fármaco puede utilizarse en pacientes que tienen la función renal limitada, un factor limitante en pacientes mayores, y no afecta a la inmunidad, a pesar de ser biológico, como ha asegurado el Dr. Javier del Pino, puesto que ataca a una molécula muy localizada y definida a nivel del hueso.
Prolia (denosumab) aporta valor
En otro orden de cosas, el Dr. del Pino, ha explicado también la existencia de dos estudios de fase III que comparan la eficacia y seguridad de denosumab frente a los fármacos más usados para el tratamiento de la osteoporosis posmenopáusica como son los bifosfonatos, especialmente el alendronato.
Se trata del estudio DECIDE (Determining Efficacy: Comparison of Initiating Denosumab versus alEndronate), en más de 1.000 mujeres posmenopáusicas con baja masa ósea y sin tratamiento activo previo, durante 12 meses, y el estudio STAND (Study of Transitioning from AleNdronate to Denosumab), realizado en 500 mujeres posmenopáusicas previamente tratadas con alendronato que continuaron el tratamiento o pasaron a recibir denosumab.
En el primero de ellos, se demostró que denosumab proporcionaba incrementos de DMO 'significativamente' mayores que alendronato en todas las localizaciones medidas, y el segundo que en aquellas mujeres que cambiaron a denosumab se producía un aumento de la DMO frente al alendronato en todas las localizaciones del esqueleto estudiadas, siendo en ambos similar el perfil de seguridad.
A menor adherencia al tratamiento, mayor riesgo de fracturas
Por último, la Dra. Carmen Valdés y Llorca, presidenta de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) de Madrid y coordinadora nacional del grupo de osteoporosis, ha manifestado que la osteoporosis es una enfermedad 'incapacitante y generadora de dependencia' por lo que es necesario detectarla y abordarla cuanto antes ya que es silente.
Además, se ha referido a que la mayor parte de mujeres no reciben tratamiento durante el año posterior a una fractura ósea, pese a la gran variedad de tratamientos disponibles, concretamente, sólo lo hacen el 42 por ciento de mujeres con fractura de cadera y el 19 por ciento en mujeres con fractura vertebral, de radio o de cúbito, de húmero o pelvis. Asimismo, ha asegurado que menos del 50 por ciento de pacientes siguen el tratamiento para osteoporosis más de un año.
Un dato que tiene que ver, como ha señalado la doctora, con la necesidad de encontrar un tratamiento efectivo que combine eficacia, tolerancia, cumplimiento y comodidad, puesto que, como apunta, 'a menor adherencia, mayor riesgo de fracturas', y añade que ese abandono de los tratamientos tiene que ver con la falta de motivación, el coste del mismo, la dosificación inadecuada, los efectos secundarios, las dudas sobre seguridad o la falta de resultados.
Para comparar la adherencia a denosumab y alendronato en mujeres con osteoporosis posmenopáusica, la Dra. Valdés ha puesto sobre la mesa el estudio DAPS, realizado durante dos años, que viene a demostrar que los pacientes mostraron una mayor adherencia, cumplimiento, satisfacción con la pauta de administración y persistencia con denosumab, cada seis meses, respecto a alendronato oral semanal. Concretamente, se redujo la no adherencia y el no cumplimento en un 80 por ciento y en un 91 por ciento la no persistencia con denosumab respecto a alendronato.
Por otra parte, Prolia (denosumab) también ha sido aprobado para el tratamiento de la pérdida ósea asociada a la supresión hormonal en hombres con cáncer de próstata con riesgo elevado de fracturas.