La aparición de efectos secundarios con los nuevos antipsicóticos está cada vez más controlada. Esto hace que se mejore la adherencia, con el beneficio que conlleva para el paciente
Los antipsicóticos incisivos son aquellos que muestran muy escasa actividad autonómica. Se pueden administrar a dosis muy elevadas sin que aparezcan reacciones adversas del tipo sedación o hipotensión, que obligarían a limitar la dosis. Entre los antipsicóticos de segunda generación hay que destacar el control…
Los antipsicóticos incisivos son aquellos que muestran muy escasa actividad autonómica. Se pueden administrar a dosis muy elevadas sin que aparezcan reacciones adversas del tipo sedación o hipotensión, que obligarían a limitar la dosis.
Entre los antipsicóticos de segunda generación hay que destacar el control de los síntomas positivos. En el grupo de los nuevos antipsicóticos hay cierta homogeneidad en este aspecto, lo que hace pensar que se trata de diferencias entre fármacos concretos y no tanto entre los de una y otra generación.
Existen antipsicóticos con más eficacia antipsicótica, como en ocasiones a nivel de ciertos síntomas específicos intercurrentes con los síntomas psicóticos positivos, como son la agresividad, el insomnio, la inquietud, la impulsividad, las alteraciones afectivas y la agitación.
Diferencias de acción
También hay diferencias en la acción de los distintos antipsicóticos en cuanto a los síntomas negativos y cognitivos presentes en la esquizofrenia.
La característica principal de atipicidad o de los antipsicóticos de segunda generación es la limitada capacidad de producir efectos extrapiramidales. También presentan una mayor eficacia tanto en síntomas negativos como positivos, que tienen efectos en pacientes resistentes.
Como medicamentos más incisivos de segunda generación están la risperidona, la olanzapina y la clozapina.
Antipsicóticos sedativos
Se consideran antipsicóticos sedativos los que, junto a la acción antipsicótica, ejercen efectos autonómicos relevantes, sobre todo, de carácter anticolinérgico, bloqueante alfa1-adrenérgico y antihistamínico H1. Esto favorece la aparición de diversos efectos secundarios indeseables, como la sedación, que dificultan o, incluso, impiden llegar a establecer dosis antipsicóticas plenamente efectivas. Además, pueden interferir de manera negativa en el adecuado cumplimiento terapéutico.
Hay diferencias importantes en el nivel de sedación que inducen los diferentes antipsicóticos, pero en la práctica clínica este tipo de antipsicóticos resultan de mayor utilidad para el control de algunos síntomas como la agitación, insomnio o angustia psicótica.
Entre los nuevos antipsicóticos, los agonistas parciales muestran una menor tendencia a la producción de sedación de forma general que en la mayoría de los antipsicóticos de segunda generación, si bien entre estos últimos también existen diferencias. El hecho de producir menor sedación en general hace que sea mejor tolerado y facilita la recuperación funcional con la consiguiente mejoría en la percepción sobre el tratamiento y cumplimiento terapéutico.
Bienestar subjetivo
Los nuevos antipsicóticos, entre los que se encuentra la cariprazina, han hecho posible que el paciente perciba una mejoría del bienestar subjetivo, ya que provocan menos aplanamiento, menos ganancia ponderal y menos problemas metabólicos en general.
En las mujeres ha mejorado la amenorrea y en los hombres la disminución del deseo sexual, como consecuencia de su acción sobre los niveles de prolactina.
Aunque no se refleje en el bienestar subjetivo, la mejora en cuanto al alargamiento del intervalo QT del electrocardiograma en el caso de los nuevos antipsicóticos también es un importante factor a tener en cuenta a la hora de elegir tratamientos a largo plazo.
La mejoría en cuanto a la no ganancia de peso y el mantenimiento o disminución de los niveles de prolactina que han propiciado los nuevos antipsicóticos, son también factores decisivos en cuanto a los abandonos de tratamiento. Esto hace que se observe una mejor adherencia al tratamiento y una menor tasa de abandonos.
Efectos secundarios
La aparición de efectos secundarios con los nuevos antipsicóticos es cada vez menos relevante. El más frecuente en su aparición continúa siendo la acatisia, que puede ocasionar malestar y necesidad de supervisión y ajuste de tratamiento farmacológico.
La acatisia suele ser dosis dependiente. Así, con una bajada de dosis o la adición de una benzodiacepina suele corregirse, sin mayores complicaciones.
Los nuevos antipsicóticos suponen una mejoría con respecto a los previos, ya que los efectos secundarios son menores, sobre todo, a nivel cognitivo y metabólico.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores Manuel Cassinello Marco, David Esteban García, Carlos Javier Sánchez Miñano, Sonia Gómez Pardiñas, Eva Fontela Vivanco, Mónica González Santos, Paloma Campos Abraham, Cora Fernández Natal y María Martín Larregola.