La urticaria crónica espontánea es una patología más prevalente de lo que se piensa, ya que afecta entre el 1 y el 2 por ciento de la población. Es más frecuente en mujeres, con una incidencia de dos mujeres por cada hombre. Se trata de una enfermedad huérfana desde hace más de 125 años, según ha explicado Ana Giménez-Arnau, dermatóloga responsable de la Unidad de Inmunología-Alergia Cutánea y Fotobiología del Hospital del Mar, de Barcelona, en una rueda de prensa oficial del Congreso Anual de la Academia Europea de Dermatología y Venerología, que se ha celebrado en Ámsterdam.
Se caracteriza por la aparición de ronchas o habones que van acompañadas de enrojecimiento, hinchazón, prurito y dolor. Según los datos disponibles, se sabe que más del 50 por ciento de las personas que tienen urticaria crónica espontánea tiene angioedema, por lo que sus síntomas pueden durar aún más.
No se conoce bien la causa única, aunque se sabe que los mastocitos tienen un papel importante y aparece de forma espontánea (de ahí su nombre) sin desencadenante específico externo. 'Se considera que es crónica cuando los síntomas persisten a las seis semanas desde su inicio y se diferencia de la aguda, que se presenta como un cuadro autolimitado. Lo que sí que está claro es que tiene un claro componente autoinmune', ha indicado Marcos Hervella, adjunto del Servicio de Dermatología del Complejo Hospitalario de Navarra, en Pamplona, participante en dicha reunión científica.
La duración media de la UCE es variable y en algunos pacientes puede oscilar entre cinco y diez años. En ese periodo hay que considerar el número de visitas a urgencias y a consultas, además de los recursos consumidos en términos de bajas laborales.
Por su parte, Ana Giménez-Aranau ha comentado los datos de omalizumab anticuerpo monoclonal desarrollado por Novartis y comercializado bajo el nombre de Xolair, que mejora la calidad de vida de estos pacientes. Según los datos de los estudios Asteria I y II y Glacial en pacientes con UCE de moderada a severa refractaria a tratamientos previos, el tratamiento con 300 mg de omalizumab consigue buenos resultados en cuanto a calidad de vida. La dosis no se establece ni en función del peso ni de los niveles de IgE. Además, se ha visto que la respuesta se mantiene entre los 3 y los 6 meses de tratamiento. En febrero de este año se presentó a la EMA y en marzo a la FDA la indicación para este grupo de pacientes.
Esther Serra, dermatóloga de la Unidad de Inmunoalergia cutánea del Departamento de Dermatología del Hospital San Pau, en Barcelona, refuerza los datos de su colega y ha indicado que el tratamiento con omalizumab mejora la calidad de vida de estos pacientes, medida entre otros aspectos en calidad del sueño con una buena seguridad del producto. Está indicado en pacientes que no responden a tratamientos previos con antihistamínicos, no en primera línea. Ahora se dispone de una escala objetiva para valorar la actividad de la enfermedad, 'lo que nos ayuda a poder cuantificar la respuesta obtenida'.