Los avances en el tratamiento de los pacientes con mieloma múltiple protagonizaron la II Reunión Ibérica de Hematología, que reunió en Barcelona a unos 200 especialistas portugueses y españoles. Según, el Joan Bladé, copresidente del encuentro y director de la Unidad de Amiloidosis y Mieloma del Hospital Clínic de Barcelona, 'el objetivo de esta reunión es actualizar los conocimientos acerca del desarrollo que ha tenido el tratamiento del mieloma múltiple durante los últimos años, tanto en pacientes de edad avanzada como en jóvenes, así como las complicaciones que pueden presentarse y situaciones específicas, como las recaídas'. Durante esta jornada se realizaron talleres de trabajo para favorecer el intercambio de experiencias entre hematólogos españoles y portugueses.
Además, entre los temas que se debatieron se destacó la importancia que tendrá la próxima aprobación de la administración subcutánea de bortezomib por parte las autoridades sanitarias europeas, por el beneficio que esta forma de administración otorgará a los pacientes.
En nuestro país, aunque el mieloma múltiple se considera una enfermedad rara, el doctor Bladé explica que 'se detectan cuatro nuevos casos por cada 100.000 habitantes y año. Esto significa que en España se diagnostican alrededor de 2.000 nuevos casos cada año.'
En una conferencia titulada 'Una nueva era en el tratamiento del mieloma múltiple', este especialista hizo un amplio repaso sobre la enfermedad, cuyo primer caso se describió en 1844. Sin embargo, pasó más de un siglo hasta disponer de un fármaco eficaz, el agente alquilante melfalán, en 1958. 'Desde entonces y hasta finales del siglo XX, únicamente disponíamos de agentes alquilantes, del autotrasplante de médula ósea y de las combinaciones de distintos fármacos quimioterápicos clásicos', apunta el Dr. Bladé.
'A partir de 1999 y 2000 se desarrollaron los nuevos fármacos: bortezomib, talidomida y lenalidomida, que se han incorporado al tratamiento de la enfermedad en combinaciones y han proporcionado unas tasas de respuestas muy elevadas, mucho más altas que las de estos fármacos utilizados en monoterapia. Las combinaciones se potencian de forma sinérgica y han permitido prolongar las respuestas al tratamiento y la supervivencia tanto en pacientes de edad avanzada, que no se pueden beneficiar del autotrasplante, como en jóvenes, que reciben combinaciones de estos fármacos y se benefician del trasplante.'
Aumento de la supervivencia
Antes del empleo de estas combinaciones de medicamentos, la supervivencia media en pacientes de edad avanzada se situaba entre los 2,5 y los 3 años. 'Con los nuevos fármacos, la media de supervivencia se sitúa ahora entre 4 y 4,5 años. Es decir, hemos conseguido aumentar entre un año y un año y medio el tiempo de vida de estos enfermos, y también se ha incrementado la proporción de pacientes que viven más de cinco e incluso más de diez años', señala Bladé.
En cuando a los pacientes jóvenes, 'con la quimioterapia clásica y el autotrasplante teníamos una tasa de respuesta del 35 por ciento y una media de supervivencia de seis años. Además, en torno al diez por ciento eran largos supervivientes sin presentar la enfermedad. Es decir, estaban potencialmente curados entre diez y quince años posteriormente al trasplante. Ahora, con los nuevos fármacos, aumentamos la tasa de respuesta y, después del autotrasplante, llegamos al 45-50 por ciento. Todavía no tenemos un seguimiento suficiente para confirmar si aquel diez por ciento de pacientes que estaban potencialmente curados ha aumentado a un 15, un 20 o un 25 por ciento. Lo sabremos dentro de unos años. De momento sabemos que los nuevos tratamientos tienen más efecto sobre la enfermedad y es previsible que se produzca ese incremento, de modo que la supervivencia media alcance los ocho o nueve años y que la proporción de enfermos curados sea más elevada'.
Inhibición del proteosoma
Tal como explicó el doctor Bladé, el desarrollo de nuevos fármacos es fruto de las investigaciones sobre la inhibición del proteosoma, que se encarga de la degradación de las proteínas dañadas o ya inservibles en el interior de las células y cuyos descubridores -Aaron Ciechanover, Avram Hershko e Irwin Rose- fueron galardonados con el Premio Nobel de Química en el año 2004.
Julian Adams fue el investigador que creó los primeros inhibidores del proteosoma a mediados de la década de los noventa, y bortezomib fue el primer fármaco autorizado con este mecanismo de acción. Se aprobó en el año 2003 en Estados Unidos -en la Unión Europea en 2004- para el tratamiento del mieloma múltiple en recaída. Años después, en 2008, se aprobó su uso en primera línea de tratamiento en combinación con melfalán y prednisona en pacientes que no fueran candidatos a recibir altas dosis de quimioterapia previamente a un autotrasplante de médula ósea.
Esta aprobación se basó en los resultados del estudio VISTA, sobre el que habló en la reunión el Dr. Jesús San Miguel, director científico del Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca. Aquel estudio demostró que añadir bortezomib a la combinación de melfalán y prednisona disminuye el riesgo de muerte en un 31 por ciento en pacientes no candidatos a autotrasplante y aumentaba la mediana de supervivencia en 13,3 meses.