La anemia hemolítica autoinmune (AHAI) está de actualidad por la llegada de nuevas opciones terapéuticas para su tratamiento. Por ello este ha sido uno de los temas abordados en una nueva edición del curso anual “Avances en Hematología”. Cabe recordar que se trata de un
curso impartido por el Grupo de Eritropatología (GEE), de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH).
De esta forma se ha profundizado en las
anemias producidas por anticuerpos calientes (AHAC), que se presentan con una incidencia de 5-10 casos por millón de habitantes y año. También en las producidas por
anticuerpos fríos o crioaglutininas (CAD), que son menos frecuentes, con una incidencia de 0,5-1,9 casos por millón de habitantes y año.
Además de discutir en profundidad el abordaje diagnóstico de las AHAI y de las pruebas de laboratorio necesarias para realizar el tipaje de los anticuerpos y el estudio de la presencia de aloanticuerpos subyacentes, se han evaluado las manifestaciones clínicas de estas anemias. Para ello, se ha hecho especial hincapié en un fenómeno no siempre bien contemplado: la
alta incidencia de patología tromboembólica en los pacientes con AHAI y su repercusión en la morbimortalidad.
Más allá de las AHAI
Durante este encuentro otros temas de interés fueron la eritropoyesis ineficaz (o acortamiento de la vida de los hematíes que se destruyen en la propia médula antes de su maduración completa), por su repercusión sobre los SMD y las nuevas clasificaciones sobre la talasemia intermedia. A este respecto, Ana Villegas, presidenta del GEE, y coordinadora del curso junto con Fernando Ataúlfo Fernández explicaba que la reciente
aprobación de luspatercept en España para el tratamiento de la talasemia intermedia y los resultados del ensayo en SMD de bajo riesgo abre una nueva vía de tratamiento para estos pacientes.
Por último, entre las novedades presentadas en el último ASH, los coordinadores del curso resaltan “los
avances en terapia génica en el tratamiento de las talasemias y en la enfermedad de células falciformes, con vectores retrovirales, pero fundamentalmente, con la inducción génica con células progenitoras hematopoyéticas modificadas con la técnica CRISP/Cas 9, que abren un futuro esperanzador para estos pacientes”.