“NutriScore no tiene en cuenta minerales y vitaminas”. Así lo ha denunciado Mercedes López-Pardo, de la Asociación de Enfermeras en Nutrición y Dietética (ADENYD). “La idea de NutriScore es buena y necesaria, pero su adaptación es complicada”, ha comentado respecto al sistema de etiquetado frontal nutricional que el Ministerio de Consumo está intentando implantar en España. “No indica la frecuencia de consumo, ni la calidad o la procedencia de los alimentos. La calificación se rige más por la cantidad de nutrientes que por la calidad. Además, evita leer las etiquetas más detalladas”, ha añadido.
En todo caso, Mercedes López-Pardo ha considerado positivo que se haya abierto el debate respecto a la necesidad de “implantar un etiquetado”.
“Esperamos que a finales de 2021 pueda estar absolutamente regulado, que no implantado”, ha dicho el ministro Alberto Garzón durante un encuentro organizado por Nueva Economía Fórum.
De esta forma, España se uniría a Francia, Bélgica y Alemania. En 2018, María Luisa Carcedo, ministra de Sanidad y Consumo, anunció su intención de implantar “el etiquetado frontal de calidad nutricional para aportar mejor información a los consumidores de alimentos y bebidas”. Según dijo, era una de las medidas impulsadas para reforzar la Estrategia Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad (NAOS).
Este modelo de etiquetado frontal utiliza un código de colores, a modo de semáforo, para indicar la calidad nutricional a los usuarios. Este sistema es voluntario para las empresas que decidan establecerlo, al menos por el momento. Los países están pendientes de que la Comisión Europea decida sobre su obligatoriedad.
La implantación definitiva de NutriScore
El Ministerio de Consumo tiene previsto terminar de definir este proyecto antes de 2022, después de varios retrasos.