De acuerdo con el
Instituto Mexicano para la Competitividad, A.C. (IMCO), en 2022, la brecha de ingresos fue de 14 %, es decir que, por cada 100 pesos que percibía un hombre mensualmente, una mujer recibía 86 pesos, lo que provoca desigualdad alimentaria debido a una limitada adquisición.
Algunos de los padecimientos que más repercuten en la salud de las mujeres son los asociados a enfermedades cardiovasculares, obesidad, salud reproductiva y mental. No obstante, las deficiencias nutricionales y la mala alimentación son factores que determinan su estado de salud.
Mala alimentación y obesidad
En México el 37 % de las mujeres tienen
sobrepeso y 49 % tiene obesidad entre los 40 y los 49 años, de acuerdo con la encuesta ENSANUT 2021. Este es un dato alarmante porque observan los obstáculos y la mala alimentación.
Mónica Hurtado, nutrióloga y vocera para
Quiero Saber Salud, considera que la correcta alimentación es la parte esencial para prevenir estos escenarios, además de la práctica de algún tipo de ejercicio.
Estudios clínicos
Estudios de química sanguínea, biometría hemática, exámenes de orina y cuestionarios de nutrición o de dieta habitual son esenciales para detectar deficiencias en el consumo de grupos de alimentos.
Un adecuado consumo de frutas y verduras de tres tazas diarias, consumir proteínas y fibras, así como suplementarse con hierro, calcio, vitaminas B y D, además de mantenerse hidratado con agua natural o de frutas, tés o jugos mejora el sistema digestivo.
Actividad física
En mujeres, la actividad física es elemental para la prevención de fracturas y para moderar los síntomas asociados al climaterio y menopausia. Además, es vital en la prevención y tratamiento de enfermedades crónicas. Se recomienda 150 a 300 minutos a la semana de actividad física aeróbica de manera moderada, 75 a 150 minutos de actividad física vigorosa, o bien, la combinación de ambas, más fortalecimiento muscular.
Desde Quiero Saber Salud se recomienda mantener una alimentación balanceada que permita el consumo de todos los alimentos y bebidas acorde a las condiciones y necesidades específicas de cada persona, además de orientar de manera oportuna sobre el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas y priorizar el enfoque de género en temas de salud y nutrición para promover el empoderamiento en salud y priorizar estilos de vida saludables.