Con la colaboración de la Sociedad Española del Dolor, la Federación Europea del Dolor (EFIC) celebró en Madrid el primer examen europeo para profesionales sanitarios, encaminado a mejorar y acreditar el nivel de conocimiento en el tratamiento del dolor. El claustro de examinadores y supervisores encargados de la prueba estuvo formado por 18 profesores de Europa y Australia. Además, el comité ejecutivo lo integraron cinco personas, entre ellas, el Dr. Juan Pérez Cajaraville, vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Española del Dolor. ¿Cuál es, Dr. Pérez Cajaraville, su evaluación del evento?
Esto ha supuesto para Europa el primer paso en reconocer la formación de especialistas en Medicina del Dolor. Un orgullo para la Sociedad Española de Dolor (SED) haber sido elegida para la organización de dicho evento. La SED, a pesar de no existir todavía una especialidad en Medicina del Dolor, ha trabajado estos años para mejorar la formación médica en esta área de conocimiento y la atención a los pacientes con dolor y trasmitir a las instituciones la necesidad de una asistencia de calidad contra el dolor. Esto ha permitido llegar a un nivel de competencia profesional cada vez más extenso, homogéneo, multidisciplinar, incorporando habilidades y medios técnicos avanzados en el abordaje del dolor, tanto agudo como crónico. El objetivo siempre es mejorar la formación, la investigación y la asistencia sobre los procesos dolorosos, aumentar el número de profesionales socios de la SED y poder trasmitir a las instituciones sus inquietudes. Es una tarea permanente. En este camino se han consolidado y abierto la estructura organizativa de la SED y conseguido una financiación eficiente y transparente y se ha focalizado la acción sobre los socios y los pacientes. Los retos son alcanzar la acreditación profesional adecuada y continuar con los planes de mejora en los ámbitos referidos.
¿En dónde reside el enorme interés suscitado por la celebración de la prueba y cuáles serían, bajo su punto de vista, los parámetros esenciales para poder ejercer como especialista en el tratamiento del dolor?
Esta primera vez hemos limitado el acceso a dicho examen únicamente a 25 candidatos, que han venido de toda Europa con el fin de detectar posibles campos de mejora para posteriores exámenes. La formación pregrado y postgrado resulta esencial. El reconocimiento por parte del Ministerio de Educación es cuestión de tiempo. Esto hará que la Medicina del Dolor tenga su propio plan de desarrollo formativo y evitar dejar en esfuerzos personales la formación. En la actualidad, contamos con unas 180 Unidades del Dolor (UD) en todo el territorio nacional. Ha sido una labor difícil su desarrollo, que en parte ha nacido de los propios profesionales en cada hospital. La SED ha contribuido con diferentes acciones, tales como programas de formación continuada, congresos nacionales y la colaboración con el Ministerio de Sanidad para la elaboración de la Cartera de Servicios de las UD, así como los programas de cada sociedad científica en cada comunidad. Se ha realizado un estudio de las características de estas unidades, lo que nos está permitiendo diseñar los planes de acción adecuados a su desarrollo e implantación.
Asimismo, en el entorno sanitario en el que nos movemos, son las Unidades del Dolor (UD) las encargadas de su actuación sanitaria y las de mejor eficacia diagnóstica y terapéutica para llevar esa misión a cabo. En los últimos años se han puesto en marcha múltiples unidades del dolor en las distintas comunidades autónomas. Ahora corresponde a los gestores políticos, sociales y sanitarios el asumir el esfuerzo que supone la dotación de recursos humanos y materiales a las unidades de dolor para conseguir optimizar los procesos clínicos adecuados a cada patología dolorosa.
El objetivo es preparar los profesionales precisos para la creación de tantas UD como centros hospitalarios existan en cada comunidad. El diploma en Medicina del Dolor Europeo supone homogenizar conocimientos en toda la comunidad.
¿Qué importancia ha tenido el que la prueba estuviese destinada a todas las especialidades médicas?
Las unidades de dolor son esencialmente multidisciplinares, lo que implica afrontar el dolor crónico desde todos los mayores puntos de vista clínicos posibles. Está demostrado que las unidades multidisciplinares son más efectivas para el paciente, por el abordaje que se puede proporcionar. Dada la función multidimensional del dolor y su complejo manejo, es desde el abordaje de profesionales de diferentes áreas de la salud (anestesiólogos, rehabilitadores, psicólogos, farmacólogos, médicos de familia, fisioterapeutas y un largo etcétera de colaboradores), donde la calidad asistencial del ciudadano puede afrontarse con mejores garantías de eficiencia y excelencia. Por ello, debemos de abordarlo de forma conjunta con todas las Sociedades relacionadas con el estudio y tratamiento del dolor.