“La Organización Médica Colegial (
OMC) y los colegios profesionales necesitamos quitarnos un poco el mantra del corporativismo”, afirma Tomás Cobo, presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (
CGCOM). “Parece que los colegios profesionales trabajan solo por la defensa de la corporación correspondiente, y no es así. Realmente, los colegios profesionales deben servir para poner orden, autorregularnos y ponernos al servicio de la sociedad con el fin de que nadie, en un momento determinado, pueda transgredir esa confianza que el ciudadano deposita en el médico, y en un momento muy particular, que es cuando está enfermo”. Los colegios, según Tomás Cobo, son también los responsables de asegurar que los profesionales tengan los conocimientos y las capacitaciones requeridas. “Este es el compromiso que tenemos las organizaciones profesionales, en este caso la de médicos, con la ciudadanía”. Para conseguir estos objetivos, la principal herramienta es el Código de Deontología Médica, recientemente aprobado. “Es un código de comportamiento, y resulta clave para la autorregulación de nuestra profesión”, añade el presidente.
Recientemente hemos conocido el nombramiento de José Manuel Miñones como ministro de Sanidad, ¿cuáles son sus principales peticiones? ¿Y qué le ofrece desde el CGCOM?
Nuestra primera toma de contacto con él ha sido muy buena, porque ha tenido la amabilidad de dedicarnos su segundo acto como ministro de Sanidad; en concreto, nos ha acompañado en el Congreso de los Diputados durante la presentación del nuevo Código de Deontología Médica. Por tanto, mi primera impresión personal de José Manuel Miñones ha sido buena y de agradecimiento por haber venido en sus primeras 36 horas de mandato a la presentación de un hito para la profesión. Ahora vamos a ver cómo se desarrolla su acción. Desde luego, tiene un papel importantísimo, porque España va a presidir la Comunidad Europea, y él va a ocupar un lugar destacado.
¿Será un mandato de continuidad o el ministro ha planteado ideas nuevas?
Hasta donde yo sé, va a mantener el equipo con el que ya veníamos trabajando. En principio, continúan Silvia Calzón en la Secretaría de Estado, y también Celia Gómez, directora general de Ordenación Profesional del Ministerio de Sanidad, e, incluso, Mercedes Pastor, jefa de Gabinete de Carolina Darias. A priori, es bueno, porque el equipo no va a deshacer el camino ya comenzado ni nos va a hacer reconstruir proyectos que ya tenemos en marcha, como el Real Decreto de Formación Médica Continuada.
Se habla mucho de la defensa del Sistema Nacional de Salud, ¿cree que realmente está en peligro?
Sí, sí, ¡y tanto que está en crisis! Nuestro modelo sanitario está en crisis, igual que el británico, que es idéntico al nuestro. Desde el punto de vista de la profesión médica, el sistema español necesita afianzar a los profesionales. Por una parte, tenemos la precariedad laboral, que afecta a cerca del 50 por ciento de los médicos en España. La segunda brecha es la de los salarios, que son francamente inferiores a los que tienen nuestros compañeros en Europa. En tercer lugar está la falta de tiempo que tenemos los médicos para realizar la formación médica continuada.
¿Qué cambios recientes se han producido en el ámbito laboral?
Respecto a la precariedad, es cierto que se ha dado un paso importante, pero ahora se tiene que cumplir en los 17 servicios autonómicos de salud. Así, el Real Decreto-ley 12/2022, de 5 de julio modifica la Ley 55/2003, de 16 de diciembre, del Estatuto Marco del personal estatutario de los servicios de salud. Esta normativa sí da un paso para la consolidación de empleo, pero ahora se tiene que desarrollar en cada autonomía. A todos estos temas debemos añadir el problema de las agresiones, así como las consecuencias de la COVID-19. Casi un 50 por ciento de la población médica tiene síntomas de
burnout. En definitiva, si los profesionales están en crisis, el modelo también.
¿De qué manera esta situación afecta directamente a los pacientes?
Se han generado unas expectativas sociales en la población muy grandes, y el sistema ya no da abasto para corresponderlas. Eso genera también una insatisfacción importante en la sociedad. Todos estos factores nos hacen pensar que el modelo está en crisis.
Respecto a los recursos humanos, uno de los problemas es la falta de personal.
Sí, en determinadas especialidades tenemos falta de profesionales médicos, sobre todo en Atención Primaria, en Pediatría o en Anestesia.
Usted dice que el Sistema Nacional de Salud es el mejor regalo que tenemos los españoles.
No me cabe la menor duda de que el modelo sanitario que tenemos es el mejor regalo que España se ha hecho a sí misma en los últimos 100 años. Es el pilar de la justicia social y la clave de nuestro bienestar, sin ninguna duda.
¿Se cuida lo suficiente desde las administraciones? Por ejemplo, ¿en época electoral se utiliza como herramienta para captar votos?
Se usa como arma arrojadiza, y por eso solicitamos un pacto de estado. Por cierto, estuvimos a punto de conseguirlo cuando presentamos en el Parlamento de la Nación las 45 medidas para reformar el Sistema Nacional de Salud. La mayor parte de los diputados de la Cámara aprobaron estas iniciativas, pero hace falta ejecutarlas. Para conseguirlo, se tienen que poner de acuerdo los dos partidos mayoritarios (PSOE y PP), porque habrá una serie de medidas que serán impopulares y que no pueden utilizarse como arma arrojadiza. Creo que deberían hacer lo mismo en el ámbito de la Educación y la Justicia.
Entre los puntos débiles del SNS está la Atención Primaria y la cronicidad, en general. Al menos estos temas ahora están sobre la mesa de debate.
Uno de los ámbitos en el que la pandemia causó más impacto fue en el sociosanitario. Donde más muertes se registraron fue, concretamente, en las residencias de mayores. Esa parte sociosanitaria necesita también una atención inmediata, un refuerzo para mejorar la Salud Pública y la especialidad de Medicina familiar y comunitaria. Otra paradoja de nuestro modelo universal es que la salud bucodental, por ejemplo, depende casi exclusivamente de la atención privada. Por tanto, hay muchos factores que deben mejorar.
¿Cuál es la clave para mejorar la Atención Primaria?
Efectivamente, en Medicina de Familia y comunitaria es necesario mejorar y optimizar los recursos. Por ejemplo, Atención Primaria camina en sentido divergente a la Atención Hospitalaria, cuando debería ser convergente.
¿En qué sentido?
Los médicos de Primaria deberían tener herramientas de diagnóstico que les permitan ser lo más eficaces posibles para que no dependan tanto de la Atención Hospitalaria. Además, tiene que haber una continuidad no solo en la asistencia de las personas con enfermedades crónicas o durante el envejecimiento, sino también entre Primaria y Hospitalaria.
¿Es una cuestión de presupuesto?
Es una cuestión de dinero siempre, pero también se trata de mejorar la eficiencia y la eficacia. Como he dicho, el médico de Primaria debe acceder a más pruebas diagnósticas que le permitan ser más resolutivo. Un médico especialista debe tener la oportunidad de prescribir en un momento determinado una prueba diagnóstica o radiodiagnóstica básica, como puede ser un escáner o una resonancia, y no depender exclusivamente de la Atención Hospitalaria para hacer la prueba. Por tanto, es una cuestión de dinero, pero también de optimizar recursos y, sobre todo, de mejorar la comunicación entre AP y AH, algo que resulta clave.
¿Cómo se puede mejorar la comunicación entre ambos niveles asistenciales?
Es necesario mejorar el acceso a las historias clínicas electrónicas en todo el SNS, en todo el país.
Son los mismos problemas de siempre, el diagnóstico parece claro.
Pasan los años y vamos a peor. Falta una mirada más de Estado y un diálogo entre los dos grandes partidos políticos que se alternan en el Gobierno. Y ya en el ámbito autonómico, todavía hay más atomización de partidos, con cambios en las gerencias cuando varía el signo político. ¡Hasta ahí ha llegado la política! En este sentido, debemos defender la profesionalización de los gerentes para que no estén al albur de los cambios políticos.
Por otro lado, siempre se habla de las diferencias entre comunidades autónomas, entre provincias e, incluso, entre hospitales de una misma ciudad. ¿Qué le parece?
La solución es, una vez más, armonizar la situación del SNS. No puede ser que un médico de un servicio autonómico de salud pueda cobrar hasta siete euros más por hora de guardia que otro en el mismo SNS, con las mismas responsabilidades de cara al paciente. También es significativo que las CC. AA. tengan diferentes carteras de servicios. En este sentido, apostamos por la conciliación y por una altura de miras de los representantes políticos para defender nuestro modelo sanitario. Los profesionales también tenemos la responsabilidad de mantener el modelo y evitar que solo la gente con dinero tenga acceso a los recursos diagnósticos y terapéuticos.
Aparte del RD de Formación Médica Continuada o la reforma de la ley del Medicamento, ¿qué otros cambios normativos están pendientes?
Una buena noticia ha sido la creación de la Agencia Estatal de Salud Pública, al menos la propuesta de ley para su creación. Todavía estamos en una fase inicial de desarrollo, pero confiamos en su puesta en marcha. Por supuesto, también estamos esperando el Real Decreto-ley 12/2022, de 5 de julio, que modifica la Ley del Estatuto Marco del personal estatutario de los servicios de salud, aprobada en 2003. Esta normativa va a permitir que, siguiendo una directiva europea, haya un incremento en la consolidación de empleo, que es una de las brechas de las que he hablado anteriormente. Asimismo, también quiero mencionar la próxima reforma del RD de las especialidades en Ciencias de la Salud, que data de 2008.
¿Cuáles son las principales novedades del nuevo Código Deontológico de la profesión?
Es uno de los códigos más avanzados y modernos de Europa, que se alinea con los principios universales de la Medicina, que son la beneficencia, la no maleficencia, la autonomía y la justicia. Aborda circunstancias que son novedosas, entre ellas la relación del médico con las redes sociales, la Medicina no presencial, la maternidad subrogada, el big data o la inteligencia artificial. También modifica algunos criterios de temas tan interesantes como la eutanasia y el aborto.
¿Qué cambios afectan más directamente al paciente?
El código incorpora la seguridad del paciente, es decir, el deber deontológico del médico de informar de los efectos adversos. Incide mucho en la adecuación del esfuerzo terapéutico a la perspectiva de supervivencia y bienestar del paciente. Eso que antes se llamaba el encarnizamiento terapéutico se considera una falta deontológica grave.
¿Hay cambios significativos respecto a la relación del médico con la industria?
No, no hay ningún cambio en cuanto al conflicto de intereses. La industria es la que progresivamente, con sus códigos de buena conducta, se va adaptando a la ética desde el punto de vista médico.
¿Qué dice el código respecto a las redes sociales?
Indica el comportamiento que debe tener el médico en las redes sociales; por ejemplo, considera una falta deontológica cuestionar criterios que van en contra de la salud pública, y un caso evidente lo hemos tenido en el tema de la vacunación contra la COVID-19. Un médico no puede decir que la vacunación no sirve para nada. Todos conocemos a estrellas o
influencers que son médicos y que, en un momento determinado, defienden más las pseudociencias que la evidencia científica, que es en lo que los médicos debemos basar nuestra actividad asistencial.
¿Se ha aprobado la actualización del código con amplio consenso?
No ha habido unanimidad, sino que la reforma ha generado mucho debate dentro de la asamblea, aunque finalmente claro que se ha llegado a un consenso. A mi modo de ver, nuestro código es más novedoso y completo, incluso, que el que ha presentado la Asociación Médica Mundial en Berlín.
¿Está satisfecho con el resultado?
Sí, porque hemos conseguido actualizarlo y, además, es un documento vivo. No nace como si fuera la Biblia, sino que a medida que se vayan sucediendo cambios en la sociedad o en la tecnología, desde la Asamblea General del CGCOM podremos añadir documentos para actualizar el código, siempre con el paciente en el eje de toda la asistencia sanitaria. El paciente es la clave.
¿Qué opinión tiene en relación con la maternidad subrogada?
La maternidad subrogada realmente es una maternidad por sustitución, y en el código dejamos claros tres aspectos. En primer lugar, la vigilancia de la dignidad de la persona gestante. En segundo lugar, hay que tener en cuenta el interés superior del menor, y atender a cuestiones como las personas encargadas de cuidarle. En tercer lugar, hablamos de la necesidad de un comité bioético multidisciplinar que evalúe si se puede llevar a cabo la maternidad por sustitución. El código condena desde el punto de vista ético el hecho del pago o contrato, pero no si la gestación es altruista, por ejemplo, entre hermanas. Es una situación similar a la que se plantea con un donante vivo. Una persona viva puede donar a un familiar un órgano de forma altruista.
¿Y el criterio de la edad de la madre?
El criterio que debe prevalecer es el del interés del menor, y todo depende del contexto en el que se produzca; de ahí la necesidad de contar con un comité bioético. Yo no hablaría tanto de la edad cronológica, sino de la biológica. Con 45 años puedes tener mala salud y con 60 estar muy sano. Una comisión o un comité debe evaluar todos estos factores para indicar la idoneidad de la gestación.
Por tanto, ¿se puede decir que no están en contra de la maternidad por sustitución?
Estamos en contra de que se pague nada, y estamos a favor de que haya una vigilancia de la dignidad de la gestante. También estamos a favor del interés superior del menor y a favor de que haya un comité multidisciplinar que evalúe cada caso, porque se debe analizar cada circunstancia.
En la regulación de todas estas normativas, como la ley trans, la interrupción del embarazo o la maternidad subrogada, ¿se tiene en cuenta la valoración del médico?
Es uno de los problemas que hemos tenido con la aprobación de la ley trans. Una vez más, hemos pedido que hubiera un comité multidisciplinar, también en la búsqueda del interés superior del menor, especialmente los menores de 14 años. Desde la profesión hemos hecho esta petición, para que un comité multidisciplinar, basado en la evidencia científica, determinara y protegiera los intereses del menor.
Volviendo al ámbito de los Recursos Humanos, ¿qué le parece el debate relacionado con la falta de profesionales en el SNS? ¿Dónde está exactamente el problema? Vd. ha dicho que en España hay 407 médicos por cada 100.000 habitantes, “una de las cifras más elevadas de Europa”.
Necesitamos un registro completo de todos los médicos porque, aunque para ejercer tienen que estar colegiados, no están obligados a registrar su especialidad. Por tanto, nos hace falta un registro de médicos especialistas en España que nos ofrezca realmente una imagen clara de cuáles son las especialidades en las que necesitamos más médicos, y cuáles son las especialidades en las que sobran. Hablar de la falta de médicos en general no es bueno, porque no es cierto. No faltan médicos en general, porque en algunas especialidades sobran, como ya se han pronunciado algunas comisiones nacionales de la especialidad. Por ejemplo, en Cirugía torácica o Cirugía cardiovascular ahora mismo no hacen falta más especialistas.
¿Descartaría la opción de aumentar el número total de plazas MIR sin saber las necesidades del sistema sanitario público?
En algunas especialidades ya sabemos que nos hacen falta médicos, como Atención Primaria, Pediatría o Anestesia, por ejemplo. El incremento de plazas MIR, siempre y cuando haya unidades docentes para formarles, nos parece una idea fenomenal, si van dirigidas hacia especialidades en las que hay déficit de médicos.
El Consejo se ha involucrado mucho en los últimos años en la denuncia y publicación de datos de agresiones a sanitarios, ¿cree que ‘aflorar’ o publicitar este problema ayuda a reducir el número de agresiones?
Aparte de concienciar a la población del problema que tenemos con las agresiones, el Consejo también ha conseguido cambiar la ley para que la agresión a un sanitario sea delito. Además, hemos puesto en marcha, junto con el Ministerio de Interior, un programa de protección a través del interlocutor nacional de policía y con interlocutores en cada uno de los colegios de médicos para la atención inmediata a las agresiones a los sanitarios.
¿Se forma a los profesionales sanitarios para afrontar estas situaciones peligrosas?
Hemos diseñado una serie de cursos para la protección y la prevención de agresiones. Se han puesto muchas medidas en marcha gracias al impulso inicial del Consejo General, y luego ya las consejerías han ido tomando más conciencia de esta lacra.
Ha mencionado el burnout, ese síndrome del profesional quemado que afecta a los médicos y al conjunto de los profesionales sanitarios. ¿Cómo es la salud mental del médico postpandemia?
¡Mala! Según un estudio que presentamos en 2022 junto con Mutual Médica, el 50 por ciento de los médicos tiene síntomas de
burnout. Y el 33 por ciento de los médicos en activo se jubilaría si pudiera, un dato que consideramos trágico teniendo en cuenta que la esencia de nuestra profesión se basa en la vocación de servicio a los demás.
¿Cuáles son los principales motivos de esta desmotivación?
En parte es como consecuencia de los efectos de la pandemia, sin duda, pero también influyen las malas condiciones laborales, así como la sobrecarga asistencial, las agresiones, y, en general, las condiciones de trabajo.
¿Cómo valora los datos del último informe del Programa de Atención Integral al Médico Enfermo (Paime)?
De los últimos datos del Paime lo que más nos preocupa es el aumento de la incidencia de casos en los más jóvenes, es decir, menores de 35 años que sufren
burnout en su trabajo. Debemos ayudarles para cuidar su salud mental. Precisamente para los residentes y los estudiantes de Medicina hemos diseñado un programa, con un teléfono de asistencia directa. Quizás estos nuevos profesionales se ven sometidos a una tensión muy alta. Desde muy jóvenes, en el bachiller, ya están presionados para sacar una nota altísima si quieren ingresar en la carrera de Medicina. Esa presión se mantiene durante la universidad y, posteriormente, mientras preparan el MIR. Sigue durante la formación médica continuada, con las guardias y la tensión asistencial. En un momento determinado, quiebran. Es algo que debemos revisar.
Se habla de la feminización y también de los nuevos patrones entre la juventud, ¿de qué manera cambian los roles de la profesión?
Hemos observado un cambio entre los
millennials no sólo en España, sino que es un cambio general. Apuestan por otro concepto de vida, también relacionado con las nuevas tecnologías. En la balanza de cómo quieren vivir su vida el trabajo no necesariamente tiene por qué pesar más, y de ahí vienen todas las reivindicaciones que hacen de conciliación. Se trata de una evolución natural, y si nos vamos al siglo XIX vemos que los mineros en Asturias o en Gales solo descansaban el domingo por la mañana. La sociedad evoluciona progresivamente y consigue logros, que deben compensarse con la necesaria asistencia y la sostenibilidad del modelo. Respecto a la feminización de la profesión médica, pienso que se trata de una oportunidad, y debemos tratar de compensar, desde el punto de vista organizativo, la asistencia y la conciliación.
¿Cómo valora, hasta el momento, su experiencia como presidente del CGCOM? Ya tenía relación con el Consejo desde hace años, pero ¿ha cambiado mucho su perspectiva desde la toma de posesión el 9 de septiembre de 2021?
Estoy muy contento de haber terminado el Código de Deontología, por fin, después de seis años. Creo que es el ventrículo izquierdo de la OMC. Los médicos, además del Código Penal y el Código Civil, debemos cumplir el Código de Deontología Médico. También estoy muy satisfecho de la firma del convenio con la Unión Europea de Médicos Especialistas (UEMS) y con el Ministerio de Sanidad, recién llegada Carolina Darias, para la acreditación de la formación médica continuada en el entorno internacional. Y otro hito en el que hemos participado directamente y con múltiples reuniones ha sido el Real Decreto de Formación Médica Especializada. ¡A ver si de una vez se crea la especialidad de Urgencias y Emergencias! Ya se han creado las de Psiquiatría infantil y Medicina Legal, ambas necesarias.
¿Y qué otros proyectos quedan pendientes?
El siguiente proyecto en nuestra hoja de ruta es la renovación de los estatutos de la Organización Médica Colegial, con la idea de unificarlos con los de la Asamblea y del Consejo para tener unos estatutos únicos. Otro tema destacado es reavivar, potenciar y pulsar la validación periódica de la colegiación, es decir, la recertificación. Estamos trabajando en colaboración con la Federación de las Asociaciones Científico-Médicas Españolas (FACME) y el Ministerio, en línea con el nuevo RD de Formación Médica Continuada. También me gustaría destacar otro proyecto muy importante, como la puesta en marcha del observatorio contra las pseudociencias, junto con el Ministerio.
¿Qué acciones destacaría de su labor como vicepresidente de la UEMS y también de la Confederación Médica Latinoiberoamericana y del Caribe (Confemel)?
He conseguido que se firme un convenio entre la UEMS y la Confemel que establece un reconocimiento mutuo de las acciones de ambas entidades, dirigidas, por un lado, a la protección de los médicos, pero también a la promoción de la formación médica especializada y continuada, así como de los protocolos de calidad asistencial comunes.