Europa afronta un
brote de echovirus (E-11) donde España registra
dos infecciones en bebés recién nacidos. La enfermedad también se ha propagado por Francia, Italia, Croacia, Suecia y Reino Unido, contabilizando un total de 26 casos, de los cuales 10 han fallecido.
Patricia Guillem, catedrática de Epidemiología, Salud Pública y Medicina Preventiva en la
Universidad Europea, detalla para
EL MÉDICO INTERACTIVO que
el E-11, un tipo de enterovirus que pertenece a la familia
Picornaviridae,
destaca por contener material genético de tipo ARN.
Hasta el momento, no existe alerta sanitaria por este tipo de enterovirus y no todos los grupos de población están expuestos a contagiarse. Sin embargo, es un tema que preocupa, sobre todo, a mujeres embarazadas.
“Actualmente, podemos decir que este virus no supone un riesgo para la salud pública de la población general, aunque la OMS continúa realizando investigaciones en referencia a los casos que se han declarado recientemente en Europa”, apunta Guillem.
Evolución del cuadro clínico
Al igual que el resto de enterovirus, el E-11 se asocia con un amplio espectro de enfermedades infecciosas pudiendo llegar a producir epidemias puntuales de forma anual. El diagnóstico en cada paciente de echovirus es diferente, pero en gran parte no es para preocuparse.
“Normalmente, el
cuadro clínico suele ser leve e inespecífico, pero en algunos casos podría evolucionar y complicarse con trastornos sistémicos (shock, séptico, fallo hepático) donde se presentaría sarpullido, apnea y fiebre, o incluso otros cuadros más graves con afectación neurológica compleja, pudiendo llegar a producir meningitis, encefalitis y/o parálisis flácida aguda”. analizan desde la Universidad Europea.
Guillem asegura que en las infecciones tratadas hasta el momento el paciente presentaba síntomas similares: “Todos los casos producidos presentaron insuficiencia renal aguda al inicio de los síntomas. La gravedad de la enfermedad vendría condicionada por la patogenicidad del propio virus, así como por el sistema inmunitario del propio paciente”.
Niños y ancianos, los más vulnerables
Los primeros registros de echovirus se dan en bebés prematuros nacidos antes de la semana 37 de gestación y con bajo peso. Los instantes iniciales de contraer la enfermedad son clave para la recuperación completa del contagiado, pues es en los primeros días de vida donde el recién nacido tiene más riesgo de morir.
“La población más vulnerable frente a él serían los recién nacidos, bebés prematuros, lactantes, niños pequeños y adultos ancianos. El sistema inmunitario de los pacientes más jóvenes está poco desarrollado y es muy inmaduro, por lo que, en caso de una posible colonización, el daño es mayor”, asegura la catedrática.
La transmisión de E-11 se produce cuando el paciente está en contacto con heces contaminadas de dicho virus o, en menor ocasiones, inhalando partículas de aire de otra persona que padece dicha enfermedad. Por este motivo, la higiene en el nacimiento de bebés prematuros es de vital importancia para evitar su contagio.
“Las vías de transmisión son variadas, aunque destacaríamos el período neonatal (alrededor del nacimiento del bebé), incluyendo el momento del parto por la exposición a sangre, heces maternas y/o secreciones. El tratamiento se centra en la prevención de las complicaciones, ya que no se dispone de una terapia antiviral específica”, recalca.