Terminado ESMO Congress 2023, Andrés Cervantes, presidente de los oncólogos europeos, atiende a
EL MÉDICO para valorar los avances producidos en la Oncología y los desafíos a los que se enfrenta la especialidad.
¿Cuáles son los principales objetivos y prioridades de ESMO?
ESMO es una sociedad de profesionales dedicados a la atención de pacientes con cáncer. Está centrada en tres áreas fundamentales que son la educación, que incluye la difusión de la ciencia y de los nuevos conocimientos relacionados con el cáncer, de ahí que el Congreso sea una de sus diversas actividades principales. La segunda son los miembros, es decir las personas, somos una sociedad que tiene 35.000 miembros en más de 170 países en todo el mundo. Por lo tanto, tenemos que atender las necesidades de unos miembros que son diferentes en España y en Australia que en Japón o que en América latina. La tercera, y no menos relevante, es actuar sobre áreas de política pública. De hecho, ESMO es un socio o un aliado de la Organización Mundial de la Salud. Nos gusta que nuestra voz se pueda escuchar en los ámbitos donde se toman decisiones estratégicas: investigación, como va a ser el Plan Europeo contra el Cáncer, qué medicamentos pide la OMS que son esenciales para tratar una enfermedad… En resumen, las tres áreas son la educación, la difusión de la ciencia y las políticas públicas dedicadas al cáncer, su prevención, sus cuidados y su tratamiento.
¿Cuáles son sus prioridades?
Una de las prioridades de ESMO es el acceso a los mejores tratamientos contra el cáncer en cualquier lugar del mundo.
¿Cómo valora el reciente congreso celebrado en Madrid?
ESMO Congress 2023 ha tenido casi 34.000 asistentes registrados, de los cuales 4.000 han estado conectados de manera virtual. Esto constituye una relevancia extraordinaria. Se han presentado más de 15 estudios que ya cambian la práctica clínica, la manera de tratar pacientes con cáncer de mamá, con cáncer de tiroides, con cáncer colorrectal o cáncer de pulmón. Hay cambios muy cualitativos que se han comunicado desde nuestro congreso. De hecho,
The New England Journal of Medicine ha publicado 9 artículos sobre estudios presentados, lo cual también habla del impacto que tiene para la ciencia y para los profesionales.
¿Qué papel han tenido y tienen los oncólogos españoles en ESMO?
Creo que España tiene una ventaja en la Oncología y es que reconoció, en 1980, es decir hace 43 años, la Oncología Médica como especialidad. Es un proceso que no ha sido igual en todos los países de Europa. De hecho, la Unión Europea dio el gran paso de reconocer la Oncología Médica como especialidad hace 31 años. En esos años ha habido un proceso de formación y transformación de la práctica clínica e investigación. En la mayoría de todos los
abstract de las presentaciones más importantes del congreso y en cualquier revista científica es muy fácil encontrar autores españoles. En casi todas las publicaciones relevantes. Nuestra Oncología está al nivel de cualquiera de los otros países de la Unión Europea.
¿Cómo los ven sus colegas europeos?
Con respeto, porque hay muchos líderes de opinión que son españoles. Cuando uno habla de cualquier enfermedad, de cualquier tipo de cáncer o de cualquier estrategia siempre hay especialistas españoles que tienen relevancia internacional. Eso hace que la Oncología española sea respetada.
¿Goza de buena salud nuestra Oncología?
La Oncología española es una especialidad muy sólida, que se ha consolidado en los últimos 43 años. Dispone de un número y una calidad en sus profesionales muy alta. En la Medicina y en el mundo de la ciencia se está dando una circunstancia de un proceso acelerado del desarrollo y conocimiento, de modo que cuando uno se analiza a sí mismo como profesional, es como si tuviera que repetir la carrera cada 5 años. Prueba de ello es que lo que se ha presentado en el Congreso ESMO 2023 va a producir cambios en la práctica diaria de muchas enfermedades, lo que requiere un esfuerzo extra de ponerlo en práctica e implementar todos estos avances. Es un desafío y un esfuerzo de formación, de dedicación y de implementación. También hay que recordar que en esta implementación de los avances interviene toda la estructura de hospitales y de la Sanidad pública.
Y, ¿sus debilidades?
Más bien veo con preocupación que en España se está produciendo un adelgazamiento del sector. Es muy importante trabajar para tener la masa crítica de profesionales que es necesaria para atender la necesidad que se platearán con los nuevos casos de cánceres. Además, hay que trabajar en la prevención y el diagnóstico temprano. Nuestra realidad es que de aquí a 7 años se van a diagnosticar 33.0000 casos de cáncer, lo que requiere un esfuerzo, sobre todo, de recursos tanto humanos, materiales y estructurales. De hecho, lo veo como uno de los desafíos más importantes que tenemos que abordar.
¿Cuáles son las iniciativas y programas de formación que ESMO ofrece?
Una parte de la formación se canaliza en el congreso, con un programa educativo perfectamente detallado. Nuestro congreso es una oportunidad, y una vez al año hace actividades virtuales, como son los cursos avanzados sobre temas muy concretos. Este año en el congreso se han hecho sesiones específicas para jóvenes que estén iniciando su desarrollo profesional. También tenemos una serie de actividades educativas que se hacen en la web, como son seminarios o discusión de casos clínicos. Se trata de actividades para mantener el alto nivel de educación que es tan necesario en Oncología.
¿Cómo ha cambiado la formación en estos últimos años?
Ha cambiado porque es mucho más práctica, lo que requiere mucha más virtualidad. Tenemos recursos para no tener que viajar a un determinado sitio para poder discutir un problema; es decir, la educación online es muy sólida y permite llegar a muchos miembros. También quiero mencionar que la educación ahora es mucho más técnica y, sobre todo, más participativa.
¿Cuál es el papel de ESMO en la promoción de la investigación?
ESMO como sociedad no hace investigación, sí que promovemos la formación de profesionales en investigación. En este sentido, lo que ESMO aporta son una serie de becas para profesionales jóvenes. También tenemos otras dirigidas para completar formación, que requiere dar un paso más, pues promovemos una serie de temas que van destinados a impulsar la carrera de investigadores, particularmente en el ámbito de la Medicina clínica.
¿Cómo participa en la regulación y aprobación de las nuevas terapias?
ESMO no participa en la regulación, salvo en el intercambio natural entre profesionales y expertos. Por ejemplo, con la EMA tenemos una relación y contactos para abordar algunos problemas y ver la mejor manera de solucionarlos.
¿Concretamente?
En este sentido, quiero comentar que hemos desarrollado algunas herramientas. Una es la escala y magnitud del beneficio clínico. Es un elemento innovador que demuestra un beneficio de mejora de un determinado tratamiento. Por ejemplo, la supervivencia de una enfermedad. No es lo mismo un tratamiento que cura un 1 por ciento más de pacientes que uno que lo hace en un 15 por ciento más de pacientes. Obviamente, tiene una consideración distinta en cuanto a la magnitud del beneficio. Con esta escala podemos valorar aspectos cuantitativos y muchas agencias nacionales la han tomado para priorizar aquellas innovaciones que tienen un beneficio mayor y que, por lo tanto, deberían ser llevadas con mayor urgencia a la práctica clínica. La otra escala tiene que ver con la acción de las dianas terapéuticas, de los biomarcadores, que realmente definen un grupo determinado de pacientes. Es una manera de poner una escala, un rango de cuáles son aplicables en la práctica y qué beneficio aportan. Es decir, cuáles son simplemente prometedores y requieren más desarrollo.
¿La Medicina de Precisión es ya una realidad?
Creo que la Medicina de Precisión es una realidad y el congreso de ESMO es un ejemplo. El paso más importante es el siguiente. Tradicionalmente nosotros como médicos tenemos una vinculación y una comprensión muy anatómica. Los especialistas se clasifican así: hepatólogos, gastroenterólogos, o neumólogos… En cáncer nos hemos desarrollado por grupos que tratan prioritariamente pacientes con cáncer de pulmón, cáncer de mama… Por primera vez hay una serie de marcadores moleculares que definen enfermedades, independientemente del lugar anatómico. Esto ocurrió ya en 2017, la primera vez que en las agencias reguladoras aprobaron algunos medicamentos relacionados con la inmunoterapia para el tratamiento de pacientes que tenían una anomalía, independientemente de la localización. El concepto cambia: en vez de abordar una enfermedad por su localización anatómica, en el órgano que nace, la consideramos por el mecanismo a través del cual se produce. En el congreso hemos visto cómo el mismo medicamento ofrece beneficios para pacientes con cáncer de tiroides, de pulmón o mama.
¿Hay equidad en la implantación de los nuevos tratamientos oncológicos dependiendo de las zonas en las que uno viva?
Globalmente, esto es uno de los puntos más frágiles que tiene la situación actual. Hay medicamentos que tardan en llegar a los pacientes. De hecho, el mismo proceso de desarrollo de un medicamento, desde que se demuestra que tiene calidad en modelos animales, en el laboratorio, hasta que entra en la clínica y es aprobado por las autoridades oscila en torno a los 10 años. Hay países que tienen regulaciones donde esta incorporación es inmediata cuando lo aprueba la EMA. En otros pasan a una negociación después de haber sido aprobadas por la EMA.
¿Cómo está la situación en nuestro país?
En nuestro país el sistema es mejorable y requiere más interacción entre los profesionales, las autoridades sanitarias y, por supuesto, la industria farmacéutica.
En cuanto a la prevención, ¿qué planes tiene ESMO?
Trabajamos en los planes de la lucha europea contra el cáncer, que incluyen la prevención primaria y el diagnóstico temprano, bases de lo que entendemos como promoción de la salud. Hay causas directas de cáncer en las que todavía podemos mejorar. Prueba de ello es el tabaquismo. En los años 80 el tabaquismo en España tenía una prevalencia del 80 por ciento y hoy estamos en torno al 22 por ciento. Hay que mejorar y tenemos que reducirlo aún más. También hay que actuar sobre otros aspectos, como son la obesidad, la actividad física y el consumo de alcohol. Todo esto va a reducir las causas del cáncer, así como la polución, que está emergiendo como uno de los de los factores en los que hay que incidir. ESMO va a colaborar en la difusión del conocimiento y en el establecimiento de programas para facilitar la implantación de una prevención mejor y más eficiente.
¿Falta educación sanitaria con respecto al cáncer?
Es una necesidad de la sociedad. Queremos concienciar de que el cambio climático puede ser un problema y, por tanto, tenemos que cambiar nuestra actitud en la gestión de los residuos. No creo que hayamos alcanzado los niveles adecuados; hay ámbitos de mejora. Hay que tener en cuenta que existe una inequidad, porque son quizá las clases socioculturales más bajas las que menos acceso tienen a esa educación.
¿Cuáles son los principales desafíos en el campo de la Oncología?
El más importante está en el aumento de la incidencia. Con el aumento de la edad de la expectativa de vida de los ciudadanos, el cáncer como problema de salud se va a incrementar y tenemos que prepararnos para poder abordarlo con los recursos necesarios. Otro aspecto es la equidad en la prevención y en la implementación de dicha prevención. Los resultados del tratamiento del cáncer son más eficaces y la probabilidad de sobrevivir a un cáncer es cada vez mayor. De hecho, España es de los países de la Unión Europea que mejor supervivencia total tiene a los 5 años, pero hay que seguir mejorando