José Pablo Lara Muñoz mantiene “las mismas líneas de trabajo” como presidente de la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina Españolas que su antecesor, José Luis Álvarez-Sala Walther, a quien reconoce y elogia por su “excelente trabajo”. “Nuestra función principal es recibir estudiantes…
José Pablo Lara Muñoz mantiene “las mismas líneas de trabajo” como presidente de la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina Españolas que su antecesor, José Luis Álvarez-Sala Walther, a quien reconoce y elogia por su “excelente trabajo”. “Nuestra función principal es recibir estudiantes con mucho talento que devolvemos como médicos bien formados, comprometidos con la sociedad y con el paciente. Consideramos inaplazable abordar cómo paliar el déficit de profesorado permanente que padecemos, equilibrar el número de plazas de acceso a las facultades con el de plazas para la formación especializada y contribuir en el desarrollo del ‘continuum’ formativo, para el que es fundamental la formación inicial en competencias que reciban los futuros médicos”.
¿Cuál es su opinión sobre la apertura de nuevas facultades de Medicina?
Denunciamos el aumento del número de facultades de Medicina y, en paralelo, el incremento del número de alumnos de ingreso cada año. En ambos indicadores estamos muy por encima de la media europea; y nos preocupa que se gradúen más médicos de los necesarios en una profesión tan regulada como la nuestra. Pese a estas dificultades, querría destacar que las nuevas promociones salen cada vez mejor formadas; es posible gracias al enorme trabajo que realizan el profesorado y el personal de apoyo, con la colaboración esencial de las instituciones sanitarias, pero estamos llegando a una situación límite, difícil de mantener en el tiempo.
¿Es esta reivindicación exclusiva de la Conferencia de Decanos?
Contamos con el apoyo de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas y con el apoyo del Foro de la Profesión Médica. También mantenemos un contacto continuo con los Ministerios con competencias en Sanidad y Universidad pues son unos interlocutores fundamentales para nosotros. Hemos elaborado diversos documentos que permiten conocer la situación actual de las facultades de Medicina a los responsables académicos y políticos y que pueden facilitar la toma de decisiones correctas. Fruto de ese trabajo son, por ejemplo, los documentos sobre el hospital universitario, apertura de nuevas facultades, evolución del profesorado permanente, criterios de acreditación de la ANECA, promoción de nuevas figuras docentes, etc. Estos documentos son compartidos con rectores, ministerios, consejerías, Organización Médica Colegial, estudiantes, instituciones sanitarias y colegas. También procuramos que esa información llegue a los medios de comunicación, pues nos parece fundamental que la sociedad ‘conozca’ sus facultades de Medicina.
Con el cambio de Gobierno, se ha descartado totalmente el proyecto de troncalidad y la última ministra ha apostado por un nuevo RD de Formación Especializada. ¿Cómo valora este asunto?
El Ministerio está trabajando en un nuevo Real Decreto y se han intensificado los trabajos de su elaboración para poder presentarlo lo antes posible, pero no sabemos en qué fase se encuentra. La Conferencia no se ha pronunciado a este respecto ni pienso que deba hacerlo, ya que los modelos pueden ser diversos, igual que lo son los modos en que formamos a los futuros médicos, aunque el objetivo sea el mismo. Lo que sí hemos ofrecido al Ministerio es un proyecto que hemos iniciado para enlazar y relacionar las competencias que se adquieren en el grado con las de la formación especializada, con el convencimiento de que podemos aportar aspectos que puedan ser incluidos en el debate y el futuro del modelo de troncalidad.
¿Considera necesario, entonces, un decreto de troncalidad?
A título personal, pienso que el decreto de troncalidad es tan necesario como difícil de implementar. Ocurre también que el modelo propuesto por el anterior Gobierno estaba muy avanzado e incluso un buen número de especialidades habían desarrollado por completo su nuevo itinerario formativo, y el resto lo tenían muy avanzado. Habrá que ver en qué medida ese trabajo ingente puede ser aprovechado. La incertidumbre política en la que nos movemos dificulta el proceso.
¿Qué medidas se deberían tomar?
Una vez más, habría que reclamar un pacto de las principales fuerzas políticas para la definición de un nuevo modelo que fuera estable, en el que los profesionales recuperaran el protagonismo perdido y que garantizara la atención de las necesidades sociosanitarias. Es necesario una modificación no solo de los itinerarios de formación especializada, sino del propio sistema sociosanitario. Resulta obligado consensuar el modelo sanitario que se quiere y que sea factible con una financiación viable y suficiente. Su formulación, que será complicada, debe establecerse entre los profesionales sanitarios, los políticos y toda la sociedad. Los cambios poblacionales, los paradigmas preventivos y de Medicina personalizada y los continuos avances en procedimientos diagnósticos y terapéuticos deben ser considerados, porque van a influir decisivamente en el tipo y número de profesionales necesarios en un futuro muy próximo.
¿Qué explicaciones daría a las Universidades públicas de Alicante, Deusto o Navarra para que no crearan su propia facultad de Medicina?
A las Universidades de Alicante, Deusto o Navarra les decimos lo que hemos dicho a los responsables académicos y políticos, a nivel central y autonómico, que participan en la decisión de autorizar la apertura de un nuevo centro: no necesitamos ni más estudiantes de Medicina ni más facultades. Por el contrario, es fundamental recuperar el equilibrio, hoy perdido, entre la oferta de plazas en las facultades, la oferta de plazas para la formación especializada y la oferta laboral después de la especialización. No hay un ‘numerus clausus’ en Medicina, sino tres: en el último MIR, el número de candidatos era más del doble de las plazas (miles de egresados de las facultades españolas se han quedado sin plaza) y tras la especialización (10-11 años de formación intensa), muchos optan por una nueva formación especializada o por salir a otros países “por necesidad” ya que las posibilidades de trabajo son escasas o poco atractivas. El problema es muy serio.
¿Cuáles serían las consecuencias?
Son ya 42 las facultades de Medicina y la oferta de plazas para el nuevo curso ha vuelto a aumentar, superando las 7.000. Tenemos una demanda muy alta de plazas, lo que no justifica la apertura de nuevos centros; es una pena no poder estudiar Medicina, pero es peor no poder luego ejercerla. Necesitamos una perspectiva más global de este delicado asunto. No existen razones demográficas ni sanitarias para aumentar el número de facultades, somos el segundo país del mundo con mayor número por densidad de población a la vez que las facultades existentes no tenemos profesorado suficiente, se gradúan más médicos de los que la formación especializada puede absorber, tenemos más médicos que la media europea, abrir una nueva facultad supone un gasto tan importante como cuestionable … ¿alguien lo puede entender? ¿Conviene a la profesión médica este aumento de ‘mano de obra’?
¿Son muchas las provincias españolas sin facultad de Medicina?¿Considera que esto supone un problema para aquellos que quieren estudiar esta carrera?
De las 52 provincias españolas, solo 19 no tienen una facultad de Medicina, pero todas ellas tienen una a menos de 200 kilómetros. Las tres mencionadas se ubican en provincias donde ya existe una facultad. Es cierto que las Universidades están orgullosas de sus facultades de Medicina, y las que no tienen se preguntan por qué no pueden, pero una facultad de Medicina no se improvisa y necesita una inversión enorme, precisamente de la que carecemos las facultades existentes.
La Conferencia de Decanos de Medicina ha planteado recientemente el creciente desfase entre las plazas de grado y las plazas MIR. Una posible solución sería la ampliación de las plazas de médicos internos residentes, porque muchos licenciados no pueden continuar su formación. ¿Cuál es la respuesta del Ministerio? ¿Qué cálculos se hacen en este sentido a corto y medio plazo? ¿Se debería hacer una planificación también a largo plazo?
Precisamente hemos mantenido una reunión reciente con la Dirección General de Ordenación Profesional del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, con quien venimos trabajando de forma fluida y agradecemos el interés y colaboración mostrados. Uno de los temas abordados fue el examen MIR y de manera principal, el aumento de más de 400 plazas para la convocatoria 2020, lo que es una buena noticia. El problema es que en los últimos años a la vez que aumentaban las plazas de ingreso en las facultades de Medicina, disminuía la oferta de plazas para la formación especializada.
¿Cuántas plazas se deberían aprobar?
Las estimaciones que hemos realizado es que sería necesario un aumento aproximado de 1.400 plazas MIR. Entendemos la complejidad de llevarlo a cabo pues esa oferta está condicionada por limitaciones presupuestarias, por la necesidad de contar con unidades docentes acreditadas y por la aprobación de las comunidades autónomas. En todo caso, ese aumento debe producirse de forma progresiva, estableciendo un plan plurianual. Recordemos los datos preocupantes de la convocatoria MIR 2018: solicitaron realizar el examen 14.466 personas, para un total de 6.513 plazas (2.22 aspirantes por cada plaza). En dicha convocatoria, el 69 por ciento de las solicitudes al examen eran personas formadas en las universidades españolas y el 90,8 por ciento de las 6.513 plazas adjudicadas fueron para esos estudiantes. Contando con los casi 7.000 recién egresados y las personas recirculantes, un total de 4.006 aspirantes procedentes de nuestras universidades se quedaron sin plaza, que serán cerca de 5.000 tras esta convocatoria; estamos a la espera de conocer los resultados definitivos de la convocatoria de este año, pero sí sabemos que el número de inscritos ha vuelto a aumentar, siendo de 15.475 personas admitidas.
En este sentido, ¿qué otros asuntos preocupan a la Conferencia de Decanos?
En relación con el examen MIR, la Conferencia ha solicitado al Ministerio en varias ocasiones que el sistema de puntuación de los méritos académicos sea revisado de manera que se modifique la escala utilizada 0-4, que genera situaciones injustas y pase a ser de 0-10 que ya es de uso generalizado en nuestras facultades; nos han confirmado que así se hará en la próxima convocatoria. Por otra parte, no estamos de acuerdo con el peso del expediente académico que en la actualidad es solo un 10 por ciento. No es proporcionado que los intensos seis años del grado en Medicina tengan tan escaso valor en algo tan importante como la elección de la especialidad médica, por lo que hemos solicitado su revisión; no hace mucho tiempo, suponía un 25 por ciento. El peso del expediente académico puede además ponderarse para facilitar la equidad, algo que nos parece prioritario. Pero si no se produce un cambio, el mensaje que transmitimos a los futuros médicos es que lo “importante” no es aprovechar todo lo que la universidad y los centros sanitarios les ofrecen, sino preparar un “examen”, lo que entendemos que es una mala noticia para el futuro de la profesión.
También han pedido cambios en el calendario MIR.
Sí, hemos solicitado la revisión del calendario del examen MIR para que se adelante su celebración y se puedan incorporar cuanto antes al sistema sanitario los nuevos médicos. Por último, habría que recordar que los graduados en Medicina solo se convierten en médicos con capacidad plena para el ejercicio asistencial tras finalizar su periodo de formación especializada, por lo que las etapas de formación de grado y posgrado deben concebirse de forma unitaria.
La Conferencia de Decanos mantiene una posición relevante dentro del Foro de la Profesión Médica, ¿qué actividades destacaría?
Hemos elaborado un documento junto con el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina, con quien mantenemos una estrecha colaboración, y que ha sido asumido por el Foro de la Profesión Médica (que como es bien conocido incluye también a la Organización Médica Colegial, a la Confederación de Sindicatos Médicos, la Federación de Asociaciones Científicas Médicas y el Consejo Nacional de Especialidades Médicas). Este documento ha sido enviado a la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas, a los ministerios y consejerías con competencias en Sanidad y a la universidad, a la ANECA, es decir, a los responsables políticos y académicos de la posible apertura de nuevas facultades. Hemos ofrecido la colaboración por parte de la Conferencia en todo lo que consideren que sea necesario.
Entonces, ¿faltan o sobran médicos en España?
A falta del Registro de Profesionales Sanitarios, tan necesario por muchas razones, algunos estudios muestran que el número de médicos en España está por encima de la media europea; en algunos territorios y especialidades puede no parecerlo, pero ese es otro problema… El número de estudiantes de grado a día de hoy en las 42 facultades de Medicina (un 50 por ciento más que hace 10 años) supera los 44.000. ¿Necesitamos 44.000 nuevos médicos en los próximos seis años y 88.000 en doce? Sumen los comunitarios y extracomunitarios. Aunque no se conoce bien, la estimación de jubilaciones en la próxima década es de 50.000 profesionales. ¿Es esa la evolución que queremos?
Además, esto supondrá otros problemas…
Efectivamente, otro problema a tener en cuenta es la posible disminución de la calidad formativa en la carrera. Aumentar el número de facultades de Medicina en cada provincia, especialmente en aquellas que ya cuentan con alguna, supone tener que compartir infraestructuras entre varias facultades como son los hospitales universitarios y los centros de salud, necesarios para la realización de prácticas clínicas. Esto conlleva más estudiantes por médico-tutor de prácticas, saturación de consultas y más trabajo para el profesional, en detrimento tanto de la formación de los estudiantes como de la calidad asistencial. Se pueden también generar conflictos entre las universidades.
¿Qué carencias tienen las facultades ya existentes?
Crear y mantener una facultad de Medicina exige una financiación muy importante, de la que habitualmente no se suele disponer por múltiples razones. Se necesita la contratación de un profesorado muy especializado, en el mayor número posible dado que la ratio número de estudiantes/número de profesorado es fundamental para la docencia de la Medicina y condiciona la calidad de la docencia; se necesita también personal de administración y servicios cualificado que facilite el trabajo de cada día. Los costes de personal son relevantes, pero también se necesitan edificios e instalaciones adecuadas, innovar las metodologías docentes. Queremos fomentar el autoaprendizaje y la formación investigadora en los futuros médicos y eso no se puede hacer sin recursos. ¿No sería más eficiente dotar mejor a las facultades existentes en lugar de crear otras nuevas para generar un número de médicos mayor que los que el sistema sanitario puede absorber?
También preocupa el déficit de profesores, sobre todo por la próxima jubilación de muchos profesionales en los próximos diez años. ¿Qué soluciones se plantean? ¿Qué medidas podrían tomarse para aumentar la motivación de los profesores y tutores?
Impartimos la mejor docencia posible, pero no es la que queremos impartir. El estudio reciente que hemos publicado en Revista Clínica Española sobre la evolución del profesorado lleva como subtítulo ‘La formación de los futuros médicos en situación crítica’, y no es una exageración. Nos preocupa mucho el déficit de profesorado permanente, de tal manera que al 20 por ciento que hemos perdido en la última década, se añadirá un 43 por ciento adicional en la década siguiente, afectando especialmente al profesorado vinculado con los centros sanitarios que alcanzará un muy preocupante 55 por ciento. Está en juego el modelo de facultad de Medicina. Lo hemos definido en ese informe como “paradoja de paradojas”: las facultades existentes no tenemos relevo generacional para paliar el déficit de profesorado permanente, sobre el que pivota la estructura docente, mientras siguen aumentando el número de facultades sin criterios sanitarios ni académicos que lo justifiquen.
¿Hay propuestas concretas?
Hemos acordado con la ANECA que les remitiremos un documento con propuestas sobre los criterios de acreditación que adecúen los requisitos a las posibilidades investigadoras y docentes reales de nuestros colegas. Por otra parte, seguimos promocionando las figuras de profesorado mediante contrato laboral indefinido, vinculado o no, como el ‘contratado doctor’ o ‘profesor agregado’, para que sean una realidad en todo el territorio nacional y nos permita paliar el déficit de profesores permanentes. El documento que hemos elaborado se publicará pronto en Educación Médica. Al mismo tiempo, es necesario destacar el trabajo desarrollado por los profesores no permanentes, especialmente los profesores asociados que pese a su dedicación parcial están asumiendo cada vez más responsabilidades docentes. También hay que resaltar el trabajo que realizan los miles de colegas en hospitales y centros de salud que, sin tener una relación contractual con la Universidad, colaboran como tutores clínicos honorarios en la formación de los futuros médicos, como una manifestación más de su compromiso con la Medicina.
¿En qué consiste?
Está dirigido a colegas que han terminado la formación especializada recientemente y a los que se les ofrecerá un contrato de seis años de duración en el sistema sanitario con una dedicación del 50 por ciento a la actividad asistencial y el otro 50 por ciento a la actividad docente e investigadora. Durante ese tiempo, deberían alcanzar los méritos necesarios para la acreditación a la figura de Profesor Contratado Doctor Vinculado que junto a las figuras docentes de Catedrático y Profesor Titular constituyen las modalidades de profesor permanente universitario.
En la Junta Directiva de la Conferencia de Decanos hay representantes de diversas universidades españolas, ¿se observan muchas diferencias a la hora de gestionar las facultades de Medicina y las universidades en función de la comunidad autónoma?
No hay dos facultades iguales, pues siempre hay características diferenciales. Cada centro depende en primer lugar de sus estudiantes, su personal docente e investigador y de apoyo y del equipo decanal, que debe facilitar el trabajo de todos. Pero también depende de la universidad de la que forma parte con su rector y consejo de gobierno al frente donde se toman decisiones que afectan en el día a día de la facultad. Introduzca luego el importante papel que los gobiernos autonómicos realizan con distintas líneas prioritarias, planes estratégicos y modelos de financiación; además, las facultades de Medicina dependemos de dos consejerías distintas, las que asumen las competencias universitarias y sanitarias. Y por el mismo motivo dependemos de dos ministerios.
También hay diferencias en la titularidad.
Sí, otro elemento más de diversidad es que la Conferencia está formada en la actualidad por 32 facultades públicas y 10 privadas con diferencias en su gestión entre y dentro de ambos grupos. Y pese a esa diversidad, compartimos el objetivo común principal de formar a los médicos encargados de cuidar la salud de nuestra sociedad. Como profesión regulada, la formación que deben adquirir nuestros estudiantes viene definida en una orden ministerial. Desde su inicio, la Conferencia ha tenido como valores de referencia el respeto, el consenso y la autonomía.
El vínculo de la facultad con el hospital universitario está regularizado por ley. ¿Qué problemas se observan en la práctica?
En el momento actual continúa vigente la Orden Ministerial de 7 de agosto de 1987, que establece los requisitos que deben cumplir los hospitales y los centros de salud universitarios, siguiendo las indicaciones del Real Decreto 1558/1986, de 28 de junio, por el que se establecían las bases generales del régimen de conciertos entre las universidades y las instituciones sanitarias. Desde hace años, la Conferencia viene demandando la reforma del RD 1558/1986, una regulación superada en la actualidad por los cambios sociales y políticos acaecidos en nuestro país en las últimas décadas. Es indudable que un hospital universitario debe ser un centro que cumpla unos requisitos preestablecidos y que, en consecuencia, debe estar acreditado para iniciar su actividad docente en el grado de Medicina. Por idénticas razones, tendrían que ser auditados periódicamente por un organismo independiente, del mismo modo que se lleva a cabo en el caso de la formación MIR. La realidad, sin embargo, es que no existe un sistema nacional homogéneo válido para la acreditación de los hospitales universitarios.
¿Cuáles son los criterios imprescindibles?
El hospital universitario tiene que ser un centro de excelencia y debe ser capaz de asegurar el cumplimiento de unos requisitos preestablecidos en cuanto a su estructura, su cartera de servicios, recursos asistenciales, aulas para la docencia, biblioteca, índices mínimos para una correcta relación entre alumnos y pacientes, comisiones clínicas, áreas de investigación, así como un número mínimo de profesores y doctores. Todo ello queda reflejado en el documento realizado por la Conferencia y publicado en Medicina Clínica, en el que se indican los requisitos que debe acreditar un hospital para ser universitario en cinco apartados concretos: vinculación, estructura, organización, personal y seguimiento. Todas las instancias implicadas, políticas, universitarias y sanitarias deben ser conscientes del valor estratégico de los hospitales universitarios para los retos en salud del siglo XXI y de la necesaria revisión de las bases legales para que un hospital tenga la consideración de ‘universitario’.
¿Cómo compagina su labor en el Decanato de la Facultad de Medicina de la Universidad de Málaga con el trabajo de la Conferencia?
Le diría que “hago lo que puedo” y que las horas extraordinarias de trabajo han aumentado… En ambas “tareas” las posibilidades de actuación no tienen límite: siempre podemos y debemos intentar mejorar lo que hacemos. Ser decano de una facultad de Medicina es un privilegio, un honor y una responsabilidad, y, afortunadamente, una responsabilidad compartida; tengo que agradecer el esfuerzo enorme en primer lugar de mi equipo decanal y también de los profesores y del personal de apoyo por el compromiso con el centro; por otra parte, los estudiantes están muy motivados.
También es socio fundador del Movimiento Hipocrático, que promueve el carácter humanista de la Medicina. ¿En qué consiste y qué actividades realizan?
Se trata de una iniciativa muy reciente; de hecho, se ha constituido como asociación en julio de 2018, aunque ya habíamos iniciado el trabajo unos meses antes y estamos dando los primeros pasos. La asociación tiene como fines difundir, promover, mantener, velar y potenciar el legado humanístico hipocrático, así como sus valores, entre los profesionales del ámbito de la salud. Nuestro objetivo es también difundir y promover el humanismo y sus valores en el seno de las organizaciones y centros sanitarios, universidades, centros docentes, tanto públicos como privados, y colegios profesionales del ámbito de la salud, todo ello en beneficio de los pacientes y los usuarios del sistema sanitario público o privado y de la sociedad en su conjunto.
¿Cómo ha surgido esta iniciativa?
Estamos convencidos de la importancia de recuperar la dimensión humanista de la Medicina y las personas y las instituciones necesitamos referencias en nuestra vida. Es tal la influencia de Hipócrates de Kos en el ámbito médico que ha recibido el título de Padre de la Medicina. En muchas facultades del mundo entero los nuevos médicos realizan el juramento hipocrático que simboliza nuestro compromiso con la profesión, que debe acompañarnos en todas nuestras actuaciones. En varios centros hemos plantado un árbol descendiente del árbol legendario de Hipócrates de la Isla de Kos. En la Universidad de Málaga lo hemos acompañado de un busto de Hipócrates con una de sus citas, ‘Donde hay amor por el arte de la Medicina, hay también amor por el Hombre’; es difícil decir tanto con tan pocas palabras.
Es una defensa de la relación médico-paciente.
Sí, precisamente esta es otra iniciativa ‘compartida y relacionada’ con el Foro de la Profesión Médica, la propuesta para la Declaración de la Relación médico-paciente como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Hipócrates estará contento también con esta campaña. Queremos una Medicina basada en la evidencia, en la eficiencia y, fundamentalmente, centrada en la persona, con una doble vertiente; alcanzar una Medicina de precisión en la que recuperemos el humanismo que tradicionalmente ha caracterizado nuestra profesión. La relación médico-paciente ha de rescatarse como nuestro principal valor.
¿Cómo valora, en líneas generales, el sistema sanitario español? ¿Cuáles cree que son sus principales fortalezas y cuáles las asignaturas pendientes?
Sin duda, contamos con un magnífico Sistema Nacional de Sanidad gracias al esfuerzo de todos, tanto administraciones como profesionales sanitarios que han ofrecido lo mejor de cada cual para dotar a los ciudadanos de todo el territorio español de un sistema público, equitativo, accesible y universal. Dicho esto, es necesario no conformarnos y estar muy atentos a todos los retos que se plantean en nuestra sociedad a gran velocidad, tales como el envejecimiento, la creciente prevalencia de enfermedades crónicas, la pluripatología, la polimedicación, la fragilidad, la dependencia, entre otros. Todo ello supone un importante desafío para el Sistema Nacional de Salud, tanto desde el punto de vista asistencial como económico.
¿Y qué papel juegan los recursos humanos?
Para que todo ello sea adecuadamente tratado precisa de una correcta planificación de las necesidades de profesionales sanitarios. En los próximos años vamos a tener una situación de desequilibrio de profesionales, ocasionada por las características demográficas de la sociedad española, con un número de jubilaciones elevado, así como por una ausencia de planificación de las necesidades futuras de personal durante los años de recorte presupuestario.
¿Cuáles son los retos en el ámbito formativo?
Centrándonos en los aspectos de formación, es necesario el incremento de plazas MIR y adecuar los números de egresados de nuestras Facultades de Medicina con la oferta de plazas de formación especializada, que evite la bolsa de profesionales que no tienen acceso al mercado laboral al no contar con una especialidad sanitaria. De forma concomitante, la disminución significativa y progresiva en el número de profesores permanentes en las facultades de Medicina (catedrático, profesor titular y profesor contratado doctor) es motivo de preocupación para la Conferencia, como hemos comentado anteriormente. Este déficit es importante en el momento actual y en pocos años la situación será insostenible, especialmente en áreas clínicas. La formación de los futuros médicos, responsables inmediatos de salud de nuestra sociedad, depende en gran parte de la enseñanza teórica y práctica que se imparte en las facultades de Medicina, con la colaboración esencial de las instituciones sanitarias, por lo que se deberán arbitrar fórmulas especiales, tales como criterios específicos de acreditación para profesionales sanitarios o el desarrollo de la figura del profesor contratado doctor vinculado a nivel de todo el territorio nacional.
¿Quiere comentar otros temas que le ocupen como presidente de la Conferencia de Decanos?
Los temas de trabajo son continuos. Hemos firmado un convenio con la Sociedad Española de Educación Médica para impulsar la formación docente de nuestros profesores, hemos elaborado un documento en relación con la cotización y el alta de nuestros estudiantes en la Seguridad Social, revisamos continuamente la prueba ECOE, hemos iniciado con la ANECA un procedimiento para el reconocimiento internacional de las facultades, hemos analizado las consecuencias académicas y profesionales de la adscripción del nivel de Master a los graduados en Medicina…
¿La Conferencia seguirá colaborando con el Foro de la Profesión Médica?
De hecho, la Conferencia es una de las instituciones que conforman el Foro de la Profesión Médica, que acaba de celebrar su décimo aniversario. Desde mi punto de vista, la creación del Foro ha sido la mejor noticia que se ha producido para la profesión médica en los últimos años. La presencia de las distintas instituciones que lo integramos es una garantía de la representación de todos los sectores profesionales. Habría que destacar la capacidad demostrada para encontrar posiciones consensuadas en los temas abordados. El Foro es muy necesario, ya que no solo las facultades, sino también la profesión médica se encuentra en un momento delicado y decisivo para su futuro.
¿Qué proyectos se plantea la Conferencia de Decanos?
Me gustaría ensalzar el trabajo que realizamos desde las 42 facultades que conforman la Conferencia. Además, hemos celebrado recientemente su 30º aniversario en la última Asamblea General en Málaga. Somos responsables de un amplio catálogo de títulos universitarios. El número de estudiantes de grado, futuros médicos, supera los 44.000. Se realizan casi 9.000 tesis doctorales que investigan cómo mejorar nuestra calidad de vida; tenemos 3.700 matriculados en programas de ‘Máster Oficial’ y 11.200 en ‘Titulaciones Propias’. Con el grado formamos ‘buenos médicos’, y con el posgrado contribuimos a que sean ‘mejores’. En total, 68.000 personas reciben formación en nuestras facultades. Disponemos de unos 15.000 profesores, la gran mayoría médicos, y 2.000 personas que colaboran eficazmente con ellos.
Además, participan en el proceso formativo otros profesionales.
Esta tarea no sería realizable sin el apoyo de los centros sanitarios y sus responsables: participan 26.000 tutores sin vinculación contractual con la universidad; les debemos incentivar, fidelizar y reconocer. En total, unos 40.000 médicos formamos e investigamos desde las facultades con las instituciones sanitarias; supone que uno de cada cinco colegas que ejercen la profesión médica participa en la formación de los futuros médicos. Les agradecemos a todos ellos su dedicación y esfuerzo en un modelo de trabajo colaborativo, fundamentado en la corresponsabilidad.
¿Cómo es el proceso formativo en los últimos años de carrera?
Los graduados adquieren de forma progresiva una sólida formación teórica y práctica, realizan un rotatorio por especialidades médicas y quirúrgicas que convierte a los ‘casi-médicos’ en ‘casi-residentes’, presentan un trabajo fin de grado, su iniciación en la investigación, son evaluados de las competencias adquiridas, queremos intensificar las metodologías docentes basadas en problemas, clase invertida, prácticas continuas, queremos reforzar el humanismo en nuestra profesión…
¿Qué mensaje le gustaría dejar?
Las Facultades de Medicina somos importantes por lo que representamos y la huella que dejamos en quienes pasan por nuestros centros. Afrontamos con dificultades ciertas, pero con ilusión mayor el reto apasionante de la formación de los médicos del futuro. Para ello, trabajamos de forma decidida y necesitamos apoyo. Estamos convencidos de que la sociedad que cuida a sus facultades de Medicina se cuida a sí misma.