El linfoma de Hodgkin cuenta hoy en día con muy buenas cifras de supervivencia, pero precisamente por ello a veces se olvida que todavía son muchos los retos pendientes. Para hablar de las necesidades no cubiertas de esta enfermedad hablamos en un nuevo capítulo de
La Ventana de EMI, en colaboración con
Takeda, con
Anna María Sureda Balari, jefa del Servicio de Hematología y Programa de Trasplante de Células Madre Hematopoyéticas del Institut Català d'Oncologia y presidenta de la European Society for Blood and Marrow Transplantation (EBMT).
“El linfoma de Hodgkin es una de las enfermedades oncohematológicas que más podemos curar con el tratamiento en primera línea. Si miramos la supervivencia de estos pacientes, la supervivencia global ha mejorado de manera significativa”, es la primera idea que quiere dejar reflejada la experta. Pese a ello, “en pacientes ancianos no ha mejorado tanto y constituyen una de las necesidades médicas no cubiertas”.
Retos en linfoma de Hodgkin
Intentando hacer un resumen de los retos que quedan por delante, Anna María Sureda Balari destaca que si bien se ha avanzado en cuestiones como el estudio de factores pronósticos, hay grandes retos como intentar disminuir la toxicidad de los tratamientos a largo plazo. “También hay que trabajar en identificar a esos pacientes que quizás necesitan una mayor intensidad de dosis, y a aquellos que con menor intensidad pueden lograr los mismos resultados de supervivencia”.
No obstante, el objetivo final debe pasar por conseguir tratar con efectividad al mayor número posible de pacientes en primera línea y hacerlo con el menor número de efectos secundarios posible. Sin embargo, “el porcentaje de curación en primera línea depende del tipo de paciente que tenemos delante. No es lo mismo pacientes que debutan en estadios avanzados, que tienen peor pronóstico, que pacientes que debutan en estadios iniciales”.
Así, la situación actual es que “seguimos hablando de porcentajes de curación elevados, pero en pacientes en estadios avanzados no llegamos a resultados absolutamente satisfactorios”.
Nuevas estrategias en los tratamientos
Con este objetivo en los últimos años se ha trabajado para implementar mejores estrategias en los tratamientos. La experta destaca dos en concreto. “Hemos introducido el concepto de la intensidad de tratamiento según los resultados del PET/TAC interim, que es aquel se realiza después de dos ciclos de quimioterapia, y que nos permite identificar a los pacientes que responden rápidamente y que son candidatos para disminuir la dosis, y aquellos que responden más lentamente, que por su parte, pueden ser candidatos para intensificar su estrategia terapéutica. Esto ha permitido mejorar los resultados en términos de eficacia y disminuir la toxicidad y los efectos secundarios”.
Según la presidenta de la EBMT, “el otro hito es la introducción de los llamados nuevos fármacos, tratamientos diana que se han combinado con la quimioterapia convencional. La combinación de estas dos estrategias ha permitido mejorar los resultados a largo plazo”.
Horizontes a medio plazo
Respecto a otros posibles avances, como el uso de biomarcadores, la hematóloga reconoce que “en linfoma de Hodgkin vamos más retrasados en materia de biomarcadores, el que tenemos actualmente es la utilización del PET TAC que ha demostrado tener un impacto pronóstico que supera el índice pronóstico internacional previo. Sin embargo, se está trabajando en la identificación de otros factores pronósticos, porque interesa refinar más el concepto de medicina personalizada”.
Pensando en un futuro a medio plazo, otra vía es “poder utilizar el DNA circulante tumoral o la biopsia líquida como marcador pronóstico de respuesta al tratamiento y que vamos a poder combinar con el PET TAC”.
Asimismo, “hay otros factores biológicos que también se están analizando, pero siempre en el contexto de ensayos clínicos, como pueden ser los niveles de TARC y el C30 soluble”.
Acceso a la innovación
En cuanto al acceso a la innovación en la práctica clínica de todas estas novedades, Sureda reconoce que “España es un país que invierte, sobre todo en los últimos años, muchos esfuerzos en I+D, hay muchos ensayos clínicos abiertos, pero quizás el intervalo de tiempo desde que un fármaco es aprobado por la EMA, hasta que el fármaco acaba siendo financiado, si lo es, puede ser un periodo demasiado largo, produciendo un
impasse que no siempre está socialmente aceptado”.
A esta cuestión, la hematóloga del ICO matiza que “España es un país de autonomías y en este aspecto también supone ciertas diferencias en cuanto al tiempo de acceso”.
De esta forma, “esta situación es de difícil manejo por parte de los hematólogos Tenemos una estructura y unas estrategias que nos permiten o no utilizar un fármaco, y a veces tenemos cierta sensación de frustración. No es lo mismo ir a los grandes congresos nacionales e internacionales que nos hablan de todas las novedades para los pacientes, que lo que al final podemos utilizar en la práctica clínica diaria”.
El papel del trasplante
En cuanto al papel que tiene y tendrá el trasplante en estos pacientes, hay mucho por matizar. “El trasplante autólogo en el momento actual sigue siendo el tratamiento estándar para pacientes que tienen enfermedad primariamente refractaria o en primera recaída que demuestran quimiosensibilidad en segunda línea
. En estos casos seguimos consolidando a nuestros pacientes con un trasplante autólogo”.
No obstante, es cierto que de cara al futuro ya hay ensayos que están estudiando la opción de que nuevas terapias lleguen a sustituir la necesidad de llegar al trasplante. A día de hoy, de hecho, estos ya han disminuido gracias a que los nuevos fármacos ya consiguen mejores resultados, por lo que hay menos pacientes candidatos.
El abordaje de los largos supervivientes
Tal y como comentaba Anna Sureda al inicio de la entrevista, uno de los grandes retos pasa por disminuir los efectos secundarios para lograr mejoras en los largos supervivientes. Especialmente, para lograr reducir los problemas cardiovasculares y neoplasias secundarias.
“Cuando hablamos de estos efectos secundarios a largo plazo muchas veces se tratan de estrategias terapéuticas que ya no utilizamos en el momento actual, por eso en el futuro esperamos que la aparición de estas complicaciones sea mejor porque se ha mejorado la toxicidad de los medicamentos”.
“Por ello es tan importante contar con programas de seguimiento de estos largos supervivientes, que observan el potencial desarrollo de estas complicaciones a largo plazo, haciendo una medicina preventiva, evitando factores externos que puedan contribuir a la aparición de estas complicaciones. Estos programas de seguimiento en España hay que mejorarlos”, y es que muchas veces se acaba haciendo un seguimiento desde Atención Primaria, pero lo ideal es contar con un equipo multidisciplinar.