Tras enmarcar la magnitud y enorme impacto del cáncer, que según la
Agencia Internacional sobre el Cáncer (IARC) es la primera o segunda causa de muerte prematura en 134 países, durante el
Congreso ESMO 2023 se repasaron las
estrategias de prevención, dado que más del 40 % de esta carga de cáncer es directamente prevenible si fuésemos capaces de atajar de forma efectiva sus principales determinantes, incluyendo el tabaco, la contaminación atmosférica y por ende, el sedentarismo, los alimentos ultraprocesados o el alcohol.
La comunidad oncológica (y los profesionales de la salud) tienen una responsabilidad de diseminar los mensajes del Código Europeo contra el Cáncer, cuya 5ª edición se está elaborando en la actualidad, y de cuyo Comité Científico el autor de estas líneas forma parte. Pero es que, además de medidas de educación para la salud para lograr modificaciones conductuales, es necesario promover
medidas estructurales (legislativas, fiscales o de infraestructura) que pueden facilitar la implementación de comportamientos saludables, lo que viene a resumirse en el objetivo de hacer que las
opciones más saludables sean las opciones más fáciles de llevar a cabo.
En una sesión específica se abordó la colaboración entre ESMO y la IARC sobre qué pueden hacer los oncólogos para potenciar la prevención del cáncer, incluyendo la utilización interactiva de la plataforma de aprendizaje de las actualizaciones del Informe Mundial sobre el Cáncer de la IARC.
Nuevas terapias oncológicas
En otro orden de cosas, se celebraron
sesiones sobre terapias oncológicas, ensayos clínicos para y cómo aportar valor real a los pacientes. Así, se revisó cómo la mayoría de los ensayos clínicos están promovidos y llevados a cabo por la industria privada. Eso en absoluto los descalifica o invalida, pero revisando el estado de la cuestión se expuso, con total transparencia, que los objetivos de generar beneficios y mejorar los resultados de los pacientes pueden ser convergentes, pero en ciertos casos no lo son.
Examinando qué se puede mejorar, se constató que muchos informes de ensayos han utilizado como objetivo la 'supervivencia libre de progresión' para sugerir beneficios, habiéndose comprobado en ocasiones que eso no supone el aumento de la supervivencia global o de calidad de vida, por lo que hay que replantearse los “endpoints” para que favorezcan más los verdaderos intereses de los pacientes... y se verificó la utilidad de la denominada escala de magnitud del beneficio clínico de la ESMO (conocida por su acrónimo MCBS, que ha mostrado ser muy útil de forma práctica).
Mejor accesibilidad a los tratamientos
En otra sesión paralela se examinó cómo
mejorar la accesibilidad y disponibilidad de tratamientos frente al cáncer. En colaboración con la OMS, se está estudiando la actualización de la lista de medicamentos esenciales contra el cáncer con nuevos enfoques, incluyendo una política y una regulación adecuadas.
También se hizo ver que el conseguir que el precio de los medicamentos sea asequible no tiene por qué ser una amenaza para la inversión en I+D. Finalmente se examinaron estrategias que los gobiernos de ciertos países han puesto en marcha con éxito, incluyendo acuerdos razonables de transferencia de propiedad intelectual, la aplicación de la metodología de Evaluación de tecnologías sanitarias y la implementación de la previamente citada escala de magnitud del beneficio clínico de la ESMO, armonizando además de forma razonable los precios y promoviendo la competencia entre sustitutos terapéuticos mediante precios de referencia internos o licitaciones colectivas.
Siguiendo en esta misma dimensión, otra sesión monográfica revisó una iniciativa de gran importancia mediante la cual ESMO y OMS están revisando las oportunidades ofrecidas por la innovación en terapéutica oncológica y hasta qué punto satisface la cartera de productos las necesidades. Aquí también se describieron las oportunidades que pueden ofrecer la iniciativa de 'Misión frente el Cáncer” de la UE. Este tema está siendo objeto de interés, reconociéndose que ha de pasarse del dicho al hecho, para lo que se requieren
políticas nacionales y su aplicación, que aborden las necesidades de la sociedad.
IA, políticas y crisis
Cambiando de tercio, hubo interesantísimas presentaciones que abordaron el tema: “¿Entramos en una nueva era de la oncología con el
big data y la inteligencia artificial?” Se comentó cómo el desarrollo de algoritmos de IA para realizar determinadas tareas es un proceso evolutivo y requiere una gran cantidad de formación y estandarización para que sean de calidad. Los datos son fundamentales, pero actualmente funcionan en silos en diferentes institutos y es difícil compartirlos, debido a la falta de infraestructuras. Se espera que el Espacio Europeo de Datos Sanitarios aporte posibles soluciones a través de modelos de gobernanza e interoperabilidad.
En otra sesión de diferente índole se presentaron cómo son y cómo deberían ser las '
Políticas transnacionales contra el cáncer”, incluyendo cómo los proyectos y herramientas elaboradas por la UE y la OMS pueden impulsar la mejora de los
planes nacionales contra el cáncer. Aquí se alzó la voz de los pacientes para que se tenga en cuenta su perspectiva lo que consideran crucial a la hora de formular los planes.
Finalmente destacar una sesión en la que se habló de los retos de '
La sanidad en tiempos de crisis', empezando por recordar que las dos grandes crisis mundiales de nuestro tiempo son el cambio climático y la epidemia de enfermedades crónicas no transmisibles, y en éstas, particularmente el cáncer. Junto a muchos datos y evidencias, se ha podido constatar que la pandemia de COVID-19 y las crisis humanitarias demuestran que es importante mantener los servicios esenciales durante las crisis y que es
imprescindible la co-creación de estrategias contando con la Oncología, la Salud Pública y la más sinérgica visión multidisciplinaria.