Tomar 3.000 miligramos por día de sal o más no parece tener un efecto adverso sobre la presión arterial en las adolescentes, mientras que las jóvenes que consumieron 2.400 mg al día o más de potasio presentaban una presión arterial más baja al final de la adolescencia, según concluye un artículo publicado en la edición digital de 'Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine'.
La comunidad científica ha creído históricamente la mayoría de las personas en Estados Unidos consumen demasiada sal en su dieta, por lo que las actuales directrices dietéticas recomiendan limitar la ingesta de sodio a menos de 2.300 mg por día para personas sanas entre 2 y 50 años. La relación entre el sodio en la dieta y la presión arterial en niños y adolescentes está en gran parte sin examinar en estudios prospectivos, según la información de fondo del estudio.
Lynn L. Moore, doctora en Ciencias de la Escuela de Medicina de la Universidad de Boston, en Estados Unidos, y coautores examinaron los efectos a largo plazo del sodio y el potasio en la dieta sobre la presión arterial al final de la adolescencia. Los autores utilizaron datos del Estudio de Salud y Desarrollo del Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre estadounidense, con 2.185 niñas blancas y negras de 9 y 10 años que fueron seguidas durante 10 años.
Los científicos no encontraron evidencia de que la ingesta más alta de sodio (3.000 a <4.000 mg por día y 4.000 mg al día frente a <2.500 mg diarios) tenía un efecto adverso sobre la presión arterial de las adolescentes. Algunos análisis mostraron que esas chicas que consumen 3.500 mg diarios o más de sal tenían la presión arterial diastólica generalmente más bajas que las que consumían menos de 2.500 mg por día.
El consumo de alimentos se basó en informes independientes y se midió anualmente la presión arterial. En general, las niñas de la categoría más alta de consumo de potasio (2.400 mg por día o más) presentaban una presión arterial sistólica y diastólica más baja en la adolescencia tardía que aquellas que ingerían en su alimentación menos potasio, tal y como muestran los resultados de la investigación.
Las niñas que consumían la mayor cantidad de sodio y potasio tomaban también más calorías, junto con una mayor cantidad de lácteos, frutas, verduras y fibra, de acuerdo con los resultados. 'Este estudio prospectivo mostró que las adolescentes blancas y negras que consumían más potasio en la dieta tenían una BP [presión sanguínea] inferior en la adolescencia tardía', destacan los autores.
'Por el contrario, los datos no indicaron un efecto general de la ingesta de sodio sola en la BP y, por tanto, no son compatibles con instar a una reducción global en el consumo de sodio entre los niños y adolescentes. Este estudio pone de relieve la necesidad de desarrollar métodos de estimación de la sensibilidad a la sal para utilizar en los futuros estudios de poblaciones de alto riesgo y señalar los posibles riesgos para la salud asociados con las dietas bajas en potasio en los adolescentes y niños de Estados Unidos ', concluye el estudio.