Los pacientes con
cáncer de hígado cuentan desde hoy con
dos nuevas opciones terapéuticas, desarrolladas por
AstraZeneca. La primera es la combinación de tremelimumab con durvalumab seguida de durvalumab en monoterapia para el tratamiento de primera línea de adultos con carcinoma hepatocelular avanzado o irresecable, en un nuevo régimen denominado STRIDE (
Single Tremelimumab Regular Interval Durvalumab) y que se comercializa con el nombre de Imjudo.
Por su parte, Imjudo, la combinación de durvalumab con quimioterapia estándar seguida de durvalumab en monoterapia, ha sido autorizada para el tratamiento en primera línea en adultos con cáncer de vías biliares irresecable.
Ana Peiró, directora médica de Oncología de AstraZeneca España, ha recalcado en la presentación de los fármacos que estas dos patologías “cuentan con pocas alternativas terapéuticas, es un área médica no cubierta”.
“El hepatocarcinoma es más frecuente -ha diferenciado-, y está asociado a patologías previas como obesidad, alcohol o la cirrosis. El cáncer de vías biliares es menos frecuente, por lo que hay menos opciones aún. Peiró ha destacado que ambos nuevos tratamientos han logrado aumentar la supervivencia”.
700 diagnóstico de hepatocarcinoma al año
El doctor Bruno Sangro, director de la unidad de Hepatología de la Clínica Universidad de Navarra ha subrayado que se producen 7000 nuevos diagnósticos de hepatocarcinoma al año en España. “Es un tumor profundamente resistente a la quimioterapia tradicional. Hace 14 años, el desarrollo de los inhibidores de tirosin-cinasa permitieron aumentar la supervivencia en pacientes con enfermedad avanzada. Y hace cinco años la inmunoterapia aportó un avance sustancial, con mejores supervivencias”, ha recordado.
En cuanto al diagnóstico, Sangro ha indicado que se conocen los factores de riesgo, y que, por tanto, este tumor “puede prevenirse y detectarse precozmente. Pero los programas de cribado no están puestos en marcha y eso es algo que debe mejorarse en España”.
Otro aspecto que ha considerado fundamental es que hay que acabar con el estigma asociado a esta enfermedad y darla más visibilidad. “Los factores de riesgo estaban asociados con la ‘mala vida’ y no es así. Y, aunque el paciente siga esta mala vida, eso no invalida que acceda a los mejores cuidados”, ha subrayado.
Cribado 'cuanto antes'
Respecto al abordaje, ha insistido en que debe intentarse hacer el cribado “cuanto antes” y, al diagnóstico, que el paciente sea tratado por un equipo multidisciplinar que incluya un cirujano hepático, un radiólogo intervencionista, un oncólogo radioterapeuta, médicos nucleares, un oncólogo médico y un hepatólogo. Y, como ha añadido, “es ideal una enfermera de práctica avanzada, que da un salto de calidad. Debe hacerse un esfuerzo en España para incorporarlas. Además, deben estar presentes Farmacia Hospitalaria, especialistas de soporte nutricional, psico-oncología y un anatomopatólogo.
La aprobación de Imjudo se ha basado en los
datos de la fase III del estudio HIMALAYA. Para Sangro, el esquema STRIDE implica “dos novedades: la combinación de dos fármacos a los pacientes con enfermedad avanzada, con una acción más potente del sistema inmune, con efectos secundarios similares de ambas terapias, no más. Más opciones de tratamiento significa más posibilidades de tratar a más pacientes. Por tanto, estamos de enhorabuena, es una excelente noticia. Y ojalá se acorten los plazos para que los tratamientos lleguen cuanto antes a los pacientes”.
Tumor poco frecuente
“El cáncer de vías biliares es un tumor poco frecuente: supone el 1 % de todos los tumores y el 3 % de todos los digestivos. No se sabe cuántos hay en España. Es un tumor heterogéneo, un reto en Oncología. Además, los síntomas también son heterogéneos, con manifestaciones difusas y poco características, que se pueden confundir con los de enfermedades benignas del aparato digestivo, lo que dificulta el diagnóstico precoz”, ha precisado el doctor Andrés Muñoz, médico adjunto del servicio de Oncología Médica del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid.
Como ha detallado, se está realizando un esfuerzo en la actualidad “para buscar patrones, con análisis de Big Data para ver en qué pacientes puede hacerse diagnóstico precoz o cribado. Hay mucho que investigar, el objetivo es que tengamos datos de decenas de miles de pacientes. Los registros y los datos en vida real son fundamentales en esta enfermedad poco frecuente”.
Desde su punto de vista, el impacto de los
resultados del estudio fase III TOPAZ “van a ser muy importantes, el tratamiento es muy disruptivo. No ha habido avances en este ámbito en 25 años y nos cambia la manera de trabajar con quimioterapia e inmunoterapia. Los datos del ensayo muestran aumento de supervivencia global y a largo plazo, con buena calidad de vida. Esto es algo muy novedoso y nos cambia la manera de ver la enfermedad, con un nuevo panorama. Además, la tasa de respuesta permite reducir tamaño del tumor, abriendo nuevos caminos a cirugías, radioterapia o embolizaciones, para lo que es preciso equipos multidisciplinares”.
Por último, Javier Letellez, farmacéutico hospitalario del área de Oncología del Hospital Universitario de Fuenlabrada, ha reiterado que la inmunoterapia “ha mejorado supervivencia. Por eso, la incorporación de nuevas opciones debe potenciarse desde los hospitales para que llegue pronto a los pacientes”.
En su opinión, los farmacéuticos “tenemos que implicarnos en los comités de tumores, aportamos valor y el paciente va a recibir el tratamiento mejor, de forma más coordinada y los resultados son más positivos”.
Apoyo a la innovación y a los pacientes
En este sentido, Sangro ha opinado que “no sirve de nada” si no se pueden prescribir los nuevos fármacos en los hospitales. Por eso, considera que la labor del farmacéutico “es clave”. Muñoz ha considerado como una gran noticia, en este sentido, la constitución de la primera asociación de pacientes con tumores biliares. “Debemos apoyarles”, opinado. Sangro ha añadido que la personación de los pacientes es fundamental y ha lamentado que exista una asociación de pacientes con hepatocarcinoma”.