Durante la celebración del III Curso de actualización en Vacunas celebrado recientemente, expertos han debatido sobre las medidas para lograr un envejecimiento activo y preservar la salud del paciente crónico en España. En este sentido, han destacado la importancia de la prevención en mayores y, sobre todo, en personas que padecen alguna enfermedad crónica puesto que ambos cuentan con un sistema inmune debilitado.
'Aunque todavía existe la creencia equivocada de que son los niños quiénes deben vacunarse, hay que recordar que las personas mayores deben mantener actualizada su cartilla de vacunación para protegerse frente a enfermedades infecciosas propias de la edad adulta. Al contar con un sistema inmunitario debilitado, bien fruto de la inmunosenescencia o a causa de su patología de base, se trata de una población con mayor riesgo de contraer enfermedades infecciosas evitables', aclara la doctora Pilar Arrazola, responsable del Servicio de Medicina Preventiva del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid. Del calendario de vacunación del adulto habló la Dra. Barranco
El paciente crónico es considerado como grupo poblacional prioritario en materia de prevención al contar con un sistema inmunitario debilitado. 'El paciente crónico se caracteriza por la fragilidad y la pluripatología, por ello, la prevención es especialmente importante en las personas que sufren procesos crónicos con edad avanzada. En los pacientes crónicos, el riesgos de contraer enfermedades infecciosas se multiplica', añade el doctor Ángel Gil de Miguel, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universidad Rey Juan Carlos.
Por ello, 'evitar enfermedades infecciosas y debilitantes prevenibles como es el Herpes Zóster se trata de una medida adecuada y recomendada en el paciente crónico, puesto que les evita sufrir un proceso doloroso mantenido en el tiempo, que además de complicar el control de su patología, genera un consumo adicional de recursos sanitarios', aclara el doctor Gil de Miguel.
Según se recoge en el Documento de Consenso sobre el HZ, firmado por once sociedades científicas, la diabetes mellitus se asocia a un aumento del riesgo frente al HZ. Asimismo, se estima que entre un 20 y un 40 por ciento de los pacientes trasplantados de médula ósea presenta un HZ durante el primer año después del trasplante y en el 30 por ciento de estos pacientes la infección puede diseminarse. 'Estos datos ponen de manifiesto la importancia de prevenir el HZ en este grupo de personas', concluye el doctor Gil de Miguel.
Vacunas recomendadas en adultos y pacientes crónicos
Las vacunas recomendadas en el adulto y en el paciente crónico viene determinadas en función de determinadas variables como es el estado de salud del paciente.
El Grupo de Vacunas de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) recomienda la vacunación sistemática de todos los adultos mayores de 60 años frente a la gripe, neumococo, difteria, tétanos, tosferina, así como HZ y su principal complicación, la Neuralgia Post-Herpética (NPH).
La prevención frente al HZ y la NPH es reciente en España. Desde octubre de 2014 es posible la prevención frente a este virus previa prescripción del profesional sanitario, 'lo que supone una excelente noticia ya que los tratamientos actuales no son totalmente satisfactorios, ni efectivos, ni eficientes', afirma el doctor Gil.
Desde la SEGG aconsejan la protección de los mayores de 60 años; a pacientes con diabetes mellitus (tipo I o II); con EPOC avanzada en tratamiento con corticoides inhalados; con insuficiencia cardiaca crónica; a las personas inmunocompetentes en las que está previsto un periodo de inmunosupresión programado o posible en un futuro; a aquellos con enfermedad crónica no incluidos en los grupos anteriores; a los que se vayan a someter a una cirugía mayor programada; y a aquellos con depresión mayor.
La importancia de la prevención frente al HZ y la NPH viene dada por su carácter discapacitante, no existir previamente alternativa para su prevención y su prevalencia -afecta a una de cada cuatro personas- en personas de edad avanzada o la presencia de alguna patología inmunodebilitante. Se trata de una enfermedad vírica causada por la reactivación del virus de la varicela zóster (VVZ), el mismo que causa la varicela, una enfermedad típica de la infancia que ha sufrido el 95 por ciento de los adultos en Europa.