La prevención secundaria en pacientes que han sufrido un infarto agudo de miocardio es necesaria para evitar eventos mayores. Por eso, se tiene que centrar en un estricto control de los factores de riesgo cardiovascular, individualizando cada caso y a través de cambios en el estilo de vida, tal y como propone Luis María Zorita-Viota Sánchez, de Ponferrada, que destaca el papel de enfermería tanto en la educación sanitaria para modificar hábitos de vida, centrándose en dieta y ejercicio, como en la adhesión terapéutica, con un seguimiento adecuado y con la estrecha colaboración con los médicos de Atención Primaria.
Este marco de colaboración también lo destaca Casto Fernández Cuadrillero, de Valladolid, quien apunta que la prevención secundaria es posible gracias a la existencia de dos niveles asistenciales, donde trabajan de forma coordinada los profesionales. Así, es imprescindible la elaboración de un protocolo conjunto entre los dos escalones de asistencia desde que el paciente recibe el alta en el centro hospitalario.
Para José Joaquín Menéndez Rodríguez, de Lugo, los controles analíticos para vigilar el LDL y el colesterol total son imprescindibles y se deben adaptar a las necesidades de cada paciente. En este sentido se manifiesta José Antonio Urbistondo Blasco, de Zaragoza, quien destaca el beneficio de los antiagregantes, anticoagulantes, betabloquantes e IECA en el manejo de estos pacientes. Es más, el especialista se muestra partidario de que cada paciente que salga de un hospital tras sufrir un infarto agudo de miocardio debería hacerlo con un antiagregante, bien AAS o clopidogrel, junto con un betabloqueante, salvo que exista alguna contraindicación. También se valorará la indicación de un IECA o de un ARA II. No hay que olvidar el control estricto de los factores de riesgo cardiovascular, como la hipertensión, el tabaquismo o la dislipemia.
Así, para evitar el tabaquismo hay que hacer una serie de recomendaciones al paciente, tal y como detalla Alberto Calvo Mur, de Zaragoza, para que abandone el hábito tabáquico. Si hay dependencia se puede contemplar la posibilidad de apoyarlo con terapia sustitutiva.
Control de la HTA
Con respecto a la HTA, el especialista destaca que se dispone del arsenal terapéutico necesario para alcanzar unas cifras de 140/90 o 130/80 en el caso de que haya diabetes asociada. También hay que hacer especial hincapié en la realización de ejercicio físico moderado y seguir una dieta saludable donde las carnes blancas y el aceite de oliva tomen protagonismo. En estas pautas es necesario contar con el apoyo del equipo de enfermería de atención primaria, que puede complementarse con las Unidades de Rehabilitación Cardiaca de los Servicios de Cardiología de los Centros Hospitalarios.
Por su parte, Juan Mª Ganzarain Gorosabel, médico de familia, explica que la prevención secundaria que se lleva a cabo en Atención Primaria pasa por un buen control de los factores de riesgo. En la mayor parte de los casos, se trata de pacientes que son atendidos de forma habitual en este escalón de asistencia, con lo cual, corresponde a estos profesionales su seguimiento, que con la implementación de las historias electrónicas y los programas de control del riesgo cardiovascular se ha mejorado este control.
Programas de cumplimentación
A este respecto, Juan Mª Ganzarain Gorosabel se ha referido a dos programas cuya cumplimentación se hace imprescindible: el de Diabetes y el de Hipertensión, donde se necesitan cumplir una serie de objetivos de lípidos, peso y cambios de hábitos de vida. No hay que olvidar el control de los fármacos que toma el paciente por sus posibles complicaciones.
Para el especialista, existe un grupo de pacientes que han sufrido un infarto agudo de miocardio que 'se nos escapan y que habría que establecer acciones para recuperarlos'. Sufrir un IAM puede suponer una convulsión personal. Por eso, esos pacientes están dispuestos a seguir todas las recomendaciones que se les dan al principio, pero con el paso del tiempo se van relajando. Es aquí donde hay que incidir para mejorar el seguimiento. En este sentido, tal y como han comentado varios especialistas, la historia clínica informatizada es una buena herramienta para continuar con la educación sanitaria y mejorar el cumplimiento de los objetivos marcados.