MADRID (EUROPA PRESS)Los primeros 1.000 días de vida son críticos para modificar todos los factores que influirán en la salud futura, según han asegurado diversos expertos reunidos en el simposio ‘Early Life Nutrition. Impacto en la ventana de oportunidad’, organizado por la compañía Danone Nutricia,…
MADRID (EUROPA PRESS)
Los primeros 1.000 días de vida son críticos para modificar todos los factores que influirán en la salud futura, según han asegurado diversos expertos reunidos en el simposio 'Early Life Nutrition. Impacto en la ventana de oportunidad', organizado por la compañía Danone Nutricia, en el marco del 63º Congreso de la Asociación Española de Pediatría (AEP).
De hecho, tal y como ha explicado la coordinadora de la Unidad de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela, Rosaura Leis, alteraciones en la alimentación de la madre gestante y, por tanto, en la nutrición del feto, así como déficits o excesos nutricionales en los primeros años de vida dejarán una huella metabólica, con efectos para la salud a corto, medio y largo plazo.
Por este motivo, y con el objetivo de observar la existencia de déficits y/o excesos nutricionales en la alimentación de los niños españoles más pequeños, la compañía Danone Nutricia, dentro de su programa educacional 'Alimentando la Salud del Mañana', ha llevado a cabo el estudio 'Alsalma 2.0', realizado en más de 1.500 niños españoles de 0 a 3 años y con la participación de cerca de 200 pediatras de todo el territorio nacional.
En este estudio, donde se evaluó la realidad nutricional en esta franja de edad, los padres registraron los alimentos ingeridos por sus hijos en días no consecutivos mediante un cuestionario exhaustivo. El consumo de nutrientes fue evaluado con respecto a las recomendaciones diarias de ingesta (RDI).
Asimismo, se observó que existía un exceso en el consumo de proteínas diarias recomendadas, en el 95,9 por ciento de los pequeños de entre siete meses y tres años. Además, la investigación concluyó que un aumento de un 1 por ciento en la proporción de proteínas en la dieta se correlacionaba con un incremento del índice de masa corporal (IMC) del niño.