En la moderna civilización industrial, se considera que hay unas 30.000 ocupaciones distintas. En términos muy llanos, el especialista es una persona notablemente preparada para resolver un tipo determinado de problemas. El profesional se diferencia, además de por tratar directamente con los clientes, cosa que…
En la moderna civilización industrial, se considera que hay unas 30.000 ocupaciones distintas. En términos muy llanos, el especialista es una persona notablemente preparada para resolver un tipo determinado de problemas. El profesional se diferencia, además de por tratar directamente con los clientes, cosa que ya casi ha desaparecido, por cobrar honorarios en vez percibir un sueldo o salario, asunto este que también tiende a difuminarse. Pero las pautas específicas de cada profesión requieren normas establecidas, de modo que si alguien intentara actuar fuera de ellas, el conjunto organizado de la profesión le prohibiría el ejercicio de la misma. Es decir, las profesiones clásicas se organizan en asociaciones o Colegios profesionales que dictan normas y que, en definitiva, son garantes de que los profesionales actúen de la mejor manera posible para el bien de la sociedad.
Por ello, la colegiación de todos los profesionales médicos es prácticamente obligatoria en todo el mundo, para garantizar que ninguno de nosotros se queda fuera de cumplir normas consideradas como buenas para los ciudadanos. En realidad, hacer desaparecer esta guía o vigilancia de la profesión o búsqueda de la excelencia que son los Colegios profesionales conduce, sin duda alguna, a una inseguridad para los ciudadanos. Por lo tanto, quedémonos con que la profesión médica busca la autorregulación y la excelencia para el bien de los ciudadanos.
Realidades
Podemos decir que la Medicina actual vive poderosa, y es cierto que en los estudios de campo, la sociedad, aún en la actualidad, según estudios recientes así lo consideran. En alguno de estos estudios se dice que el médico echa de menos los conocimientos de derecho sanitario en su formación, lo que refleja, en verdad, que el facultativo se siente acosado por la sociedad y a duras penas puede disfrutar de sus proezas. En efecto, la judicialización de la Medicina frena la buena práctica, y es preciso serenar el mar revuelto, lo que seguramente pasa porque se fijen topes a las indemnizaciones reclamadas, o se establezca una baremación de los daños. A nivel más cercano, rogamos a los jueces que tengan en cuenta en sus sentencias que los médicos españoles están muy lejos de percibir los sueldos de los norteamericanos.
Sin embargo, la característica más común de los médicos en el momento actual es el descontento que, según una encuesta realizada en nuestro Colegio, alcanza al 51 por ciento de los profesionales, que se manifiestan descontentos con su profesión y, redundando aún más, a uno de cada cuatro le gustaría cambiarse.
Las causas que se han esgrimido para tal deserción son el desgaste del corredor de fondo, un solitario que continuamente es 'necesitado-fustigado' por los medios de comunicación y por la exigencia de los pacientes, que cada día piden resultados más rápidos y más seguros, y que cuando los obtienen no los relacionan con el médico, sino que sienten que se los proporcionan los adelantos tecnológicos.
No cabe duda que este desprestigioso 'desagradecimiento' sólo se da en un pequeño porcentaje de pacientes, y que la mayoría sigue agradeciendo y respetando a su médico, pero para ello es preciso que lo conozca, que tenga un tiempo de relación con él.
Frente a las claras ventajas del sistema de aseguramiento universal, la contrapartida para el médico, y también para el paciente, es que éste se transforme en un número, perdiendo la identidad y la individualidad. Al tiempo que el médico se siente 'no elegido', el paciente reacciona exigiendo violenta o bruscamente a éste sus derechos. Esto no pasaba cuando la Seguridad Social alcanzaba a un 60 por ciento de la población y los medios diagnósticos se percibían como un privilegio y un bien a conservar.
Por otra parte, y concretamente en España, la situación de interinidad de muchos profesionales de la Medicina, desde hace más de una década, y los contratos basura producen una dependencia e inestabilidad que impide el desarrollo profesional de estos profesionales.
El médico debe ser estatutario con carácter de funcionario, y en ello aplaudo la Ley de Cohesión y Calidad, que así lo reconoce. Otra situación produce una falta de independencia, y la independencia es necesaria para que el médico en su quehacer esté guiado por la excelencia en la asistencia a los enfermos.
La Medicina fuera de la Sanidad pública, tiene en España un desarrollo precario, aunque atiende a cerca de siete millones de españoles. El dinero asignado por el Estado para cada funcionario es inferior al que se proporciona en la Seguridad Social y, además, crece el número de usuarios con doble aseguramiento. No obstante, el perdedor es el médico que, inexplicablemente desde hace más de diez años, no ha percibido ningún aumento en sus remuneraciones por parte de algunas compañías, y las que han subido en su mayoría no han alcanzado el IPC anual. Ello ha llevado a que el profesional, para poder sobrevivir, haya tenido que aumentar el número de pacientes tratados. También hay un pequeño porcentaje, prácticamente residual, de facultativos que mantienen la Medicina privada clásica.
Nuestra postura como Colegio de Médicos de Madrid es clara: los valores éticos que deben estar presentes en la empresa tienen que poner fin a esta situación.
Parece lógico pensar que es preciso salvar a la Medicina española de esta monotonía formada por la dualidad de Seguridad Social y aseguradoras. Nosotros proponemos que las grandes empresas pudieran separar la asistencia sanitaria de sus trabajadores de la de la Seguridad Social. Este sistema, aunque modulado y vigilado por la Administración para mantener la equidad, permitiría una individualidad y señas de identidad que acompañaron de siempre a la profesión médica y a una mejor relación médico-paciente. Pacientes y médicos estaríamos contentos y la competitividad como forma de superación revitalizaría el sistema y la cercanía de la empresa permitiría con fiabilidad la prevención y promoción de la salud.
En la actualidad, el médico está inmerso en dominar las nuevas tecnologías. Se afirma que los PDAS, con su pequeña pantalla líquida y cabiendo en la palma de la mano, permitirán al médico 'antes de 2005' recoger la historia del paciente, consultar el vademécum, los protocolos guía y toda una biblioteca.
La investigación, en el momento actual, se encuentra ante el dilema de tomar decisiones hacia una investigación responsable, igual que cuando el médico decide los tratamientos más adecuados y más económicos. La finitud del presupuesto obliga a que no podamos fomentar la ilusión por el progreso ilimitado y la fascinación de la tecnología, ya que es posible que el progreso científico impida el social, al no conseguir los recursos necesarios para financiar la aplicación de los avances científicos.
Expectativas
El futuro de la Medicina será el resultado de la interacción de los sanitarios, incluido el médico, los enfermos y la sociedad. El facultativo seguirá siendo el director de los actos sanitarios, pero habrá grupos multidisciplinarios que trabajarán en equipo. La Medicina preponderante será la preventiva, y de las especialidades existentes, la que tendrá mayor relevancia será la Medicina de Familia, porque trata al enfermo, la familia y el entorno, haciendo una Medicina integral, y sus profesionales, como centinelas de la Sanidad, son imprescindibles para avisar a la sociedad de los cambios sanitarios que se vayan produciendo.
La Medicina curativa tendrá un elevado contenido tecnológico. así, será frecuente la implantación de biochips para solucionar múltiples problemas. los instrumentos de diagnóstico ingeridos o implantados con monitorización en centros de control remoto serán de uso habitual. las enfermedades crónicas tendrán un seguimiento a través de internet, desde el propio domicilio del paciente.
La Medicina preventiva será mucho más eficaz gracias a la educación sanitaria y a las campañas publicitarias, que irán formando a la población para que ésta aprenda a cuidarse, para que adquiera hábitos saludables y para que gestione su propia salud. Ayudarán también a esta formación ciudadana entidades como los Colegios profesionales, las escuelas de primaria y secundaria y las asociaciones de pacientes.
La terapia génica podrá hacer que el enfermo produzca el remedio para su enfermedad, suministrándole los genes sanos insertados en virus o en plasmidios de bacterias, que son introducidos en la persona directamente (terapia génica in vivo) o en células cultivadas del enfermo, que luego se le introducen (terapia génica ex vivo). Las terapias génicas son ambiciosas y avanzan para llegar a curar isquemias y cánceres, entre otras muchas enfermedades, además de las estrictamente debidas a la alteración genética directa.
' Las nuevas tecnologías serán de uso generalizado.
' Las técnicas de imagen serán muy habituales, pero por sus elevados costes, los Estados deberían regularlas, como se ha hecho con los medicamentos, y tomar las medidas necesarias para que se abaraten. Técnicas como la ecografía, aunque menos específicas pero más fáciles y generales, serán utilizadas por médicos de la mayoría de las especialidades, lo que disminuirá el costo y aumentará la eficacia global, descubriendo patologías y evitando técnicas más caras. Se debería exigir a los fabricantes la creación de ecógrafos de mínimos tamaños para que esta técnica de imagen transforme la exploración clínica con este instrumento, que podría pasar a ser, según algunos, el fonendoscopio de imagen del siglo XXI.
' El médico deberá seguir siendo un gran informador y comunicador para pacientes, compañeros sanitarios y sociedad.
' La Universidad introducirá en la formación del médico conocimientos de comunicación para saber hablar con los pacientes, mirarlos a los ojos al darles malas noticias a ellos, a sus familiares y a la comunidad. tendrá una formación humanística y verá en el paciente una persona y no una enfermedad. Como afirmamos, la Medicina de Familia y de Emergencias tienen que ser una asignatura, también se tendrá que enseñar ecografía, para que las puedan realizar todos los médicos.
' Deberán mantenerse los estudios postmortem, ya que son técnicas que indican si la atención ha sido correcta, buscando las causas de muerte y las huellas de las patologías de la enfermedad o de iatrogenia. No realizar las técnicas postmortem puede conducir a grandes errores y a envolver las actuaciones médicas en una niebla espesa y peligrosa.
' El profesional médico deberá ser gestor del conocimiento y esta habilidad le permitirá trasladar el conocimiento científico a la práctica clínica para tomar decisiones sanitarias apropiadas. La gestión del conocimiento implica promover la distribución más justa de los recursos sanitarios, siempre finitos, determinando las prioridades en investigación, en función de su aplicación a la atención sanitaria. Esta visión de la investigación sanitaria será acorde con el contrato social, es decir, será un servicio a la comunidad.
' El médico como cuidador, ante la nueva situación social de patologías crónicas, elevada longevidad y frecuente necesidad de cuidados paliativos y sociosanitarios, está en disposición de ser el líder que gestione las acciones de los equipos multidisciplinares, que tendrán que actuar para resolver estos problemas. La capacidad de comunicación del médico será primordial para convencer a los otros agentes sanitarios de la necesidad de desarrollar afectividad perceptible por el paciente, entre otras aptitudes necesarias en estas situaciones.
Asimismo, en el siglo XXI, la OMS afirma que al lado de la Medicina más efectiva de altas tecnologías, terapias génicas personalizadas, trasplantes de órganos humanos, de animales o artificiales, se implantarán medicinas complementarias como la homeopatía, que a menudo los ciudadanos reclaman. Los Colegios de Médicos deberemos estar preparados para regular y poder garantizar a la ciudadanía que lo que le oferten estas técnicas son sus posibilidades reales, desnudas de charlatanería.