La Sanidad pública española se ha ganado en las últimas décadas el respeto y la admiración de los países vecinos, siendo no sólo un modelo a imitar sino también uno de los servicios mejor valorados por los españoles. Sin embargo, coincidiendo con la profunda crisis económica que vive este país, y aderezado con otros problemas coyunturales, el actual sistema sanitario está en peligro. Desde SESPAS se da la voz de alarma y, sobre todo, se ofrece la ayuda necesaria para invertir esta tendencia negativa. El nuevo presidente de esta sociedad científica es el profesor Ildefonso Hernández Aguado, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública y director del Departamento de Salud Pública, Historia de la Ciencia y Ginecología de la Universidad Miguel Hernández de Elche.
Recientemente ha asumido la Presidencia de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria en el transcurso del Congreso Iberoamericano de Salud Pública, celebrado en Granada. ¿Cuáles son los principales objetivos de su mandato?
SESPAS es una federación de 12 sociedades científicas que cuenta con cerca de 4.000 socios y que tiene como misión contribuir a la mejora de la salud y los servicios de atención sanitaria de la población española. Nuestro carácter es marcadamente multidisciplinar, pero todos los que conformamos esta organización tenemos un mismo fin. Partiendo de este objetivo común, queremos lograr una mejora significativa en la influencia que tiene la salud pública en las políticas de salud.
Y, en concreto, ¿qué se pretende lograr con esta medida?
Estamos convencidos que gran parte de la ganancia en salud se puede conseguir mediante una mejora de las políticas no sanitarias, y no sólo con un mayor gasto. Hay que dar valor a lo que ya tenemos; así, por ejemplo, contamos con políticas de movilidad sostenible o urbanismo saludable que permiten ganar en salud al mismo tiempo que se mejora el funcionamiento social.
En realidad, proponen nuevas salidas para la crisis...
Debemos adoptar medidas globales e integrales, y de esa forma seremos más eficaces. Estamos convencidos que hay salidas sociales a la crisis que permiten mejorar la salud y que, además, son más eficientes económicamente.
Sin embargo, ¿cómo hacer posible este gran reto?
Lo primero, sin duda, es incluir estos temas en la agenda política y, por ello, uno de nuestros principales objetivos es tener una mayor influencia en la toma de decisiones políticas, lo que pretendemos lograr reforzando la presencia de SESPAS en los medios de comunicación y colaborando con los legisladores y, en definitiva, con los gobernantes.
Por lo tanto, aparte de las políticas de salud pública, las políticas de los servicios sanitarios son de especial interés para SESPAS, ¿no?
Así es. Creemos que los servicios sanitarios, incluso en estos momentos de crisis, pueden mejorar.
¿Y cómo hacer la cuadratura del círculo?
Principalmente dando más valor a los profesionales y quitarle algo de protagonismo a la tecnología.
¿Podría parecer una vuelta al pasado?
No necesariamente. Hay intervenciones frecuentes en los servicios sanitarios que lo que precisan, fundamentalmente, es contar con personal adecuado; por ejemplo, creo que necesitamos más intervenciones preventivas y de promoción de salud realizadas por fisioterapeutas, farmacéuticos de salud comunitaria, enfermeros y necesitamos más Medicina comunitaria. En determinadas disciplinas, falta personal y esto, en ocasiones, se pretende suplir con tecnología que, casi siempre, suele ser más costosa y menos resolutiva que la labor de un profesional adecuadamente preparado. De ahí la necesidad de hacer un análisis exhaustivo de la realidad de la atención sanitaria en nuestro país, que nos permita dilucidar qué intervenciones son coste-efectivas y cuáles son deficitarias.
¿La mejoría de la gestión es la clave?
En gran parte, sí. La mejora de la gestión sanitaria permitirá racionalizar los recursos y optimizar los resultados. No se deben eliminar servicios y recursos humanos por quitarlos ni por ahorrar costes a corto plazo, ya que posiblemente de esta forma se esté haciendo una mala praxis. En muchas ocasiones, la mejora y el ahorro de los gastos procede de una mejor gestión que, incluso, puede suponer un aumento de las inversiones en personal y una reducción de los gastos asociados a la incorporación de costosas tecnologías innovadoras. Pero no sólo se trata de evaluar correctamente la incorporación de tecnologías, sino también de reevaluar otras muchas que son ya clásicas y que se siguen empleando a pesar de no ser coste-efectivas. En definitiva, se puede optimizar la atención sanitaria pública sin gastar más: invirtiendo en recursos humanos y reduciendo procedimientos innecesarios; podemos dar una mejor atención sin gastarnos más, tan solo con una mejor organización y gestión.
Concretamente, ¿qué ejemplos destacaría para ilustrar estas afirmaciones?
Podría indicar muchos, pero solo resumiré dos casos: 1) a pesar de que ninguna sociedad científica del mundo lo avala, se sigue haciendo el cribado o detección precoz del cáncer de próstata; 2) se están empleando fármacos antihipertensivos carísimos para hacer frente a algunos tipos de hipertensión arterial cuando contamos con antihipertensivos clásicos de muy bajo coste que han demostrado tener la misma utilidad para reducir las cifras tensionales.
Y en esta tarea, ¿qué papel puede jugar SESPAS?
Queremos ser un interlocutor esencial para las administraciones sanitarias. Básicamente, pretendemos poner en valor el papel de los profesionales sanitarios en el mantenimiento de una atención sanitaria pública eficaz. Hay que darle el protagonismo que merece a los profesionales.
¿Incluso en la gestión sanitaria?
Fundamentalmente ahí, ya que es una función en la que normalmente no se le concede el papel que merece; y es que, sin duda, los profesionales de la salud pueden aportar mucho en este ámbito. A mi juicio, en España contamos con unos profesionales de una enorme calidad, que están en muchos casos desaprovechados y desmotivados. Entre todos no hemos sabido encontrar la forma de mejorar la gestión y las políticas sanitarias contando con los que más saben del cuidado de la salud, como son los profesionales que trabajan en este campo. El grado de profesionalidad actual y la calidad científico-técnica de nuestro servicio sanitario, y de los expertos que lo conforman, es enorme pero está poco explotado.
Parece que estamos inmersos en un círculo vicioso...
Así es, y tenemos que deshacerlo como sea. Los políticos tienen que ser más permeables y más receptivos a la información y colaboración que les ofrecemos los profesionales de la salud, y nosotros tenemos que implicarnos más en la gestión y desarrollo de las políticas sanitarias.
¿SESPAS ha movido ya ficha en este sentido?
Tenemos la mano tendida al Ministerio y a las Comunidades Autónomas, y nos hemos ofrecido como interlocutor y como facilitador de toda la información y conocimientos que precisen para tratar de voltear la situación paradójica en la que estamos.
Una de las peticiones formales que han realizado recientemente ha sido la de colaborar en la puesta en marcha de un registro de profesionales de la salud en España, ¿han recibido respuesta?
Aún no, hemos solicitado que se aceleren los trabajos del registro y esperamos que en breve haya noticias al respecto pues. Nos parece imprescindible para la mejor gestión de nuestra Sanidad. Desconocemos cuántos son y cómo se distribuyen los profesionales de las diversas titulaciones sanitarias que constituyen el capital humano de nuestro sector.
¿Y qué esperan de la 'Estrategia de Salud Pública'?
Creemos firmemente en esta iniciativa, ya que el objetivo es propiciar que la equidad en salud se considere en todas las políticas públicas, así como facilitar la acción intersectorial en esta materia tal como establece la Ley General de Salud Pública. Para ello es imprescindible establecer colaboraciones con los gobiernos autonómicos y los legisladores. Queremos contribuir a mejorar la situación actual, apostando por la transparencia en la toma de decisiones y por la sustitución de acciones inespecíficas e indiscriminadas por otras seleccionadas por el valor añadido en términos de bienestar de la población y la sostenibilidad económica y social.