Pediatra, actor, bailarín, cantante, asesor médico de guiones, médico de rodaje, doble de luces de estrellas de Hollywood… Aser García Rada es una persona verdaderamente polifacética y, en esta
entrevista, revela detalles de muchos de estos ámbitos.
¿Cuál fue su primera experiencia sobre un escenario?
Hace 20 años, en la zarzuela
La tabernera del puerto, estaba en tercero o cuarto de Medicina. Había hecho una prueba para el coro de la temporada lírica del Palacio de Festivales y estaban haciendo los ensayos de una zarzuela. Me encontré allí con un amigo que es actor y me avisó que, al día siguiente, había un casting para la siguiente zarzuela. Lo hice y me cogieron, aunque me tuve que salir del coro. Al año siguiente, entré en la escuela de actores del Palacio de Festivales de Santander. Y allí me dijeron que, si quería ser actor, tenía que venir a Madrid. Y fue lo que hice, empezando a formarme en la escuela de Cristina Rota.
El trabajo de actor es una formación constante…
Sí, me he formado muchos años. También en danza y, desde un tiempo, en canto. Porque me encantaría trabajar en musicales. Y en equitación, esgrima, lucha escénica…
¿Y cómo entró en el mundo del cine?
Me seleccionaron como doble de luces de Christian Bale en la película
La promesa, en 2015. Durante el rodaje, conocí a la médico y la técnica de riesgos laborales. Cuando supieron que también era médico, la técnica me seleccionó como médico de rodaje para otra película,
Los hermanos Sisters, protagonizada por Joaquin Phoenix, Jake Gyllenhaal, John C. Reilly y Riz Ahmed, y rodada en buena parte en Almería. Y luego, en otras, como
Terminator destino oscuro, que se rodó curiosamente en mi barrio, Lavapiés.
¿Le ha tocado atender algún accidente grave en rodaje?
No. Como médico de rodaje, mi principal labor ha sido repartir crema solar (ríe). Y, por supuesto, atender casos de dolor de garganta, diarrea, torceduras de tobillo…
¿Con qué equipo cuenta en el plató?
En rodajes grandes, con secuencias de acción o escenas arriesgadas, suele haber una ambulancia. O incluso varias, como sucedió en
Terminator, en una escena con tren que se rodó en las afueras de Madrid. Pero en los rodajes que he estado, no ha habido ningún accidente grave porque se suele tener mucho cuidado. Lo más grave que me ha pasado fue una posible reacción anafiláctica, que tuvimos que trasladar en ambulancia.
¿Hay más seguridad ahora?
Sí, a eso han contribuido las plataformas, que exigen una serie de criterios y de seguridad en todas las producciones y la mayor implantación de la figura del técnico de riesgos laborales especializado en cine.
¿Cómo puede compatibilizar la consulta con el trabajo de actor y en los rodajes?
Porque suelo buscar trabajos temporales como pediatra para poder irme o volver cuando me surgen trabajos como actor, lo que de momento ocurre ocasionalmente. He trabajado mucho como técnico de rodaje y, durante la pandemia, supervisando o dirigiendo departamentos de COVID. Como actor, el pasado año he hecho una obra de teatro llamada
La celebración, que se representó en los Teatros Luchana, de Madrid, y un pequeño papel en
Nos vemos en otra vida, una serie sobre el 11M de los hermanos Sánchez-Cabezudo que se estrenó en marzo en Disney+. El teatro era en fines de semana y rodé un solo día el papel de la serie, por lo que me pedí el día libre en el centro de salud. Por todo ello lo puedo compatibilizar, me considero un privilegiado. La mayoría de actrices y actores que conozco tienen que trabajar en condiciones mucho más precarias para ganarse la vida. Tres cuartas partes no llegan al salario mínimo interprofesional.
¿Y si son trabajos más largos?
Fui responsable del departamento de COVID del rodaje en España y Portugal de la primera temporada de
La casa del dragón, la precuela de
Juego de tronos, un proyecto que duró medio año. Mientras puedo ganarme la vida así, no trabajo como pediatra. Mi objetivo es vivir de la actuación, compatibilizado con el periodismo.
¿El trabajo como supervisor COVID en plató se ha acabado?
Sí, ya no tiene sentido. Pero el sector audiovisual fue el que mejor se adaptó durante la pandemia porque necesitaban reactivar las producciones. Y, en seguida, establecieron una serie de protocolos de COVID.
¿No había un protocolo único?
No, cada plataforma y cada productora tenía su propio protocolo y muchas veces escogían a profesionales sanitarios para dirigir ese departamento.
¿En qué producciones trabajó como responsable COVID?
En
La casa del dragón, durante su rodaje en Cáceres, Trujillo, La Calahorra, Lloret de Mar y Monsanto, en Portugal. Éramos uno de los departamentos más grandes de toda la producción, en la que podían llegar a coincidir 800 o 900 personas. El productor de HBO me felicitó porque tuvimos muy pocos contagios, yo insistí mucho en la ventilación, en ir con las ventanillas bajadas si se compartía vehículo... Y, luego, fui uno de los supervisores de ese departamento en
The Mother, una película con Jennifer López, Gael García Bernal y Joseph Fiennes que se rodó en Gran Canaria. Ahí hubo más casos, con un brote grande, que obligó a parar temporalmente la producción.
¿Llega a poder hablar con las estrellas?
Sí, si es necesario por motivos profesionales. Aunque, como llegas a convivir durante varios meses en el mismo sitio, en ocasiones coincides de manera más relajada.
¿Por ejemplo?
Estuve charlando un rato con Jake Gyllenhaal en el catering de
Los hermanos Sisters, un rodaje de cuatro meses en Almería, Navarra y Huesca.
¿Y de qué hablaron?
Le dije que también era actor, que yo sabía que acababa de hacer un musical y me contó que lo que más le gusta es el teatro. Y lo repite en muchas entrevistas: que está encantado de poder trabajar en el cine, pero que prefiere el escenario.
También coincidió con Penélope Cruz y Javier Bardem en el rodaje de Todos lo saben, una película del director iraní Asghar Farhadi, ¿qué tal fue la experiencia?
Ahí fui doble de luces de Javier Bardem y de Ricardo Darín y, al poco de empezar a rodar, me pidieron que me incorporara también como médico de rodaje. Aparezco dos veces en los créditos (ríe).
¿Cómo fue la experiencia?
Muy bonita. Porque, además, participaron muchos actores de la plana mayor del cine español, como Inma Cuesta, Bárbara Lennie, Eduard Fernández… Se rodó en Torrelaguna, a las afueras de Madrid, durante tres meses. Fue justo después del rodaje de
Los hermanos Sisters.
¿Qué le gustó de la experiencia?
Éramos un equipo pequeño, de unas sesenta o setenta personas, rodando en un pueblecito. Casi todo, en una vivienda en la plaza principal. Era todo muy familiar y ahí sí que acabas hablando con todo el mundo. Tuve varias conversaciones interesantes con Javier Bardem, un actor al que admiro y al que también le resultaba curiosa mi faceta sanitaria.
¿Y cómo era la comunicación con el director iraní?
Hablábamos en inglés, aunque también tenía un traductor de iraní al castellano. Un día, mientras esperábamos a que llegara Javier durante la preparación de una secuencia, vinieron ambos a preguntarme por mi carrera como actor. Me dijo que yo tenía muy buena cara para el cine, lo que me alegró mucho, como te puedes imaginar. Nunca se sabe (ríe).
¿Las escenas se rodaban en castellano?
Sí, pero él, de alguna forma, entendía lo que ocurría en castellano.
¿En qué consiste el trabajo de doble de luces?
Te sitúas en la marca para que el director de fotografía y los iluminadores preparen la escena. O, si la escena requiere de una coreografía de movimiento, el director puede ensayar con los actores mientras los dobles de luces miran y, cuando entran las cámaras, los ensayos se hacen con los dobles de luces mientras los actores están en maquillaje, peluquería o descansando. O al revés, que es lo que solía hacer Farhadi: el director marca la escena con los dobles de luces y, cuando está definida, los actores ven el último ensayo y repiten los movimientos. En esos trabajos he aprendido mucho sobre iluminación o encuadres de cámara con grandes directores de fotografía, como Javier Aguirresarobe o José Luis Alcaine.
Por otro lado, ha trabajado en otras producciones del género fantástico, como Juego de Tronos o 30 Monedas. ¿Cómo es trabajar con efectos especiales?
Muy espectacular. Siempre hablo con la gente de efectos, es un departamento fascinante y aprendo mucho de ellos. El equipo de
Terminator había trabajado también en
Star Wars,
Blade Runner 2049 o
Ready Player One, imagínate. En
Juego de tronos trabajé como figurante. Tuvimos dos semanas previas de entrenamiento militar y casi un mes de rodaje después. En
30 Monedas trabajé como actor, curiosamente de cirujano. Los de efectos habían diseñado una prótesis de látex muy realista para simular la sutura que realizo en la secuencia.
¿Qué papel interpretaba en Juego de Tronos?
Era un soldado del ejército de los Lannister, así que “siempre pago mis deudas” (ríe). Mientras estaba allí, en Malpartida de Cáceres, se rodó una escena en la que ardían 20 especialistas, fue un récord de la historia de la televisión. Pero no nos dejaron verla. Sí participé en otra en la que ardieron cinco especialistas, los tenía enfrente y yo tenía que correr porque, supuestamente, nos atacaba el dragón. Los especialistas colocaron pirotecnia en el suelo, tapada con tierra, para simular la llamarada del dragón. Y estaban protegidos y cubiertos de una sustancia inflamable. Fue increíble ver tan de cerca el supuesto ataque del dragón, fue como vivir dentro del mundo de Juego de Tronos, con caballos, fuego, flechas...
(Enlace a la secuencia:
https://www.youtube.com/watch?v=pE2wcBeyNdk).
¿Qué aspecto del cine le llama más la atención?
Muchas cosas, como la ambientación de las películas y series de época. En la tercera temporada de
Westworld, trabajé de doble de luces de Vincent Cassel y Rodrigo Santoro y rodamos en Besalú, un pueblo catalán reconvertido en un pueblo italiano durante la ocupación nazi, con banderas y vehículos con cruces gamadas. Y lo mismo sucedió cuando trabajé como actor en
El Ministerio del Tiempo, en otra escena con maquis y nazis: curiosamente quienes hacían de nazis eran el mismo grupo de recreación histórica de
Westworld y tienen un tanque, cascos originales de la II Guerra Mundial... Ver Cáceres ambientado como una ciudad medieval también fue maravilloso. De hecho, el exterior de mi vivienda durante el rodaje de
La casa del dragón, en su casco histórico, formaba parte del decorado. Las secuencias de época son preciosas.
Otra faceta de su trabajo actoral se desarrolla en el Teatro Real de Madrid. ¿Cómo fue coincidir con una ganadora de Óscar como Marion Cotillard?
Fue en la ópera
Juana de Arco en la hoguera, diriguida por Àlex Ollé, de La Fura dels Baus. También he trabajado en otra ópera,
Idomeneo, de Robert Carsen. Trabajar en el Teatro Real es fascinante, hay unos equipos técnicos increíbles y está todo muy cuidado, con un escenario espectacular. Es un auténtico privilegio trabajar ahí y contrasta mucho porque en general el teatro en España es muy precario.
¿Cuál ha sido su último trabajo como técnico de rodaje?
De pediatra de rodaje en la serie
Kaos, había un bebé en una de las escenas. La estrenará Netflix este año y uno de los protagonistas es Jeff Goldblum, con quien coincidí. Parte se ha rodado en Madrid. O hace poco, cuando me llamaron porque una cantante que venía a Madrid a rodar un videoclip se encontraba enferma.
Por otro lado, está colaborando con The BMJ, El País y la agencia SINC…
Lo disfruto mucho, trabajo mucho los textos y entrevisto a personas muy interesantes.
¿Cómo acabó asesorando sobre temas médicos para los guiones de la serie Centro Médico?
Era una serie diaria que se emitía en TVE y fue una experiencia muy interesante. Yo ya había trabajado en
Centro Médico en dos ocasiones previas como actor, pero en esta ocasión, formaba parte de buena parte del proceso de preproducción: otro médico proponía los casos, los guionistas desarrollaban la idea y, como asesor médico y junto a otro asesor, revisaba los guiones y sugería cambios, si había que hacerlo. También acudía a las reuniones de producción, en las que planificaba todo el material médico que tenía que estar en el set de rodaje y se debatía cómo integrarlo con los actores. Luego, ayudábamos a ambientar el plató durante el rodaje.
¿Cómo integraban los protocolos médicos en la ficción?
Realmente, lo importante es que sea creíble y verosímil, no que se siga el protocolo médico exacto. De hecho, a veces es más interesante realizar algo más visual. Por ejemplo, es muy importante el movimiento y la coreografía de una parada cardiaca. O, cuando rodamos antes de la pandemia sobre una enfermedad infecciosa que se contagiaba por el aire, no pusimos mascarilla a los actores (cuando deberían haberla llevado). Pero es que no se les veía las caras o la emoción. Y eso pasa en muchas películas de este tema, como
Estallido, donde los actores llevan unas escafandras que no son muy realistas.
Ha comentado que le encantaría participar en un musical, ¿cuál es su musical favorito?
West Side story, tanto la versión de teatro como las dos adaptaciones de cine. La película de Spielberg me fascinó, uno de mis objetivos es trabajar con él.
¿Y su película favorita?
Durante mucho tiempo, fue
El Hundimiento, de Oliver Hirschbiegel. Bruno Ganz hace un trabajo tan soberbio que logra que empatices con uno de los mayores genocidas de la historia. Hasta tuve la suerte de trabajar con uno de los actores, Justus von Dohnányi, que interpreta en ella a uno de los generales de Hitler. Fue en una película alemana que se llama
El apellido que rodamos en Lanzarote y en la que fui coordinador de COVID. Pero, como me fascina la ciencia ficción, voy a decir
Blade Runner. O
Alien. De hecho, Ridley Scott es otro de mis directores favoritos. Y Spielberg, como he dicho, desde que vi
ET, mi primera película en el cine, con cinco años. Y Amenábar, León de Aranoa, Bayona, Miguel Ángel Vivas… Hay muchos directores y producciones maravillosas donde me gustaría trabajar.
¿Su actor favorito?
Hay muchos actores cuyo trabajo admiro. Jake Gyllenhaal es un actor fascinante, muy camaleónico. También me gusta Oscar Issac, con quien coincidí en
La promesa. Riz Ahmed, al que conocí en el rodaje de
Los hermanos Sisters y que es encantador. Y Eduard Fernández es maravilloso, porque todo lo que hace es creíble, toma tras toma. Es un actor que me fascina y con el que ya he tenido el lujo de coincidir en un par de ocasiones.
¿Y actrices?
María Isasi, quien ya es amiga. No es tan conocida, pero verla trabajar en
Centro Médico fue algo increíble: tenía que intentar reanimar a su padre en la ficción y yo preparé el protocolo de reanimación, con ella, de la manera más rigurosa posible. Lo más importante era transmitir la emoción, al tiempo que hacía la reanimación ¡y con tacones y sin hacer daño en el pecho al actor, que es un veterano! Ella clavó la escena a la primera, algo que no he visto casi nunca porque en cualquier gran producción puede llegar a haber 30 o 40 tomas de cada escena.