La depresión en el contexto de las enfermedades neurológicas suele estar
infravalorada e infratratada, y presenta retos en su diagnóstico debido a la heterogeneidad de los síntomas y a su
posible confusión con otras enfermedades. Así se pone de manifiesto en el reciente artículo publicado en
Brain Sciences, “Depresión en las principales enfermedades neurodegenerativas y accidentes cerebrovasculares. Una revisión crítica de las similitudes y diferencias entre trastornos neurológicos”.
Javier Pagonabarraga, neurólogo en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau y uno de los autores del citado artículo añade más datos sobre la depresión en la enfermedad neurológica. El experto reflexiona sobre cómo los
trastornos neurológicos y la depresión pueden compartir procesos fisiopatológicos. Además, en algunas enfermedades neurológicas, como la enfermedad de Alzheimer, la epilepsia y el accidente cerebrovascular, existe una relación bidireccional con la depresión, de modo que la depresión es un factor de riesgo para ciertos trastornos neurológicos y viceversa. Por otra parte, si la depresión no se detecta ni se trata junto con el trastorno neurológico, puede provocar la persistencia de los síntomas y una mayor discapacidad
Depresión en la enfermedad neurológica
La prevalencia de
depresión en pacientes con deterioro cognitivo leve es de aproximadamente el 25 por ciento en muestras comunitarias y del 40 por ciento en muestras clínicas. Entre los adultos mayores con demencia por todas las causas, la prevalencia del trastorno depresivo mayor es del 14,8 por ciento en pacientes con enfermedad de Alzheimer (EA) y más elevado (24,7 por ciento) en pacientes con demencia vascular.
El tratamiento de la depresión en la enfermedad neurológica requiere de un enfoque que
contemple tanto los aspectos neurológicos como los psiquiátricos y psicológicos. Todo ello pasa por estrategias integradoras con intervenciones farmacológicas y no farmacológicas. Los neurólogos deben reconocer los síntomas, realizar un diagnóstico e iniciar la terapia de forma precoz, según pone de manifiesto este artículo. El artículo destaca también la importancia de ser conscientes de los síntomas menos conocidos de la depresión, como los cognitivos, y evaluarlos junto con otros síntomas depresivos.
Por último, Pagonabarraga, aclara que “cada vez más entendemos la depresión
no como un déficit de neurotransmisores sino como una disfunción en red. Es decir, está el bucle límbico, que involucra el córtex prefrontal, regiones emocionales del sistema límbico, regiones asociadas al sistema límbico del lóbulo temporal”. De esta forma, el reto actual es cómo conseguimos restablecer y conseguir que este bucle límbico fronto-subcortical vuelva a funcionar correctamente.