¿Cuáles son sus expectativas con respecto al próximo congreso de la SEGG?
Nuestras expectativas son de éxito. Somos conscientes de la actual situación de crisis en la que nos encontramos. No obstante, estamos muy ilusionados con haber conseguido traer nuevamente a nuestro país un congreso europeo. Esperamos que acudan al evento cerca de 2.500 profesionales relacionados con la asistencia al anciano.
No es la primera vez que se celebra un congreso europeo en España, ¿cierto?
Ya se celebró en 2003 en Barcelona y en 1991 en Madrid. Asimismo, acabamos de solicitar la organización del congreso mundial de la especialidad para 2020, ya que nunca se ha celebrado uno en nuestro país. Éstos se celebran cada cuatro años. Los próximos tendrán lugar en Seúl en 2012 y en Los Ángeles en 2016.
¿Qué supone traer un congreso europeo a España?
Antes de nada, hemos tenido que convencer a la EUGMS de que nuestro país tiene capacidad para realizar un congreso de tal magnitud. Traer un congreso europeo sitúa a España en la primera línea de la Geriatría europea. Creo que este reto es importante para una sociedad científica como la SEGG, con tantos años de vida, máxime cuando nuestro país pasa por ser uno de los más envejecidos del mundo y el segundo con mayor esperanza de vida. Esperamos que el evento también sirva para dar a conocer nuestro sistema a los compañeros europeos. A su vez, la celebración de un congreso europeo, y más concretamente en Málaga, es un elemento reivindicativo de la asistencia al anciano. Aprovechar este congreso para volver a pedir que se garantice la asistencia geriátrica especializada en todo el territorio nacional. A este respecto, la SEGG demanda la igualdad de acceso a dicha asistencia con independencia del lugar en el que se resida. En la actualidad, ni en Andalucía ni en el País Vasco está reconocida dicha prestación en la cartera de servicios. Es una lucha que tenemos desde hace muchos años. Parece ser que en estas regiones el anciano sólo tiene derecho a que le vea el sistema sanitario, pero da igual que dicha asistencia sea o no de calidad. En ninguna de estas dos comunidades autónomas el anciano tiene derecho a que le asista un especialista en Geriatría.
Parece curioso que en el País Vasco no esté reconocido este tema siendo su actual consejero un abanderado de la asistencia a los pacientes crónicos, que en su inmensa mayoría son personas mayores. ¿Qué ocurre aquí?
A Rafael Bengoa le hemos solicitado numerosas reuniones y nunca ha tenido la deferencia de aceptarlas. Él entiende la asistencia al paciente crónico, pero sin contar con la Geriatría. Es difícilmente entendible que no se hable de la Geriatría cuando se hace referencia a la asistencia de pacientes crónicos. Las enfermedades crónicas más problemáticas son aquéllas que tienden a la incapacidad, y éstas constituyen a su vez el punto crucial de la atención geriátrica. Precisamente, todo el bagaje de conocimientos adquiridos por el especialista en Geriatría se refiere casi en exclusiva al paciente crónico, pluripatológico, polimedicado y tendente a la incapacidad, y es el tipo de pacientes que más vemos en nuestras consultas. Además, hay literatura científica de sobra que demuestra que ese paciente'está mucho mejor atendido'e incluso cuesta menos si se ve desde el perfil de la Geriatría. El anciano no tiene por qué asumir la mala planificación sanitaria que se ha hecho durante muchos años en este país. Afortunadamente, el Ministerio de Sanidad nos ha invitado a participar en la elaboración de la Estrategia de Pacientes Crónicos que está elaborando el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad.
¿Cómo valora el último borrador del decreto de troncalidad y la creación de las nuevas especialidades?
Nosotros no estamos frontalmente en contra de la troncalidad, pero partimos de la siguiente idea irrenunciable: la Geriatría puede estar en la troncalidad siempre y cuando se amplíe el periodo de formación de la especialidad de 4 a 5 años. No se entiende que la especialidad que va a atender a pacientes de alta complejidad diagnóstica y terapéutica cuente con un periodo formativo más corto que ése. No creemos que se vaya a conseguir una buena formación en tales condiciones.
¿Cuáles son los principales retos de la especialidad de cara al futuro?
En primer lugar, hay que conseguir la igualdad en el acceso a los servicios geriátricos especializados por parte de todos los ancianos de España, independientemente de dónde residan éstos. Otro gran reto es el desarrollo en calidad de la Ley de Dependencia. El Estado dio un gran paso con su aprobación. Bien es verdad que estamos inmersos en una grave crisis, pero precisamente por eso es el momento de poner en marcha ideas atractivas en el contexto de dicha normativa. Cuando hay bonanza económica todo es más fácil. La tercera área de trabajo sería la creación de un Centro Nacional de Envejecimiento similar al National Institut of Aging de Estados Unidos. El cuarto y último reto es la creación del Área de Geriatría. es decir, que la especialidad se imparta de la forma más adecuada en todas las facultades de Medicina de España. Hoy en día, cuando un médico acaba su carrera y empieza su ejercicio profesional, casi con toda seguridad el primer paciente que verá será un anciano. A pesar de ello, se tiene un conocimiento muy tangencial de la Geriatría tras la carrera. La creación del Área de Geriatría hará que muchos de nuestros estudiantes se lleguen a sentir atraídos por una especialidad que parce poco atractiva a primera vista y desde el desconocimiento. Desgraciadamente, en el mundo actual los médicos eligen la especialidad en función de su prestigio social u otros criterios similares con los que la Geriatría no puede competir. No obstante, el mayor acercamiento biopsicosocial al anciano que permite debería ser suficientemente atractivo para las nuevas generaciones de médicos si se conoce.
¿Qué balance hace de las dos legislaturas de José Luis Rodríguez Zapatero en materia sanitaria?
El gran problema de la Sanidad española es que cuenta con 17 sistemas sanitarios distintos, y en los últimos siete años se ha vivido una situación de in pass. En general, no ha sido un buen periodo. Bien es cierto que se han dado algunos pasos, aunque de manera muy tímida. Se han cometido errores muy graves, como la aprobación de una Ley de Dependencia ligada únicamente al Ministerio de Trabajo, y no al de Sanidad. Tampoco se ha planteado el abordaje de un programa específico de atención al anciano, cuando la asistencia a este grupo de población va a constituir uno de los grandes problemas sanitarios de los próximos años. La Ley de Cuidados Paliativos y Ley de Muerte Digna son dos ejemplos de la improvisación y rapidez con que se han ido elaborando y aprobando muchas normativas. Sin embargo, peor que todo esto es que el futuro tampoco pinta muy bien, y buena prueba de ello son los importantes recortes que se han llevado a cabo recientemente. Creemos que la Sanidad no debe sufrir recortes como éstos, más aun cuando España cuenta con uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo. Es un bien importante que no deberíamos de perder.
¿Tiene previsto continuar como presidente de la SEGG?
Es mi segundo mandato ya. De hecho, la actual junta directiva salió reelegida en junio de 2010 porque no se presentaron candidaturas alternativas. No descarto una retirada antes de tiempo por motivos de salud. Y es que son muchos los problemas que genera la gestión de una sociedad científica. Es increíble que estas entidades no tengan ningún apoyo de la Administración en su misión por encargarse de la formación continuada. La SEGG mueve a más de 2.500 socios y cuenta con muchos'frentes abiertos. Tenemos que'buscarnos nuestra propia subsistencia en un momento de crisis en el que la industria farmacéutica está empezando dejar de apoyar muchas de las actividades que realizamos. La mala prensa de las relaciones entre industria y profesionales sanitarios proviene de un profundo desconocimiento, ya que los laboratorios son los principales mantenedores de la formación continuada que realizan las sociedades científicas y que es la base de nuestro gran sistema sanitario