En el manejo de los
síntomas musculares por estatinas se recomienda recurrir a las dosis efectivas más bajas con la finalidad de reducir el riesgo de miopatía, especialmente en los pacientes de alto riesgo.
En caso de que el paciente refiera debilidad muscular, dolor y decoloración de la orina, es necesario no continuar el tratamiento con el medicamento.
Aquellos pacientes que presenten mialgias sintomáticas necesitan evaluarse para determinar su perfil clínico y enzimático. En caso de que las manifestaciones sean ligeras o moderadas, se recomienda continuar con el tratamiento.
Por otra parte, si la manifestación sintomatológica es grave o la CK> 10 veces los valores normales, se debe interrumpir inmediatamente la medicación e indicar un fármaco
hipolipemiante de otra clase.
Factores a considerar
Entre los factores pueden predisponer a la aparición de
síntomas musculares están las características propias del paciente, los agentes que provocan un aumento de la vida media del fármaco o un aumento de su concentración a nivel muscular, el uso de medicación concomitante y otros factores que aumentan la susceptibilidad del músculo al daño.
También hay que tener en cuenta los
factores genéticos, como el polimorfismo de isoenzimas del citocromo P450, los defectos heredados del metabolismo muscular y los polimorfismos genéticos (genes SLCO1B1).
Riesgo de diabetes
El riesgo global de desarrollar una diabetes de nuevo comienzo en los individuos tratados con
estatinas puede considerarse pequeño o moderado, y aunque significativo, es inferior al beneficio clínico que se obtiene con su empleo para la
prevención cardiovascular.
El riesgo de aparición de diabetes, dependiendo de los diferentes estudios, se sitúa entre el 10 y el 14 %. El sexo femenino, la edad, la duración del tratamiento y la terapia intensiva con estatinas son factores asociados a una mayor incidencia de diabetes.
En este contexto, se recomienda
analizar las transaminasas antes del tratamiento y entre 8 y 12 semanas tras un cambio de dosis o de
estatina, pero no es necesaria la monitorización rutinaria salvo que el paciente esté en tratamiento con fibratos. Igualmente, se recomienda suspender temporalmente las
estatinas y monitorizar transaminasas si se produce una elevación de las misma superior al triple de los valores normales.
Deterioro cognitivo
Conocer si existe un mayor riesgo de
deterioro cognitivo asociado a la toma crónica de
estatinas o si pueden disminuir su incidencia o retrasar su progresión ha sido una pregunta recurrente en investigación clínica durante la última década, con evidencia no concluyente.
En el año 2020 se daban a conocer los resultados de un metaanálisis de 30 estudios observacionales publicados entre 2000 y 2018, que incluía a 9.162.509 participantes. Los pacientes tratados con
estatinas mostraron una reducción del 17 % del riesgo de
demencia de cualquier origen y era un 31 % menor el riesgo de demencia tipo Alzheimer y un 7 % menor el riesgo de demencia vascular.
Por otra parte, se han publicado los resultados de un estudio observacional prospectivo realizado en una cohorte de sujetos noruegos con
hipercolesterolemia familiar tratados con durante años con dosis elevadas de
estatinas potentes.
Para el análisis se incluyeron 3.520 pacientes con dichas características y 69.713 controles emparejados por edad y sexo. Durante 10 años de seguimiento hubo una tasa de incidencia de
demencia de 2/1.000 personas-año en el grupo de
hipercolesterolemia familiar y 2,11/1.000 personas-año en el grupo control. Así, no se objetivó un exceso de riesgo de demencia en pacientes con
hipercolesterolemia familiar frente a controles.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Endocrinología Rosa Argüeso Armesto y Nazareth Rodríguez Novo, del HULA, Lugo, y los especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria Victoria Rodríguez González y Agustin Ferreiro Abelairas, del Centro de Salud Burela, Juan J. Latorre Domínguez, del Centro de Salud Laranca y Carmen Monterrey Meana, del Centro de Salud Ribadeo.