Los antibióticos se utilizan para prevenir y tratar los microbios, pero hay ocasiones en las que las resistencias bacterianas pueden causar infecciones en el ser humano, sobre todo en los ojos, un problema ocular que se puede agravar con el tiempo.
La Dra. M.ª Carmen García Sáenz, oftalmóloga de la Clínica Laservisión (Madrid), explica: “Los antobióticos se pueden administrar en el ojo por varias vías: tópica, subconjuntival, o intraocular. Los antibióticos más usados son los minoglucósidos (como tobramicina o neomicina), las fluoroquinolonas (como ciprofloxacino, ofloxacino o moxifloxacino), betalactámicos (como cefuroxima), las tetraciclinas (como terramicina) y los macrólidos (como azitromicina)”.
A la hora de elegir estos medicamentos, los oftalmólogos tienen en cuenta las resistencias bacterianas. “Los antibióticos oculares se han de usar solo para el tratamiento de las infecciones bacterianas y durante un número limitado de días. La elección del antibiótico se hará en función de la gravedad del cuadro clínico”, señala la también miembro de la Sociedad Española de Oftalmología (SEO).
“Así, –prosigue– para limitar las resistencias bacterianas, en procesos oculares más leves se elegirán antibióticos de menor cobertura y se reservarán los antibióticos de mayor espectro para las infecciones más graves”.
La doctora señala que el problema es que, si se aplica un antibiótico ocular indiscriminadamente, algunas bacterias pueden afectarse, pero las que sobreviven se hacen más resistentes y continúan multiplicándose. “Esto implica que cuando haya una infección ocular más grave, habrá que aplicar dosis más altas o buscar antibióticos más potentes en vez de los habituales y ver si la respuesta es favorable”, afirma.
Un problema que aumenta
La resistencia a los antibióticos en Oftalmología va en aumento con los años, en paralelo con el incremento observado en las resistencias en infecciones sistémicas. “La resistencia es el mecanismo que desarrollan los microorganismos para protegerse del efecto de los antibióticos. Estas resistencias pueden aparecer espontáneamente por mutaciones aleatorias o adquirirse de una especie bacteriana a otra. Cuando se usan mal los antibióticos o se abusa de ellos, se están dando más oportunidades a las bacterias para hacerse resistentes a ellos. Es por ello que la OMS, en su Plan global contra las resistencias antibióticas, subraya objetivos estratégicos para un uso racional de los antibióticos”, afirma la doctora.Difíciles de tratar
Uno de los principales problemas es que las infecciones causadas por bacterias resistentes son más difíciles de tratar y requieren dosis más altas de antibióticos o medicamentos alternativos que no siempre existen. “Por ejemplo, una úlcera corneal infecciosa que responda mal al tratamiento antibiótico tópico habitual tiene riesgo de producir una cicatriz permanente que disminuya la visión para siempre. O incluso una perforación del globo ocular. En estos casos, los oftalmólogos también tienen la opción de preparar colirios antimicrobianos fortificados a partir de formulaciones intravenosas, logrando así altas concentraciones en los tejidos oculares”, asegura la Dra. García Sáenz.Resistencias bacterianas
A día de hoy, los profesionales conocen bien los mecanismos de resistencia de las distintas familias de antibióticos. “No obstante, en las infecciones oculares, la evidencia reciente ha correlacionado la aparición de bacterias resistentes en el ojo con el tratamiento antibiótico tópico previo. Existen programas de monitorización específica de las resistencias oculares (como los programas TRUST y ARMOR), que van actualizando los cambios en las resistencias bacterianas para que se puedan hacer mejores elecciones de los antibióticos a emplear”, señala la doctora. La forma de evitarlas es acabando con el abuso o uso indiscriminado de antibióticos, que es lo que más resistencias crea. Mientras que los pacientes deben seguir estrictamente las indicaciones dadas por los oftalmólogos cuando les recetan un antibiótico y no deben rebajar dosis, ni usarlo más días de lo establecido ni automedicarse, “los médicos deben estar al día de los patrones de resistencia antibiótica en su zona geográfica, seguirán los protocolos establecidos para el tratamiento de las infecciones oculares, buscarán alternativas como antisépticos cuando sea posible y procurarán racionalizar la prescripción de antibióticos”. “Si todos nosotros tomamos conciencia, contribuiremos definitivamente a reducir las resistencias antibióticas”, concluye la doctora. Bibliografía recomendada- Asbell P A, Sanfilippo CM, Sahm D F, DeCory H H. Trends in Antibiotic Resistance Among Ocular Microorganisms in the United States From 2009 to 2018. JAMA Ophthalmol. 2020;138(5):439-450.
- Sharma S. Antibiotic resistance in ocular bacterial pathogens. Indian J Med Microbiol. 2011;29(3):218-22.
- Teweldemedhin M, Gebreyesus H, Atsbaha AH, Asgedom SW, Saravanan M. Bacterial profile of ocular infections: a systematic review. BMC Ophthalmol. 2017;17(1):212.
- Thomas R K, Melton R, Asbell PA. Antibiotic resistance among ocular pathogens: current trends from the ARMOR surveillance study (2009-2016). Clin Optom (Auckl). 2019;11:15-26.
- World Health Organization (2015). WHO. «Global action plan on antimicrobial resistance». Available at https://www.who.int/publications/i/item/9789241509763